Este domingo 15 de agosto, se producirá en la Patria de Bolívar, Venezuela, un hecho político inédito en la historia política de América Latina: el referéndum revocatorio del mandato del Presidente Hugo Chávez Frías. Nunca antes hasta ahora, presidente de país alguno de nuestro hemisferio, su sometió al arbitraje popular para que las mayorías de la población decidan si continúa gobernando.
Pues bien, los grandes medios de comunicación –sobre todo los consorcios de de la televisión- nos han dicho muy poco o casi nada de la trascendencia de este hecho histórico. Por ello, es importante echar una mirada más profunda sobre aspectos que no se ha dicho sobre este referéndum y lo que está en juego en este hermano país.
A diferencia de Toledo que gobierna con un magro menos del 10 por ciento de aprobación, Hugo Chávez, cuenta con un importante apoyo popular que fácilmente supera el 45%, si es que no es más. Y eso que está en el gobierno desde que el 6 de diciembre del 98 (con 56.24% de los votos), ganara sus primeras elecciones; y luego las ratificara, el 30 de julio del 2000 (con 59.5%). De manera, no estamos refiriéndonos a un presidente huérfano de apoyo popular.
A diferencia de Fujimori o Toledo, que llegaron al gobierno con promesas que una vez en el poder dejaron de lado y se inclinaron ante los mandatos del FMI y del modelo neoliberal, Chávez es un mandatario que está cumpliendo con el programa y las promesas con la que llegó al gobierno. Allí están sus programas sociales o “misiones”, como las llama, orientados a combatir el analfabetismo, brindar servicios de salud a los más pobres, la reforma agraria, apoyo a la cultura y a promover la educación superior y universitaria, por mencionar algunos de sus logros. Por tanto, estamos hablando de un Presidente que no ha traicionado al pueblo que lo eligió.
A diferencia de García, Fujimori y Toledo, cuyos gobiernos han hecho de la corrupción su estandarte, al gobierno de Chávez difícilmente se le pueda acusar de corrupto; de serlo, la oposición que tiene en sus manos la televisión, la radio y la mayoría de los grandes periódicos, hace buen rato lo hubiera pulverizado en la campaña por el referéndum.
Pero hay otras cosas que casi no se dice en la gran prensa escrita y televisada. Qué sectores sociales apoyan a Chávez y cuáles quieren sacarlo del poder?. Los que hemos tenido la suerte de conocer de cerca algo del proceso bolivariano hemos podido constatar que este apoyo viene precisamente de aquellos sectores populares empobrecidos, excluidos y marginados por los partidos que cogobernaron Venezuela en las últimas décadas. Demás está decir, entonces que son principalmente la burguesía y las clases altas las que quieren tumbar a Chávez.
Sin embargo, hay otras cosas más de fondo del proceso de las que poco dicen los grandes medios. La descarada ingerencia del gobierno norteamericano, que apoya abiertamente a la oposición, de la misma manera en que apoyó el intento golpista del 11 de abril del 2002 y que solo duró 48 horas, pues la movilización popular repuso a Chávez en el poder, como nunca antes ha ocurrido en los tantos golpes de estado que ha promovido en América Latina, EEUU a través de la CÍA.
Muy poco se dice también sobre las características del modelo de desarrollo en marcha en Venezuela. A diferencia de la gran mayoría de presidentes de América Latina que se someten a los mandatos del FMI, en ese país se ejecuta un modelo de economía social integrada, muy diferente a la economía salvaje del libre mercado, que acrecienta la pobreza de las mayorías y concentra la riqueza en poquísimas manos.
Entonces, cómo entender este referéndum revocatorio contra un Presidente, que cuenta con vasto apoyo popular, que no traiciona sus promesas electorales, que no está acusado de corrupción, que no controla los grandes medios de comunicación, que no se somete al FMI y a los designios del gobierno y las políticas imperialistas norteamericanas?.
La respuesta a estas interrogantes tenemos que buscarlas y las encontraremos, analizando las otras cuestiones, más allá de la continuidad de un presidente que busque culminar su mandato a como dé lugar. Lo que está en juego es el derecho de un pueblo a ejercer su derecho soberano a ser protagonista en labrar su propio destino, sin someterse a los designios de una abusiva superpotencia. Lo que está en juego es el derecho de un pueblo a implementar un modelo de desarrollo y una política económica, distinta y alternativa al modelo neoliberal y a una globalización excluyente, que se pretende imponer como único destino de los pueblos del mundo.
Lo que está en juego es la viabilidad de un pueblo y un gobierno que no se someten al salvajismo del libre comercio, que rechaza el ALCA y los TLCs; y que promueve alternativas como el ALBA (Alternativa Bolivariana de América), que busca una verdadera integración de los pueblos latinoamericanos; que defienden sus recursos naturales y se resisten a entregar sus riquezas petroleras a la voracidad de las grandes empresas transnacionales; que promueven sistemas de comercio justo entre los pueblos como lo hacen con Cuba y otros países de América Latina con sus exportaciones de petróleo; que aplican reformas sociales que están a contracorriente de las privatizaciones de los bienes y servicios públicos, como la reforma agraria, programas de salud, educación, trabajo y vivienda para favorecer a inmensos sectores pobres.
En resumen, lo que está en juego el domingo 15 de agosto con este ejercicio de democracia participativa, es la inmensa posibilidad de demostrar a los pueblos de América Latina y el mundo, que sí hay alternativas al neoliberalismo excluyente, salvaje y fundamentalista; que los países y los pueblos sí pueden ejercer su soberanía y defender sus riquezas naturales; que otro mundo y otra América Latina son posibles; y que sí se puede luchar contra aquello que profetizó el Libertador Simón, que: “Los EEUU parecen destinados por la providencia para plagar de miserias a la América, en nombre de la Libertad”.