Los días 12, 13 y 14 de julio del presente año, en la localidad de La Punta, distrito de Sapallanga, provincia de Huancayo, se realizó exitosamente la II Esuela Campesina de Junín, organizada por FEDECIJ base de la CCP. Los objetivos propuestos fueron analizar la realidad nacional y regional, y capacitar líderes campesinos para organizar a los productores agrarios y campesinos a fin de orientar en la conquista de sus reivindicaciones y defensa de sus derechos.
En la situación política nacional y regional se constató, claramente, la polarización político-social de la sociedad durante el proceso electoral último entre los que se encuentran enmarcados por el continuismo del modelo de desarrollo económico neoliberal que impulsan los partidos políticos PP, UN y APRA, modelo que responde a los intereses de las transnacionales y empresarios nativos y por otro lado, el cambio que exigen a este modelo representados por la alianza PNP-UPP y otras fuerzas progresistas.
Sobre el TLC, ahora llamado Acuerdo de Promoción Comercial-APC, se concluyó que el más afectado será el agro. En el país hay 3 millones de Has de tierras para la producción agraria. De esto, el 97% se destina para el mercado interno y el 3% para la exportación. En la producción para el mercado interno la mayoría son micro, pequeños y medianos productores y campesinos, así mismo la mayoría se encuentran ubicados en la Sierra y Selva. Estos productores son, pues, los que van a ser afectados. En cambio, un pequeño sector ubicado en la Costa, que son grandes productores y con tecnología avanzada, son los que van a ser beneficiados.
Además, el TLC o APC, en general, constituye una traba porque no va a permitir el desarrollo integral e independiente del Perú. Así mismo, va a afectar la soberanía del Estado porque los conflictos que más adelante se presentarán con las empresas norteamericanas bajo la denominación de “expropiaciones indirectas” serán llevados a tribunales internacionales.
El tema del agua concitó especial atención porque se planteó que este recurso es un derecho individual y comunitario. No es, pues, una mercancía para poder privatizar y comercializar. El agua significa salud y vida, pero también por su mal uso puede ser portador de enfermedades. Se planteó que su manejo no debe ser aislado y unilateral, al contrario su enfoque y su propuesta debe ser integral. En ese sentido, se presentó la propuesta de su manejo a través de macrocuencas, cuencas y subcuencas o microcuencas.
Por último, se analizó la presencia y efectos de la actividad minera en Junín. En el departamento la actividad minera viene desarrollándose desde hace más de 100 años. Sus efectos son por un lado, favorables a las empresas, principalmente, transnacionales porque estos últimos años los precios de los minerales han subido en el mercado internacional. Por otro lado, sus efectos son perjudiciales y negativos para los pueblos y comunidades. Ejemplos deplorables son la contaminación del Río Mantaro y hoy es un río muerto, así como el Lago de Chinchaycocha que también está totalmente contaminado. De igual modo, la actividad minera contamina el aire con plomo, arsénico y otros. Las poblaciones de la Oroya y Concepción, según estudios preliminares realizados por la Universidad San Luis de Missouri, Estados Unidos y el Arzobispado de Huancayo, tienen plomo en la sangre por encima de los estándares internacionalmente. De igual manera, las comunidades que se encuentran cercanas a las minas van perdiendo, cada vez más, sus tierras y territorios. Por ello se considera que entre minería y agricultura no hay compatibilidad.
Conclusión importante a que se arribó es considerar a Junín como departamento agrícola porque el 75% de la PEA se encuentra en la agricultura. Su producción debe contribuir a ampliar su mercado regional y así consolidar su seguridad y soberanía alimentaria. Los participantes estuvieron satisfechos al concluir la Escuela. Asimismo, felicitaron a los ponentes, panelistas y organizadores del certamen.