Los apuros del ministro de Agricultura
Cada vez más huérfano de apoyo y aprobación popular, y angustiado por la caída aluviónica que experimenta semana a semana, mes a mes, Alan García le encargó al ministro de Agricultura Ismael Benavides (o tal vez él se ofreció) la organización de un llamado Encuentro Nacional Agrario, buscando reunir a miles de supuestos campesinos y agricultores para que lo aclamen por sus también supuestos logros en el agro nacional.
También, supuestamente, en este llamado Encuentro Agrario, Alan García haría los anuncios que dejó de hacer en su mensaje en el Congreso de la República por 28 de julio, en el que se olvidó olímpicamente de su programa estrella Sierra Exportadora. Y el ministro banquero encargado de Agricultura, anunciaría también sus portentosos planes para el agro nacional. Pero en realidad, el evento de Acho, fue más bien un desencuentro en el que algunas organizaciones de productores que fueron invitadas aprovecharon para exigir la renuncia del ministro banquero y echarle en cara su ineficacia al frente del Ministerio de Agricultura, MINAG. Seguramente, Ismael Benavides no olvidará tan fácilmente la rechifla que soportó en la Plaza de Toros de Acho, el 2 de agosto, donde pensó cortar rabos y orejas, pero al final casi sale corriendo.
Y eso, que una gran parte de los asistentes en Acho, fueron en realidad trabajadores, empleados y funcionarios de las diferentes entidades que dependen del MINAG; y eso que Benavides tuvo que darles el día libre a todos sus empleados para que acudan al recinto de Acho para que lo aclamen. En efecto, lo que más destacaba en Acho fueron las banderolas de las oficinas de PRONAMACHS, INRENA, INIA, MINAG, que llegaron desde diversas partes del país, como si se tratara de un asueto laboral. Ni siquiera el confuso anuncio de destinar mil millones de dólares en el desarrollo del agro pudo evitar la rechifla. Por ello, tuvo que intervenir el Presidente Alan García para intentar calmar a la audiencia que le había salido más brava que los novillos que protagonizan las corridas de la vieja plaza de Acho.
Como lo han señalado diversos analistas, lo que hubo en Acho, fue más bien una fiesta folklórica –amenizada con orquestas y cantantes como Dina Páucar- de la que no ha resultado absolutamente ningún beneficio concreto para el agro nacional, y sobre todo para la pequeña agricultura. Lo de Acho, ha sido una muestra más de aquello a lo que echan mano los gobernantes demagogos e incapaces: ante la carencia de propuestas claras para el agro, bueno es el circo. Aunque, reiteramos, los asistentes al circo en una buena parte escaparon al control y terminaron con expresando una rechifla que no estaba en el libreto.