TLC, conflicto agro-minería y nueva Constitución, entre los desafíos de CCP
Hay quienes sostienen que en estos tiempos de neoliberalismo y globalización los gremios tienen que arriar sus viejas banderas políticas y reorientarse hacia aspectos mucho más pragmáticos y concretos. Sin embargo, no solo en el Perú sino en muchos países de América Latina, estas banderas políticas siguen siendo banderas actuales y vigentes, pues estos problemas están a la base de lo que impide el acceso a derechos fundamentales para los campesinos y pequeños productores.
En los tiempos actuales, la imposición del modelo neoliberal y su nefasta política económica que aplican gobiernos sumisos o serviles como los de Fujimori, Toledo y García, son los que siguen condenando a la pequeña agricultura y las comunidades campesinas al olvido, la exclusión y la pobreza. O lo que es pero, apuntan a destruir totalmente las bases productivas y sociales sobre las que se sustenta la pequeña agricultura familiar y campesina.
Por ello, en el 60 aniversario, nuestra CCP se reafirma: nuestro lema fundamental: “Por la Tierra y el Poder”, siguen estando vigentes; y en función de esa orientación tenemos que seguir fortaleciendo nuestra organización y nuestras bases regionales y locales, para dar curso a los desafíos y retos que nos plantea el neoliberalismo y sus gobiernos serviles.
En este contexto neoliberal, la CCP tiene bastante claros cuales son las cuestiones de fondo que tenemos que afrontar, y que, reiteramos, al hacerlo estamos confrontando política y programáticamente con el neoliberalismo salvaje. Una de ellas es el TLC con los Estados Unidos. No somos de los que creemos que hay que adecuarse a este tratado porque ya no hay nada que hacer. Felizmente el tiempo nos viene dando la razón. Hoy el TLC está entrampado en el Congreso norteamericano y nos corresponde reactivar nuestras luchas para exigir no solo su revisión sino su renegociación en condiciones soberanas para nuestro país y sobre todo para nuestros productores agropecuarios y comunidades campesinas.
Otra cuestión de fondo es el conflicto agro-minería, que deriva del neoliberalismo que nos obliga a aplicar una economía primario exportadora, de materias primas, sobre todo de minerales. La voracidad de las transnacionales mineras se siguen enriqueciendo con el altísimo precio de los minerales, como el oro, la plata o el cobre, que explotan en las regiones más empobrecidas de nuestro país y destruyen nuestros valioso recursos naturales en los que se sustenta nuestra pequeña agricultura.
Y vinculado a este conflicto están dos leyes fundamentales que se debatirán próximamente en el Congreso de la República, como son la Ley de Comunidades Campesinas y la Ley General de Aguas. Y aquí nuestra posición es clara y sin medias tintas: estas leyes tienen que respetar el fundamental derecho al territorio que tienen nuestras comunidades y pueblos rurales, al amparo incluso de convenios y leyes internacionales.
Asumir estos desafíos implica sin embargo, plantearse otra cuestión de fondo: el sustento del modelo neoliberal y que se quiere perpetuar con el TLC, es la actual constitución fujimontesinista que fue hecha a la medida de la voracidad, ansias de poder y se de corrupción de Fujimori y Montesinos.
Por lo tanto, para la CCP la cuestión también es clara: el país requiere un nuevo contrato social, y el instrumento central para ello, es una Asamblea Constituyente que derogue la carta fujimontesinista y dé lugar a una auténtica Constitución que reconozca y respete los derechos de los agricultores, campesinos y trabajadores peruanos; y que rompa con el modelo neoliberal, que por lo demás está en cuestión y siendo derrotado en otros países de América Latina. Ahí están los ejemplos de Bolivia, que ya redacta su nueva Constitución, y Ecuador que acaba de aprobar por referéndum la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
Por lo tanto, tenemos el reto de fortalecer nuestro gremio para afrontar la resolución de estas cuestiones claves que son eminentemente políticas, pues en la medida que ellas se resuelvan tendremos mejores condiciones para aplicar nuestro programa de una política agraria en la que el agro nacional como base para la soberanía alimentaria, con un enfoque integral de cuencas y microcuencas; con inversión pública para mejorar la infraestructura social y productiva, y la investigación tecnológica y científica; crédito y seguro agrario; mejores precios y mercados para nuestros productos.
Asimismo, que se respeten nuestros derechos consuetudinarios sobre nuestro territorio y que se restituyan los derechos de las comunidades campesinas y haya seguridad jurídica a su propiedad comunal; que reconozcan nuestros derechos ciudadanos y que se implemente el Plan Integral de Reparaciones para las decenas de familias campesinas víctimas de la violencia política.
Estas son las cuestiones de fondo que están planteadas y que en este 60 aniversario, nuestra central reafirma su inclaudicable voluntad de seguir luchando hasta conseguirlas. Para ello, necesitamos desplegar nuestros mejores esfuerzos para hacer de la CCP esa fuerza nacional que el campesinado requiere para contribuir a construir el nuevo poder que devuelva la soberanía y la grandeza a nuestra patria, a ese Perú nuevo, dentro de un mundo nuevo, por que lucharon Túpac Amaru, nuestro Amauta José Carlos Mariátegui y nuestro fundador Juan Hipólito Pévez. En este 60 aniversario nuestro lema “Por la tierra y el poder”, seguirá retumbando más fuerte en la conciencia de cientos de miles de campesinos que siguen construyendo la CCP desde sus bases.