Este 29 y 30 de marzo, millones de hombres y mujeres del campo tomaran calles y plazas en movilizaciones masivas en el marco de un Paro Agrario, en rechazo a la firma e imposición de un TLC con los Estados Unidos que constituye una grave amenaza para nuestros agricultores y para el país. Ciertamente, este TLC mal negociado, es la gota que rebalsa el vaso del maltrato y la postergación que el agro ha sufrido durante décadas y demanda el apoyo que siempre se prometió y nunca se le dio. Reviste especial importancia esta jornada porque se da en el marco del proceso electoral del 9 de abril, con los principales candidatos –los favoritos de las encuestadoras- por supuesto multiplicando sus ofertas y halagos al agro peruano (“Sierra Exportadora”, “Plan para Reactivación del Agro”, etc.) , pero sin compromisos firmes y claros de no dar pase a u n TLC que recorta sustancialmente nuestra soberanía, nuestra posibilidad de reorientar la política económica para generar recursos para apoyar el agro y la pequeña y micro empresa, y que sometería a la mayoría absoluta de los agricultores peruanos a terribles condiciones de una competencia desleal con los norteamericanos.
Campesinos y productores toman la vía de la acción directa porque no creen en las ofertas electorales; demagogia sin medidas efectivas. El agro conoce en exceso del engaño y la traición. Cinco años de Toledismo no han mejorado su situación: siempre excluido y postergado en el Presupuesto Nacional, sin crédito promocional, financiamiento ni inversiones suficientes; sin Seguro Agrario; sin capacitación ni apoyo técnico, sobreviviendo por su cuenta. La fanfarria con que el Gobierno celebra el auge de la agro exportación no puede ocultar el hecho de que este auge se ha debido casi exclusivamente a la actividad privada, pues el Estado poco o nada aportó salvo un ATPDEA para compensar el tema de la coca que nunca benefició a ese sector, y con trabajadores casi sin derechos sociales y con salarios míseros. La agroexportación es en realidad muy reducida pues esta ligada principalmente al cultivo extensivo a cargo de empresas modernas, localizadas mayormente en algunos valles costeños, significando apenas el 7% del producto del sector y empleando apenas el 3% de todas las tierras agrícolas. Así, es una desvergüenza que este Gobierno -que ha incumplido descaradamente los compromisos de la “Carta Verde” y ha traicionado al agro en la negociación del TLC con EE.UU.- pretenda eludir su responsabilidad con el conjunto del agro ocultándose tras el éxito –merecido pero marginal- de una minoría de agroexportadores, mientras nada menos que 8 millones de pequeños y micro propietarios rurales, campesinos, comuneros y sus familias, se debaten entre la pobreza y el abandono.
El agro se va al Paro y la Movilización Nacional, para dejar en claro que no consentirá se le siga ninguneando. No aceptará la competencia desleal norteamericana, pero tampoco la política de patentes que encarezca los agroquímicos, y, menos aún, un capítulo sobre inversiones que impediría la reforma tributaria y la renegociación de los contratos de concesión de nuestros recursos naturales, fuentes centrales para los recursos que puedan apoyar al agro y a la pequeña y micro empresa, así como la crítica situación de la educación y la salud. Se lucha porque sin un sector agrario prospero y desarrollado ningún país puede aspirar al progreso. Por ello, las demandas del agro son las nuestras:
Renegociación de otro TLC que garantice al agro nacional una competencia limpia con las importaciones estadounidenses y no recorte nuestra soberanía tributaria y de definir políticas económicas. Defensa de nuestra Seguridad Alimentaria, promoviendo el mercado interno y la producción nacional. Reactivación del campo peruano mediante un esfuerzo concertado e integral que atienda al productor agrario con financiamiento, capacitación asesoría técnica, comercial y legal. Un Estado que de apoyo a los campesinos en planeamiento, información, apertura de mercados, construcción de redes de productores que permitan negociar mejores precios de venta y de compra de insumos (pesticidas, abonos, maquinaria), y un mejor control de calidad. Incremento de la inversión pública social (escuelas, postas medicas, electrificación, etc.) y productiva (irrigaciones, caminos, centros de acopio, etc.) en el ámbito rural para impulsar el desarrollo regional y local. Mayor y mejor educación rural -llave del desarrollo- para superar el grave problema de los planteles unidocentes y multigrado (donde un solo profesor debe atender a todos los alumnos de distintos niveles entremezclados) mediante el establecimiento de internados rurales, con apoyo alimenticio y de salud. Descentralización de la salud. Una política realista ante el problema de la coca, proponiendo la cooperación y el diálogo con el campesino cocalero.
Esos son también los reclamos de todos nosotros, los sectores políticos progresistas que creemos en el Socialismo, la justicia y la equidad. Por ello, este 29 de marzo estaremos todos al lado del agro.