En VIII Conveagro, organizaciones agrarias y campesinas exigen:
Durante los días 2 y 3 de setiembre del presente año, se realizó en Lima, la VIII Convención Nacional de CONVEAGRO, denominado “Por la Reactivación del Agro y un Tratado de Libre Comercio Justo”. Como es evidente, el plato fuerte de fondo el debate en torno a las negociaciones que los gobiernos del Perú y Estados Unidos –junto con Ecuador y Colombia- llevan adelante para la firma de un TLC. De igual manera, en este cónclave se hizo un balance del agro nacional y los alcances del llamado Plan de Relanzamiento Agrario y de la “Carta Verde”, que diversas organizaciones agrarias firmaron con el gobierno a inicios de año. La CCP, como integrante de Conveagro participó en esta reunión, en la que dejó sentada su posición respecto a los principales temas de debate y que resumimos en las siguientes líneas de balance del VIII Conveagro.
Un ministro que nunca se presentó y otro que de huyó al debate
En tanto la firma del TLC con los EEUU y la reactivación del agro nacional, eran los temas central del VIII Conveagro, la expectativa de los más de 400 delegados de las organizaciones agrarias y campesinas de diversas partes del país, estaba centrada en la participación de dos ministros de Estado que tenían que ver directamente con los asuntos en cuestión. Uno era, quien en los últimos meses viene siendo presentado por los diversos medios de comunicación como una especie de “ministro estrella” del gobierno toledista y prominente impulsor del TLC, Alfredo Ferrero; y el otro, naturalmente, quien hacía una especie de segundo debut frente a Conveagro, el ministro de Agricultura, Alvaro Quijandría.
Previo al discurso inaugural del presidente de Conveagro, Luis Zúñiga Rosas, ya era un hecho el rumor que corría entre los delegados y que se referían a la ausencia de por lo menos un ministro de los dos invitados. En efecto, el tan publicitado portaestandarte y mentor de la firma del TLC con los EEUU, el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Alfredo Ferrero, simplemente brillaba por su ausencia. Luis Zúñiga, por supuesto, no dejó de lamentar este desplante y se sumó a las duras críticas que emergieron desde la casi totalidad de los delegados.
El ministro que aparece casi en todos los medios de comunicación tratando de convencer a los peruanos de las supuestas bondades del TLC, el mismo que no se cansa de decir que con este tratado el Perú está ingresando por la ancha puerta del desarrollo, el que no se cansa de recibir halagos de los sectores neoliberales y conservadores por la forma como viene manejando las negociaciones; este señor, pues fue incapaz de ponerse al frente de los representantes del agro nacional para explicar tantas bondades; y seguramente presumiendo que aquí no iba a encontrar los halagos que recibe en otros predios, optó no solo por no asistir, sino que fue incapaz de enviar a algún representante de su portafolio. Por supuesto, que este hecho mereció la más contundente censura por parte de los participantes en este VIII Conveagro.
Y si bien Ferrero prefirió la ausencia, su colega de Agricultura Alvaro Quijandría, sí asistió a la cita con los productores del agro nacional, para fundamentar lo que considera los avances de tres años de trabajo para desarrollar el agro, en el marco del llamado Plan de relanzamiento agrario y la famosa “Carta Verde” firmada en febrero del presente año con diversos gremios agrarios, entre los que no estuvo la CCP.
Tras afirmar que hay un crecimiento en el sector, una recuperación de los precios al productor, que se han incrementado las agroexportaciones, que se han incrementado los fondos del Agrobanco y que se ha reducido la dependencia alimentaria; y anunciar luego siete medida para consolidar estos avances, el ministro Quijandría, dijo que tenía otros compromisos y también se retiró de la reunión.
Tampoco fue capaz de quedarse a escuchar los argumentos de los productores agrarios y campesinos que tenían demasiados argumentos para desmentir tan optimista visión del agro nacional que Quijandría maneja desde su despacho del ministerio y que no le permite ver que los problemas del sector agrario no se restringen solo a la costa sino que hay cientos de miles de pequeños productores y campesinos en la sierra y en la selva, a los que el ministro le es más cómodo excluirlos. Por su puesto, que la justa reacción de los delegados al VIII Conveagro fue aprobar una dura crítica al ingeniero Alvaro Quijandría por abandonar la reunión y no recoger, no lo que le dicen las estadísticas de sus asesores, sino lo que viven a diario en el campo los mismos productores.
