Hace siete meses, el presidente García anunció –con bombos y platillos– un \\\"shock de inversiones\\\", herramienta del gran \\\"cambio responsable\\\" que lidera. Pero, a siete meses, lo que los peruanos sentimos es un shock de \\\"coimisiones\\\" con el manejo del gasto público en las compras estatales y la sobrevaluación de éstas: desde los 469 patrulleros sobrevaluados en más de 7 mil dólares cada uno que vendió la empresa chilena Gildemeister, hasta el escándalo de las ambulancias repletas de fallas a semanas de adquiridas –que vendió la misma empresa chilena durante el gobierno de Toledo– y a la que le estaban comprando más, nuevamente.
Desde el sobreprecio del material educativo que compraba el Ministerio de Educación o los 50 portatropas para la Policía –que no eran blindados como lo exigían las bases de la licitación– y costaban encima de S/. 100,000 sobre su precio cada uno, pasando por el tráfico de combustible en las FF.AA. Mas que un huaico de inversiones para servir al país parece un aluvión de \\\"coimisiones\\\" para llenar los bolsillos de amigos, allegados, y hasta de empresas de un país que –como Chile– no reconoce ni siquiera nuestra frontera marítima, nos amenaza y encima se llena los bolsillos con nuestro dinero, mal habido y el gobierno se limita a \\\"renegociar\\\" y ¿tamos parches?
Una vez más, como cuando Fujimori, sale a flote la puntitita de una gran masa de hielo (o de podredumbre) que muestra la podredumbre del viejo Estado, al servicio de los más poderosos y de sus negocios. Un Estado que, aunque García hable de reforma, no cambia. La gente no tiene cómo controlar el manejo del Presupuesto Público, de los impuestos y tasas que pagamos, y que manejan a su antojo los gobiernos locales, regionales y el nacional. Salvo muy contadas excepciones, no se abren canales para ser consultados. Ni siquiera se nos informa en qué se gasta el dinero; y, por supuesto, no tenemos cómo intervenir en la ejecución de compras e inversiones para que no nos den gato por liebre.
Falta una democracia participativa que permita el control sobre las autoridades, como falta transparencia informativa y oportuna de los organismos públicos y resultan escandalosas la ineficacia de los organismos de fiscalización del mismo Estado y las minúsculas sanciones que reciben muchos de los que roban al Estado. ¿No están libres gente como Venero o ministros como Camet y Boloña? ¿No estamos viendo las ridículas penas que reciben ministros y jefes del fujimorismo por los miles de millones que robaron en ese período? ¿No han exculpado a los ministros que pagaron 15 millones de dólares –en efectivo– a Montesinos por su \\\"CTS\\\" cuando fugó por primera vez, y uno de ellos es hasta presidente de la región Huancavelica hoy? Con razon dicen que somos cortos de memoria.
Pero lo peor es que estos malos manejos no son producto de un verdadero aluvión de inversiones. Y es que no ha habido tal aluvión, según las cifras del propio Estado, a través del informe emitido por el Instituto de Informática y Estadística (INEI) hace unos días. Y es que, entre agosto de 2006, en que García anunció el \\\"shock\\\", y enero de 2007, la inversión estatal fue de S/. 2, 532.9 millones de soles.
Pero ocurre que durante el gobierno de Toledo, un año antes y sin \\\"shock de inversiones\\\" –entre agosto de 2005 y enero de 2006, el Estado invirtió S/. 2,755 millones de soles. Es decir, comparando los siete meses de Toledo y los siete meses de García, García invirtió S/. 221.1 millones de soles menos que Toledo. Así que el huaico no fue de inversiones sino de ratería y de demagogia, según el mismo INEI manejado por el APRA.