Ante el clamor popular para que se vaya Toledo:
Este 14 de julio el pueblo peruano hará escuchar de manera conjunta y centralizada su voz, su fuerza y sus propuestas; y abrirá nuevos horizontes para las fuerzas que aspiramos el cambio. Esta medida de lucha unitaria y nacional, es en realidad la síntesis de un vigoroso movimiento social, que se ha gestado en los últimos años y que saliendo de la desarticulación, incidirá de manera decisiva en la actual crisis que vive el país, al entrar de manera abierta y con justo derecho, en la disputa por el rumbo que debe tomar la transición democrática.
Aquí radica la importancia táctica y estratégica el Paro Nacional, pues de su éxito y contundencia, depende que se abra un nuevo escenario en el que se ponga en el centro del debate tres aspectos sustanciales para el futuro político del país.
El primero es el de la gobernabilidad. Este gobierno ya ha llegado a su límite en sus posibilidades de seguir dirigiendo el país, al seguir aplicando un modelo neoliberal, que es la continuidad del fujimorismo, que es incapaz de resolver los problemas del agro, y que cada vez entrega al país a la voracidad de las transnacionales. El paro nacional, por otro lado, pondrá en evidencia el pacto sutil silencioso de aquellas fuerzas como el APRA y Unidad Nacional, que en la práctica sostienen al gobierno de Toledo.
Esta vez, al insurgir un movimiento social con voz propia, puede marcar el inicio de la caída del régimen por el lado de la contundencia de las masas y en claro cuestionamiento a la ingobernabilidad neoliberal que ha llegado a su límite. En ese sentido, están abiertas las condiciones para levantar nuestra propuesta de acumular fuerzas para conquistar un nuevo gobierno con poder, que peruanice al Perú y descentralice el país.
El segundo aspecto en cuestión es la vigencia del modelo económico. Este debate es ineludible no solo de sus impactos negativos en la economía nacional, sino que pone en discusión un tema de fondo como el tipo de relación de nuestra economía con la economía del país más poderoso del planeta, que busca ser impuesto por el gobierno de Bush y Toledo, a través del llamado Tratado de Libre Comercio (TLC).
Un gobierno como el de Toledo que apenas tiene una aprobación que varía entre 5 y 8 por ciento, está incapacitado para llevar adelante las negociaciones de un TLC con los Estados Unidos, en el cual muy pocos tienen algo de ganar pero la gran mayoría de peruanos tenemos mucho por perder, como nos muestra los 14 años que vivimos viviendo las reglas del llamado libre comercio que nos impuso Fujimori, en 1990. El TLC tiene que ser puesto en debate y la mejor manera de que la gente participe es través de un referéndum, tal como vienen planteando la CCP y muchas otras organizaciones.
Y el tercer tema que cobra mayor vigencia con el paro nacional es el de la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Es indudable que la protesta popular pone en salmuera el mamotreto de Constitución de 1993 que fue hecha a la medida del corrupto gobierno fujimontecinista; y con la cual ha convivido Toledo, la derecha y el propio Partido Aprista. El clamor popular que exige la salida de Toledo conlleva también la exigencia de un nuevo régimen político lo que pasa necesariamente por una nueva Constitución, que responda a la actual situación del país y que recupere la noción de soberanía de un país que tiene que ser peruanizado.
En este marco, como movimiento agrario y campesino, se abre un escenario para posesionar las propuestas que surgen desde la pequeña producción agropecuaria, tanto de carácter económico, político y constitucional. Por ello, en este paro nacional del 14 de julio, la CCP reivindica aspectos concretos de su plataforma agraria que levanta también el Comité Nacional Unitario de Gremios Agrarios, CUNGA y que se resumen en los siguientes aspectos:
- La defensa de la tierra y el territorio de las comunidades campesinas, sobre todo frente a la agresión de la voracidad de las transnacionales mineras.
- El incremento de la inversión pública hasta el 25% del Presupuesto General de la República, del cual el 50% debe destinarse al agro para el financiamiento de microcuencas de manera descentralizada.
- Precios justos con mecanismos de garantía de los productos agropecuarios.
- Transformación de Agrobanco en banca de fomento.
- La defensa de la producción nacional a través del aumento de aranceles, manteniendo la franja de precios y la salvaguarda agropecuaria.
Estas son nuestras demandas y por las cuales, la CCP y sus bases estarán en primera fila, el 14 de julio, pues del éxito de esta medida de lucha nacional depende mucho de lo que venga de ahora en adelante; y porque esta protesta nacional debe también ser parte del esfuerzo por empezar a construir las bases para un nuevo gobierno, con poder para resolver los problemas del país y para descentralizar y peruanizar el Perú, como lo demandó el gran Amauta José Carlos Mariátegui.