La diversidad y la esperanza desbordó Porto Alegre en el V FSM

2005-03-12 00:00:00

El Foro Social Mundial (FSM), aquella portentosa creación colectiva que encarna la esperanza de pobres de los pueblos del mundo, volvió de nuevo a Porto Alegre (Brasil), renovado en quinta edición, con nuevos bríos y con una multitudinaria participación. Esta emblemática ciudad “gaucha”, volvió a ser desbordada por la diversidad, el pluralismo, el entusiasmo y la esperanza de que Otro Mundo es Posible y necesario, tal como fue la expresión manifiesta de las más de 150 mil personas que marcharon el miércoles 26 de enero por las calles de Porto Alegre, dando inicio al evento político más importante del siglo XXI.

El V FSM que esta vez se concentró a las orillas del río Guaíba, volvió a poner en la picota a la guerra y la militarización imperialista contra los pueblos del mundo, los tratados de libre comercio y la globalización excluyente y sus engendros como el FMI, el BM y la OMC; a la deuda externa, y al hambre y la miseria que el neoliberalismo produce cada día. Y al mismo tiempo, permitió a las miles de organizaciones sociales, campesinas e indígenas, jóvenes, mujeres, trabajadores entre otras, discutir y reflexionar sus estrategias, para convertir en acción y lucha directa, la voluntad y toda la fuerza que se congregó en Porto Alegre.

Y esta lucha tiene que fortalecerse en todo el mundo para conquistar la paz y la justicia, por la soberanía de los pueblos, la defensa de la soberanía alimentaria, la reforma agraria y la agricultura familiar y campesina, por los derechos de las mujeres y los migrantes; así como por la defensa de las experiencias políticas de los pueblos hermanos como Venezuela, Cuba, Palestina e Irak que se enfrentan a las agresiones del imperialismo norteamericano.

Una marcha inaugural multitudinaria

Un interminable mar de banderas, al son de consignas y de música diversas y otras manifestaciones pusieron el marco festivo de esta inmensa movilización que dio inicio al FSM y puso una vez en cuestión la globalización excluyente, la guerra, el hambre y el peligro de la destrucción del planeta, que encarnan el capitalismo neoliberal.

La marcha fue también la expresión de los movimientos sociales, de sus propósitos, deseos y fuerzas que se movieron bajo una palabra que caló hondo en cada uno de los corazones de todos, sin importar edad, etnia, grupo social o diferencia de cualquier índole: la solidaridad. “Esta marcha es la mejor forma de transmitir a la sociedad nuestro mensaje de que otro mundo es posible, con más derechos sociales, con más justicia e igualdad, con esos derechos que nos niega la sociedad capitalista”, como lo destacó Noemí Margarida Grestha, dirigenta del Movimiento de Mujeres Campesinas de Brasil.

Los jóvenes, varones y mujeres no solo fueron un componente importante de la movilización sino que inyectaron esa dosis de energía y vehemencia; no solo para rechazar y repudiar con sus carteles a “Bush, el primer terrorista del mundo”, sino para rememorar a Bolívar, al “Che” y otros tantos luchadores sociales y héroes populares.

La Coordinadora de Organizaciones del Campo, CLOC y Vía Campesina, como lo ha estado en otras grandes movilizaciones, también fue protagonista de esta manifestación de lucha. Por la solidaridad de los pueblos campesinos e indígenas y la defensa de la tierra diversos hombres, mujeres y jóvenes rurales de diversos países alzaban sus voces para comunicar a la población que la lucha campesina camina por América Latina y el mundo entero. Como lo señaló Juan Tiney, secretario operativo de CLOC, “los campesinos e indígenas expresaron la defensa de la bíodiversidad, del agua, de las semillas, de la vida; la marcha también reflejó la identificación y el reconocimiento de lo valioso que es la lucha campesina”.

En fin, fueron más de tres horas de una nueva lección de unidad y solidaridad; de esperanza y entusiasmo. 50 mil, 100 mil, hasta 200 mil personas en la marcha eran los cálculos que se hacían; no importa cuántos fueron. Lo que importa es que simbolizaron la esperanza de millones y millones de todo el mundo. Lo que importa es que siguen creciendo, que son cada vez más, que son esa gran opinión pública internacional que se expresa y se moviliza. Que son esa nueva “superpotencia mundial”, como la calificara hace poco el editorial de un diario norteamericano, y que son capaces de cambiar el mundo.