El balance del agro en el 2004
Tras escuchar las intervenciones del ministro Quijandría y del propio presidente del Conveagro, Luis Zúñiga, era evidente la poca o escasa sintonía con la mayoría de los delegados participantes. En efecto, en diferentes intervenciones, estos expresaron su disposición crítica tanto al plan de relanzamiento y como a la propia Carta Verde. Los delegados de la CCP señalaron con absoluta claridad que estos documentos, lejos de atender las verdaderas demandas del campo, apenas fueron instrumentos de uso político para el gobierno y que de poco o nada han servido para formular las políticas alternativas que el agro necesita.
Al respecto, la CCP presentó ante el VIII Conveagro y de manera documentada su propio balance del agro nacional para el 2004, año que se inicia con la reducción de los aranceles para el trigo del 25 al 17%, continuando así con la desprotección a la cual somete al agro el modelo neoliberal. A ello se sumó luego la firma de la Plataforma de Consenso con los gremios agrarios, en la que se deja de lado la exigencia de modificar la política económica vigente –que levanta la plataforma del CUNGA-, así como las demandas de los pequeños productores principalmente de la sierra, costa y selva que en conjunto constituyen el 84% del total que hay en el país.
La posterior firma de la Carta Verde, en la que apenas se puede destacar el numeral 9, sobre la defensa de la producción nacional; y el Plan de Relanzamiento Agrario 2004-2006, terminaron siendo la repetición de las políticas que se implementaron durante la dictadura Fujimorista y que fundamentalmente favorecen a pequeños sectores agroexportadores y algunos de los medianos productores, que se ubican principalmente en la costa. A ello hay que sumar el hecho reconocido por el propio Banco Central de Reserva, de que en el 2003 se había producido la inversión pública más baja de los últimos 30 años y que apenas llegó a 1.7% del PBI.
Mientras tanto, conforme avanzaba el año, se tomaba plena conciencia de que el agro era afectado por un cuadro generalizado de sequía que no solo afectará la producción del año 2004 sino que se extendería al 2005. Todo ello, mientras se iniciaban las negociaciones para el TLC y en diversas partes del país como Piura, Cajamarca, Ilave y productores cocaleros, se daban importantes movimientos agrarios y campesinos en defensa de sus recursos naturales ante la agresión de las empresas mineras y por demandas democráticas frente a la corrupción. Un hecho que hay que destacar es el paro nacional del 14 de julio que tuvo una importante participación campesina.
En este sucinto recuento, no se puede dejar de mencionar el mensaje de Toledo del 28 de julio, que para la mayoría de los analistas agrarios, ha tenido escasa trascendencia con relación a la solución de los verdaderos problemas que tiene el agro peruano. El gobierno, no ha podido mostrar verdaderos resultados que indiquen que las políticas macroeconómicas y agrarias que implementa, están revirtiendo la gran crisis que vive la agricultura peruana.
Incluso, presentó indicadores que no corresponden a la verdad, como es el caso de la disminución de la pobreza en el país. Por ello, no dejó de llamar la atención - hasta sorprendió a propios y extraños - cuando el presidente Toledo afirmo que durante su gobierno (tres años), la pobreza disminuyó en el conjunto del país, así como en los ámbitos urbanos y rurales. Como dice la editorial de la revista Agro Noticias (Nº 292): “No pasaron ni minutos y los conocedores de la materia empezaron a desbaratar tal aseveración, hasta pulverizarla en los días subsiguientes”.
Luego de esta breve lectura del escenario, es importante examinar la dimensión real de los problemas por los que atraviesa la agricultura peruana, empezando por la sequía prolongada que soporta el agro y que afectará producción en el 2005, frente a lo cual el Presidente anunció la entrega de apenas 15 millones de soles que son a todas luces insuficientes, frente a la demanda de las principales federaciones campesinas del centro y sur andino que exigen la declaratoria de la emergencia agraria. Por efecto de la sequía y la persistencia de una política económica neoliberal, el agro enfrenta ya una recesión en el presente año; y de acuerdo a las cifras del INEI, en los primeros siete meses del año, el PBI agropecuario registra una caída de -2-3% con respecto a los mismos meses del año pasado.
A estos problemas hay que agregar la escasa o casi nula inversión pública para la transformación productiva del agro y en particular de la pequeña agricultura, que en el 2004 fue de 805 millones (1.3% del PBI), de lo que apenas el 15% se destina al agro, lo que resulta insignificante para resolver los problemas del sector. A ello hay que agregar el incesante incremento de las importaciones, que es uno de los factores que impide la rentabilidad del agro nacional así como el incremento de los ingresos de los productores, como producto de los bajos precios de los productos agropecuarios; situación que se agrava mucho más si se toma en cuenta que no hay financiamiento para los pequeños agricultores y las comunidades campesinas y la promesa del gobierno de triplicar el capital de Agrobanco hasta 357 millones de soles no se ha cumplido.
