Mientras el departamento sigue entre los más pobres del país
Durante los 13 años de explotación minera, la empresa Yanacocha ha extraído la espectacular suma de 20 millones de onzas de oro de los yacimientos de Cajamarca; y solo en el año 2005, sus ventas llegaron a la astronómica cifra de mil 500 millones de dólares. Y en medio de esta danza de cifras multimillonarias, el departamento de Cajamarca siendo estando entre uno de los más pobres del país.
Esta realidad, que está a la base del conflicto entre la sociedad cajamarquina y la minería, fue analizada por el estudioso de los impactos de la actividad minera, doctor César Aliaga Díaz, durante la escuela regional campesina que se realizó en Cajamarca organizada por la CCP y la Central de Rondas de Hualgayoc-Bambamarca.
El doctor Aliaga hizo este análisis en base a un estudio que acaba de publicar en el que se refiere a los efectos de la presencia minera en la región, cuyo origen está en la aplicación del neoliberalismo autoritario que hizo posible la presencia minera en Cajamarca, casi sin resistencia social dado el control del Estado sobre los sectores más pobres sometidos a los programas de apoyo social y la práctica desaparición de los partidos de la escena política.
Uno de los impactos principales de la minería en Cajamarca, ha sido el cambio de la estructura del Producto Bruto Interno (PBI) departamental. En 1990 la producción minera apenas representaba el 6% del PBI regional y la agricultura el 40%. Esas cifras han variado y ahora, la minería bordea el 40%, en tanto que la agricultura ha caído al 15% del PBI de Cajamarca.
Hay otros datos que también son interesantes y que tienen que ver con el empleo. Mientras Yanacocha contrataba en el 2004 en forma directa a 2,243 trabajadores, sus contratistas tenían más del triple: 6,802. Un porcentaje mayoritario de estos trabajadores proviene de otras regiones del país y hay un número importante de mujeres que labora directamente en operaciones productivas. Su nivel productivo y de exportaciones le permiten a Yanacocha obtener inmensas utilidades, las que entre 1992 y2005, han alcanzado la suma de 2 mil 368 millones de dólares, gracias al incremento sostenido de la producción y los elevados precios del oro que superan los 550 dólares la onza.
En medio de toda esta riqueza generada, sin embargo, la minería también ha creado toda una secuela de corrupción, de división del movimiento social para evitar la fiscalización y los reclamos por la contaminación, mientras persiste en ampliar sus extensiones para nuevas operaciones. Frente a esta situación, se requiere un proyecto de desarrollo regional que oriente la lucha del pueblo cajamarquino y en el que la minería tenga un rol diferente al que juega ahora y que de verdad aporte a un desarrollo sostenido y sustentable.