Entrando a la recta final de las elecciones, la ciudadanía no puede menos que maravillarse ante el espectáculo que ofrecen los principales candidatos, compitiendo ferozmente por ver quien hace las propuestas más progresistas y las declaraciones más populistas, quien aparenta más conciencia social y condena con más fuerza los excesos del neoliberalismo. Este espectáculo asombra. De pronto, las propuestas derechistas desaparecieron. Hace un año, los lideres de los partidos tradicionales sacaban pecho por el neoliberalismo, el libre mercado, la privatización. Ahora estos mismos lideres se alinean con diversas propuestas socialistas. Un año atrás, Alan García y Lourdes Flores se disputaban públicamente el cariño de Kuczynski, “garantía de estabilidad y crecimiento”, según ellos. Ahora, están convertidos en críticos de los abusos del sistema económico actual. De pronto, temas como el fracaso del “chorreo” económico, el derecho de los peruanos a recibir un justo beneficio por la explotación de nuestros recursos naturales, el fortalecimiento de las empresas públicas, o la revisión de los contratos de estabilidad tributaria, ya no son sólo “ideas disparatadas” del Socialismo, sino que son asumidas por diversos sectores.
Ante esto, lo lógico es preguntarse que tanto de convicción y que tanto de oportunismo hay en esa inesperada conversión a ideas Socialistas, cuanto de realidad y cuanto de fanfarria electorera. Las experiencias que los peruanos hemos tenido llaman a la cautela y la desconfianza: políticos tradicionales que cambian de discurso según les va en las encuestas, y caudillos improvisados que convierten en merito la falta de antecedentes. Ya hemos tenido suficientes casos –como Fujimori y Toledo- de candidatos “renovadores” que terminaron convertidos en más de lo mismo.
En este contexto, los candidatos “favoritos” han entrado en un carnaval de promesas de último minuto –destacando una Lourdes Flores que ofrece 650 mil empleos anuales, sin explicar como lo lograra - buscando obtener votos de donde sea y como sea. Cualquier maniobra resulta valida con tal de aumentar el caudal electoral. En lugar de discutirse propuestas serias y coherentes, lo que tenemos es una multiplicación de declaraciones demagógicas e irresponsables. Por ello, resulta más necesario que nunca que las fuerzas políticas progresistas y democráticas hagamos sentir nuestra voz.
Ahora, cuando tenemos a una manada de lobos electorales disfrazados de corderos, cubiertos con las pieles de la justicia social, el nacionalismo, la defensa de los derechos sociales, la recuperación de los recursos naturales, la reivindicación indígena, etc., resulta necesario que quienes representamos al pensamiento y a la acción socialista reiteremos nuestras convicciones y principios, porque el Socialismo no es un artilugio o una invención electoral de última hora, sino que es un movimiento tenaz, una causa persistente, una aspiración de larga data, que ha estado al lado del pueblo por décadas, siempre incansable, buscando un Perú y un mundo mejor.
Por ello, dejamos en claro al país cuales son las verdaderas propuestas del socialismo, cuales son los compromisos que una opción de auténtico cambio ofrece al País:
• Devolverle el Perú a los peruanos, devolverles la esperanza y la dignidad, devolverles el derecho al bienestar y al desarrollo, a vivir vidas plenas y productivas, a ser defendidos y protegidos por un Estado fuerte.
• Desprivatizar al Estado, recuperándolo para los peruanos, para que cumpla con redistribuir riqueza, garantizar derechos, regular mercados y promover un desarrollo armónico.
• Una economía al servicio de la gente, para un crecimiento con empleo digno y equidad, con real redistribución de la riqueza, con inclusión y creación de oportunidades para todos.
• Refundación de la República, instituyendo un nuevo contrato social para una autentica democracia, basada en la libertad, la justicia social y la solidaridad.
• Lucha frontal contra la corrupción, contra la venalidad y la arbitrariedad, sin compromisos ni concesiones.
• Reformar el Estado, reconstruyéndolo sobre la transparencia, la descentralización del poder y la riqueza, y la participación ciudadana.
• Garantizar a todos los peruanos y peruanas sus derechos ciudadanos y sus necesidades esenciales.
• Desarrollo social y lucha contra la pobreza con dignidad e inclusión, que brinde a todos la posibilidad de desarrollar sus capacidades como personas.
• Defensa plena de nuestra soberanía, reafirmando los derechos del Perú sobre nuestro legitimo territorio y nuestros recursos naturales.
• Integración del Perú a América Latina y al mundo, con justicia y preservando nuestros derechos e intereses como Nación.
Esos son nuestros postulados, los postulados del Socialismo, fundamentos de nuestra propuesta para gobernar por un cambio real, con justicia y democracia, que nos devuelva a los peruanos la esperanza y la dignidad que décadas de explotación y exclusión nos han arrebatado. A esa labor nos comprometemos, unidos al pueblo, para hacer realidad el cambio en un proceso sin concesiones ni medias tintas, que refleje y exprese al Socialismo integral, al Socialismo auténtico -no al remedo barato, al jarabe de lengua que ofrecen los politiqueros de siempre- porque como José Carlos Mariátegui proclamó 80 años atrás, el Socialismo peruano no puede ser ni calco ni copia, sino creación heroica.