Si a todos estos problemas se agrega la persistente inestabilidad jurídica de la tierra y el territorio comunal así como los crecientes conflictos entre las comunidades y rondas campesinas frente a las empresas trasnacionales mineras, se tiene que concluir que la crisis del agro no solo sigue irresuelta sino que se ha profundizado, y por lo tanto, la pobreza en el campo sigue extendiéndose; situación muy diferente a la que pretenden mostrarnos interesadamente el gobierno, el ministro de Agricultura Quijandría y los voceros del neoliberalismo.
Importantes gremios de Conveagro exigen suspensión de negociaciones del TLC
Desde que en el mes de mayo se inician las negociaciones del TLC con EEUU, el Presidente Toledo anunció que el tratado se firmaba “sí o sí”; en tanto que el ministro de Comercio Exterior Alfredo Ferrero, salió a decir, frente a los cuestionamientos de las organizaciones agrarias que “por 30 productos agropecuarios no se va dejar de firmar el TLC”. Es en este contexto que el VIII Conveagro debatió el TLC y como ya se ha dicho, Ferrero fue incapaz de acudir a debatir tales afirmaciones.
En el debate importantes gremios cuestionaron los argumentos que se dan desde el gobierno y otros sectores, de que el TLC va a favorecer al desarrollo agrario. En el caso de la CCP, hemos remarcado más de una vez el ejemplo del TLCAN, que ha significado la ruina de los campesinos mexicanos. Por otro lado, hay que señalar que a pesar que el propio gobierno tampoco ha cumplido con el compromiso expresado en el numeral 9 de la Carta Verde, que señala la necesidad perentoria de corregir las distorsiones que generan los precios internacionales subsidiados y tampoco ha tomado las medidas concretas correctivas para defender la producción nacional.
De otro lado, los negociadores gubernamentales, sólo se han abocado a tratar de consolidar las concesiones que EEUU otorga a través del APTDEA, aceptando con suma facilidad las llamadas canastas de desgravación, que significa la renuncia a un manejo soberano de nuestra política de aranceles para defender la producción nacional. Mientras tanto, los negociadores norteamericanos pretenden mantener vigentes y no disminuir ni eliminar lo que ellos llaman “ayudas internas” que no son otra cosa que los millonarios subsidios a su agricultura.
Por estas y otras consideraciones, importantes organizaciones de Conveagro, plantearon la necesidad de que el gobierno peruano suspenda las negociaciones en los temas referidos al agro hasta que no se modifiquen las condiciones en que se llevan a cabo. Al mismo tiempo, se demanda que el congreso dicte una norma que resuelva un marco directivo preciso y concreto dentro del cual se plantee un TLC justo. De igual manera, los gremios expresaron su decisión de movilizarse para evitar que se imponga un TLC en el que los términos sean contrarios a los intereses del agro nacional.
Al mismo tiempo, estas organizaciones plantearon desarrollar una intensa campaña de difusión, educación y capacitación en las bases de todo el país, sobre los grandes riesgos que para la agricultura peruana conlleva el TLC en caso de firmase bajo las condiciones que imponen el gobierno de los EEUU; de esa manera, los productores agrarios y campesinos deberán ser consultados democráticamente para que expresen su opinión.
Hay que remarcar que al cierre de esta edición, el Comité Directivo de Conveagro, aún estaba por publicar el pronunciamiento final con las conclusiones de este evento, quizás uno de los más representativos del agro nacional. Además de los aspectos más importantes que se han señalado, hay que destacar la actitud de importantes sectores de delegados que demandaron cambios profundos en la política económica y en la política agraria del gobierno; actitud con la que incluso emplazaron a los propios dirigentes de Conveagro a adoptar acciones más firmes en defensa del agro nacional.
Es importante destacar esto último, sobre todo en momentos en que desde la pequeña producción se vienen haciendo grandes esfuerzos por constituir los Conveagros regionales, como es el caso de Puno, en el que la Federación Departamental de Campesinos de Puno, FDCP y otros gremios de pequeños productores y campesinos asumen el protagonismo; y durante los días 18 y 19 de octubre convocarán al Conveagro Regional Puno. En esta línea de construcción de Conveagro desde las bases –al igual que debe suceder con el CUNGA- es importante destacar no sólo el rol que viene jugando la CCP sino también otros gremios hermanos como la CNA, los comités de productores de algodón, maíz, arroz, ganaderos entre otros.