Para el Gobierno y la derecha, del agro sólo interesa y preocupa el sector “moderno”. Multiplican sus declaraciones sobre como fomentar las actividades de las grandes empresas de agroexportación –lo cual, ciertamente, es necesario- pero poco o nada dicen sobre como proteger y fortalecer al agro “tradicional”, carente de recursos y de apoyo.
El crecimiento del sector agrario durante el gobierno de Toledo está muy rezagado respecto al crecimiento general de la economía. Entre el 2001 y el 2004 el PBI agropecuario creció -en términos reales- en apenas 7.5%, mientras en el mismo periodo, el PBI general creció el doble (15%). Esto es aun más grave, si consideramos que mucho del crecimiento agrario se concentró en el sector “moderno”, ligado a las empresas de agroexportación en la costa, mientras el sector “tradicional” -mayormente andino, ligado a las familias y comunidades campesinas- continuó en la postración y el abandono.
Esta visión segada del desarrollo agrario, es profundamente injusta e irracional pues es absurdo creer que la economía peruana podrá crecer de forma sustancial y estable mientras se mantiene marginado al agro “tradicional” que abarca a la inmensa mayoría de la población rural. ¿Qué modelo de “desarrollo” agrario puede ofrecer la derecha, si se ignoran los problemas y necesidades del agro “tradicional”? Estamos hablando de 7 millones de peruanos que no pueden ser excluidos del desarrollo.
Según el gobierno Toledista –con su “firmo si o si” el TLC- el 2006 debería aprobarse el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que tendrá un severo impacto sobre nuestra agricultura. Estados Unidos ha sido irreductible en que mantendrá generosísimos subsidios a sus agricultores, que podrán inundar nuestros mercados con productos artificialmente abaratados. ¿Qué hacer ante esta competencia desleal?
El interés del agro nacional requiere una negociación firme del TLC, que defienda nuestros derechos, pero también requiere que el Estado establezca planes extensivos de asistencia, de apoyo técnico y crediticio, de nuevos mercados, para compensar a los campesinos afectados por el TLC, ofreciéndoles alternativas y apoyo con su modernización y reconversión productiva. Sin embargo, esto no será así. Se mantiene la indiferencia y despreocupación del Gobierno respecto al agro. Así, el Proyecto de Presupuesto 2006 del Poder Ejecutivo, no incrementa sustancialmente los fondos para el sector agrario, asignándole apenas 3.4% del gasto público, unos S/. 1,081 millones.
El agro no puede seguir viviendo de promesas. El 2006 no puede ser otro año más donde el campesino siga siendo el convidado de piedra. Urge establecer un Plan de Emergencia integral -con recursos adecuados- que encare las enormes carencias y problemas del sector, buscando un desarrollo equilibrado, donde el campesino y la comunidad tradicional reciban el apoyo que merecen. El Gobierno no esta dispuesto a asumir esa responsabilidad. Por lo tanto, es a la oposición auténtica a quien nos corresponde asumirla y sacarla adelante, y, ciertamente, ofrecer una alternativa de gobierno al Perú.
2005-09-11 00:00:00