2006-03-02 00:00:00

La Confederación Campesina del Perú, es un gremio heredero del legado político y social del Amauta José Carlos Mariátegui y de nuestro fundador Juan Hipólito Pévez, y que siempre ha respetado el carácter de Frente Único que ha tenido y seguirá teniendo. Consecuentes con ello, en nuestro seno han confluido diversas posiciones que a través del debate sano, abierto, sereno y profundo han contribuido para avanzar en nuestras propuestas programáticas y políticas y a crecer orgánicamente a nuestro gremio campesino; no en vano, está a punto de cumplir 60 años de existencia.

La historia de la CCP y quienes en ella se han forjado como dirigentes de esta gloriosa central, pueden dar fe de este comportamiento gremial y político, al que nunca se le ha rehuido, pues la tolerancia también ha sido una norma que ha marcado nuestro quehacer gremial y organizativo. El carácter de Frente Único de un gremio clasista como la CCP siempre ha sido y será respetado, por encima y más allá de las coyunturas políticas o electorales que muchas veces son accesorias a la vida institucional de nuestro gremio.

En el nuestro reciente X Congreso Nacional de noviembre del año pasado, como ha sido la historia de nuestros congresos, también confluyeron diferentes enfoques que contribuyeron a enriquecer el debate político y programático. El X Congreso fue un espacio amplio y democrático en el que el campesinado del país pudo expresarse. Y este mismo evento fue expresión de la más amplia unidad del movimiento campesino comunero que se organiza históricamente en un gremio como la CCP, en el que siempre la lucha por el agro y la defensa de las comunidades campesinas ha sido también parte de la lucha política para cambiar las estructuras injustas que han postergado y excluido a este importante sector de la población peruana.

Sin embargo, concluido el Congreso, han surgido voces de algunas bases respetables de nuestro gremio como la FDCC del Cusco, sectores de la FEDECCH de Huancavelica o de las Rondas de Bambamarca, que cuestionaron la elección democrática que se hizo del nuevo Comité Ejecutivo Nacional de la CCP. Tales cuestionamientos fueron atendidos hasta donde fueron razonables por parte del Comité Electoral, que presidió el compañero Andrés Luna Vargas, histórico dirigente de nuestra central. Sin embargo, algunos compañeros dirigentes pretendieron llegar a extremos que eran inaceptables para la mayoría de delegados.

Culminado el Congreso, iniciaron una censurable campaña de desinformación que ha hecho un daño enorme a la CCP, pues faltaban a la verdad. La CCP jamás respondió a esta campaña, pues un debate no puede rebajarse a esos extremos. En una muestra de amplitud, el nuevo CEN se reunió el 10 y 11 de diciembre con los dirigentes de estas bases para resolver las diferencias a través de diálogo y se firmó un acta de conformidad con los acuerdos a los que allí se arribaron.

Sin embargo, pesar de ello persisten actitudes que conspiran contra la unidad que nuestra CCP requiere para poder enfrentar los duros retos que tenemos por delante. La negativa a juramentar por parte de la compañera Marcelina Vargas, elegida como Secretaria General Colegiada en representación de las mujeres campesinas; querer desconocer los acuerdos comprendidos en el acta de diciembre del año pasado, pretender montar espacios orgánicos paralelos a la CCP, son hechos que le hacen un flaco favor a nuestra organización campesina.

A todo ello se ha sumado otras actitudes que son francamente preocupantes por venir de un sector de dirigentes de un gremio que siempre ha hecho de la unidad y la solidaridad sus banderas de lucha, como la FDCC del Cusco. En efecto, la sanción aplicada al compañero Esteban Chacón suspendiéndolo por seis de meses de su cargo de Secretario General Colegiado, es una muestra de intolerancia que no se puede aceptar. Y si a ello, sumamos la represalia mezquina que se ha tomado contra el compañero Hugo Blanco Galdós, histórico dirigente del movimiento campesino peruano, al desalojarlo del ambiente que ocupaba en el local gremial de la FDCC, estamos entonces ante una conducta que está muy lejos de la renovación gremial que vienen pregonando los dirigentes de la FDCC que han avalado este atropello.

Los compañeros dirigentes de la FDCC, a quienes valoramos por sus valiosas experiencias productivas y organizativas que vienen impulsando en el Cusco, están borrando con el codo la esencia de la democracia participativa que afirman estar construyendo. No se construye maltratando y desconociendo el aporte histórico de líderes de la talla del compañero Hugo Blanco, quien por lo demás es uno de los fundadores de la FDCC y nombrado en su último Congreso Departamental, como su Presidente Honorario.

Por ello, desde la dirección nacional de la CCP, invocamos a dejar de lado este tipo de actitudes, seguramente influidas por la campaña electoral y las legítimas ambiciones políticas de algunos compañeros que postulan a cargos públicos. Como dijimos al inicio, las coyunturas electorales son eso: coyunturas que pasan, y la unidad de la CCP está por encima de ellas. Los enemigos de la CCP y del movimiento campesino son otros y son poderosos. Son el modelo económico neoliberal, son las transnacionales mineras que destruyen los recursos naturales, profundizan la pobreza y no pagan impuestos, es el TLC y los poderes económicos que quieren apoderarse de la tierra y el agua. Hacia cómo enfrentarlos y derrotarlos deben orientarse los esfuerzos de la CCP y sus bases en todo el país, y para ello necesitamos fortalecer nuestro gremio y defender nuestra institucionalidad.