La Confederación Campesina del Perú nació luchando contra los gobiernos de los opresores, fundada por dirigentes combativos, ya expertos y con experiencia en la lucha campesina.
En 1958, cuando me vinculé a la CCP, el Secretario General era su fundador, Juan H. Peves. No teníamos local propio, nos reuníamos en un local que nos prestaban en la calle Amazonas.
Cuando el Secretario de Organización (Ernesto Quispe Ledesma, actual asesor jurídico de la Federación Provincial de Campesinos de La Convención) viajó a atender un trabajo de base en Ayacucho, me encargaron que provisionalmente atienda esa secretaría, lo que me sirvió para conocer el trabajo sectores diferentes a la sierra y ceja de selva del Cusco.
Algunas de las principales bases eran los sindicatos de yanaconas de la costa, que eran campesinos sin tierra propia que trabajaban parcelas que les daban los hacendados. A diferencia del colonato servil de la sierra en que los campesinos de hacienda eran siervos que trabajaban para los hacendados, en la costa los yanaconas pagaban con una parte del producto de sus parcelas, lo que les hacía más libres que en la sierra, recuerdo que me trasladaban en tractores.
Otras bases en la costa eran los sindicatos de obreros agrícolas, me tocó estar en la huelga de la hacienda Calera donde vi aguerridas jóvenes en pantalones que a huarak’azos impedían el trabajo de la avionetas fumigadoras.
Las bases de la sierra eran fundamentalmente comunidades campesinas que luchaban contra la usurpación de tierras por las haciendas. Luego comenzaron a organizarse los siervos de las haciendas serranas y de la ceja de selva en La Convención, Cusco.
La rebelión fue primero para disminuir la opresión de los hacendados, después, ante la intransigencia de algunos de ellos, pasó a ser la lucha por la tierra, que luego de acciones colectivas que incluyeron la autodefensa armada, las bases de la CCP lograron derrumbar el sistema de haciendas en los valles semitropicales de La Convención y Yanatile (en esa época Lares) en el Cusco.
Luego en una lucha que tuvo muchos mártires, el campesinado en varios lugares del país emprendió la lucha contra la hacienda, lo que llevó a los militares a tomar el poder con Velasco y extender la Reforma Agraria a todo el país.
La CCP apoyó la liquidación de las haciendas pero mantuvo su independencia dirigiendo las luchas campesinas para acelerar el proceso de reforma agraria y para corregir sus errores, por eso fue perseguida por Velasco que fabricó la Confederación Nacional Agraria como instrumento gubernamental.
Velasco, a quien aplaudimos por la liquidación del sistema de hacienda, no respetó nuestro tesoro cultural que es el “ayllu” o comunidad campesina, creando enormes supuestas cooperativas que no eran tales sino instrumentos de opresión al campesinado por burocracias corruptas.
La CCP encabezó las luchas comuneras contra las SAIS que lograron recuperar grandes extensiones de tierra para las comunidades.
Durante los 20 años de guerra entre Sendero y los gobiernos la CCP sufrió el ataque armado de los gobiernos de Belaúnde, García y Fujimori, por una parte, y por otra el ataque armado de Sendero Luminoso. Ese terrorismo de Estado y el de Sendero llevó al asesinato de muchos dirigentes nuestros, además de desapariciones, prisiones y torturas, con la consecuencia de la desorganización de nuestras bases.
La CCP hizo resistencia a la represión gubernamental y al ataque de Sendero, luego participó activamente en el gran movimiento popular que expulsó a Fujimori.
Es de esas cenizas que se levanta la CCP y hoy lucha en muchos terrenos: La fuerte lucha contra la minería que envenena las aguas y mata la tierra cultivable. La lucha contra el aplastamiento a la agricultura que hacen los gobiernos neoliberales, entre otras cosas con el TLC. La lucha contra autoridades corruptas. El desplazamiento parcial de jueces y policías corruptos por las rondas o comités de autodefensa. La lucha contra el robo de tierras a las comunidades y la lucha contra todo lo que afecte negativamente al campesinado y por todo lo que signifique su progreso.
El mundo podría funcionar, aunque no igual, sin ingenieros, sin abogados, sin médicos, sin policías, sin transportistas. Pero sin campesinos, el mundo moriría de hambre.