Durante los días 22, 23 y 24 de noviembre, Confederación Campesina del Perú, nuestra gloriosa CCP, tiene una cita histórica: el X Congreso Nacional, evento que está llamado a constituir uno de los eventos más importantes del movimiento campesino nacional que se organiza bajo nuestras invictas banderas.
Este X Congreso se realizará en un contexto particularmente complejo no solo para el país sino para la sociedad rural y particularmente para las comunidades campesinas y pequeños productores, cuyos derechos reivindica la CCP. De allí la importancia histórica que reviste y la expectativa que ha marcado en nuestras organizaciones de base.
En 1999, cuando realizamos el IX Congreso, nuestra organización campesina se planteó como uno de sus objetivos políticos centrales, fortalecer la lucha contra la corrupta dictadura fujimontesinista y contribuir a derribar a la mafia que había conducido al país a uno de sus más aciagos capítulos de su historia republicana. Nuestra contribución a la forja de la Marcha de los Cuatro Suyos, que marcó el inicio del derrumbe de Fujimori, Montesinos y sus secuaces, fue decisiva, pues la CCP fue una de las principales organizaciones que movilizó sus bases de todo el país para frenar el inconstitucional tercer periodo de gobierno del hoy prófugo japonés.
Hoy, ad portas de terminar el año 2005, la CCP convoca a su congreso nacional teniendo por delante nuevos y decisivos retos, en un contexto en el que el régimen de Toledo ha profundizado su política neoliberal, trata por todos los medios de conducir al país a la firma de un nefasto Tratado de Libre Comercio, TLC, con los Estados Unidos; y cuando estamos entrando a la recta final de una nueva campaña electoral en la que las fuerzas neoliberales y conservadoras se postulan como los continuadores de las políticas neoliberales. Pero es importante destacar también, que pese a que el movimiento social aún no está lo suficientemente consolidado y carece de una orientación y representación política, se han producido importantes hechos políticos, como el reciente referéndum, que expresan el sentir de los pueblos del Perú profundo y su rechazo a las políticas neoliberales y a la centralización que profundiza la pobreza y la exclusión.
Es en este contexto que se realiza nuestro X Congreso Nacional, en el que nuestra central campesina deberá debatir y aprobar sus nuevas orientaciones que la lleven a lograr sus principales objetivos estratégicos. Uno de los más importantes, como logramos un posicionamiento de la CCP en el escenario nacional, regional y local para concretar nuestras propuestas programáticas y resolver una serie de cuestiones que están a la base de la crisis del agro nacional, como el conflicto con la gran minería, la defensa de la producción nacional para garantizar la soberanía alimentaria, la lucha contra el TLC y la reafirmación de una auténtica integración de los pueblos, la defensa de los derechos de las comunidades campesinas sobre su tierra y territorio, y dentro de ellos, el agua, entre otros.
Este posicionamiento debe estar ligado por lo tanto, al logro de otro objetivo estratégico que debe surgir del congreso: la construcción de la Agenda Agraria Andina, que debe constituir uno de nuestros principales instrumentos que sintetice nuestras propuestas, así como las nuevas formas de lucha y las alianzas que debemos forjar para salvar el agro nacional y sobre todo hacer respetar los derechos de nuestras comunidades campesinas y pequeños productores.
Pero este congreso también será el espacio que nos ayude a definir los lineamientos que nos permita consolidar nuestro gremio y dotarlo de la capacidad de construir el nuevo poder y el nuevo gobierno que sea capaz de refundar la nación peruana, de recuperar su soberanía, reubicarnos como uno de los soportes de la nueva integración andina y latinoamericana, y por lo tanto, implementar las políticas que nos lleven a derrotar pobreza, impulsar el desarrollo de las regiones, el agro nacional, y las comunidades campesinas, y construir un país más justo y equitativo, es decir, una Patria para todos los peruanos y peruanas.
Lograr estos objetivos requiere por lo tanto, que el congreso sea también el espacio que nos permita seguir consolidando una férrea unidad del movimiento campesino organizado en la CCP, desde sus bases hasta su dirección y con capacidad de convocar y ser artífices de la unidad con otros gremios hermanos agrarios y campesinos para defender nuestros derechos como productores y ciudadanos, en una patria nueva, en un Perú nuevo, dentro de un mundo nuevo como lo planteara nuestro Amauta José Carlos Mariátegui.
Lo avanzado por nuestra central en los últimos años, en la recuperación de su caudal organizativo así como en la capacidad de propuesta frente a los grandes problemas del agro nacional, complementado con nuestro potencial de movilización y lucha –sin dejar de reconocer las dificultades y limitaciones que las tenemos- nos permite afirmar que estamos en condiciones lograr un exitoso X Congreso Nacional que constituya el crisol del que surja una CCP consolidada en sus propuestas y en su capacidad organizativa y de lucha para afrontar los grandes retos que el momento histórico del país nos plantea.