2006-09-20 00:00:00

Alan García está jugando solo en la cancha. Y es que resulta evidente que, de momento, no hay oposición o alternativa política que se le ponga al frente. Por un lado, la penosa descomposición y autodestrucción del llamado proyecto nacionalista encarnado en la alianza PNP-UPP que se desgrana día a día, en medio de escándalos de medio pelo e interminables dimes y diretes, que evidencian un nuevo Judas a la vuelta de cada esquina. Parece evaporarse –también de momento- un extraordinario capital social y político popular que apostaba por el cambio y que pareció encontrar un canal de expresión pero no tiene cabeza ni conducción para levantar un programa y una propuesta a partir, siquiera, de encarar a García con sus promesas incumplidas y abandonadas.

Demasiadas debilidades que dejan en claro la falta de brújula y de compromisos claros en un bloque en el que muchos apostaron simplemente a la repartija de puestos y cuotas de poder. Probablemente, sea a partir de los movimientos regionales y de una renovada articulación política que encuentre cauce este anhelo popular. Por otro lado, García parece sólo en la cancha porque gobierna en una impúdica alianza con la derecha empresarial y política, expresión de una "superconvivencia" moderna en el que se comparte el lecho del poder político en un "menage de a trois", con Unidad Nacional y el fujimorismo.

Lo más conocido de la tecnocracia neoliberal recorre todos los vericuetos del poder "aprista": desde Verónica Zavala, Cayetana Aljovin, Mercedes Araos y el poderoso ministro de Economía, el Sr. Carranza, hasta los viceministros de Energía y Minas (vinculados a poderosas y privilegiadas empresas como Doe Run y otras del sector), directores del BCR como el ex ministro fujimorista Chlimper y su amigo Velarde de UN, hasta el célebre nexo entre Dionisio Romero y Montesinos, el hoy buen colaborador en el IPD (aunque antes fuera la prueba de que Lourdes Flores era la candidata de los ricos, según Alan) don Arturo Woodman.

¿Es casual que en el Congreso, el APRA y UN le entreguen la Presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores al abogado de Fujimori, justamente cuando se ventila su extradición en Chile? ¿O que Keiko Fujimori sea Presidenta de la Liga de Amistad Parlamentaria Peruano-Chilena? ¿Y el que el Presidente de la poderosa Comisión de Energía y Minería del Congreso sea el hermano del reo actualmente en proceso en Chile, favorecerá la renegociación de los contratos lesivos al interés del Perú que Alberto Fujimori firmó en beneficio de grandes transnacionales; servirá para establecer el impuesto a las sobreganancias que Alan García prometió en campaña (y ahora traicionó canjeándolo por "óbolo voluntario" de las empresas, o para mantener el "statu quo"?

Los coqueteos con Fujimori vienen de lejos. Mantilla, en su conversación filmada con Montesinos, ofreció el apoyo a la reelección de Fujimori, negociando el retorno de su jefe en el siguiente proceso electoral, y recibió dinero del Doc. ¿Lo hizo de motu propio? ¿Es posible eso en la cúpula partidaria, tratándose de un ex Secretario General del partido, ex ministro y ex Secretario de García? Muchos lo dudamos seriamente, más aún ahora que vemos el apasionado amorío político que se expresa en el lecho del poder compartido y las cálidas expresiones fujimoristas al votar la confianza en el gabinete Del Castillo en el Congreso. Los amores parecen ir en serio, pero ello no puede hacer olvidar a quienes hoy ya disputan la herencia de García (que pocos pueden aún prever), que competirán con un fujimorismo que buscará crecer y fortalecerse a partir de la protección y la sombra del gobierno de Alan. Así, algunos amoríos podrían terminar afectando a los hijos naturales por los nuevos hijos políticos que se incuban. Pero el pueblo tampoco olvidará a quienes hoy repiten el viejo lema de la impunidad, "hoy por ti y mañana por mí".