Mayoría toledista, aprista, derechista y fujimorista concretaron la traición
Así como los delincuentes esperan la mejor hora de la madrugada para concretar sus fechorías, así la mayoría de este inepto e ilegítimo Congreso, esperó las primeras horas del 28 de junio, para aprobar el Tratado de Libre Comercio, TLC, con los Estados Unidos, en una maratónica sesión en la que el debate brilló por su ausencia y solo primó la consigna de Palacio de Gobierno, con la complicidad del Apra y de la derecha.
Fueron en total 79 los congresistas que votaron a favor de aprobar el acuerdo del TLC, al que ahora le han denominado Acuerdo de Promoción Comercial, APC, que en nada cambia su esencia entreguista y lesiva a los intereses del país y sobre todo de los millones de campesinos y pequeños productores agropecuarios y campesinos. De esa manera, los conocidos “otorongos” dieron luz verde a la gran traición que constituye el sueño dorado de Alejandro Toledo, con la complicidad del mandatario electo Alan García.
La aprobación del TLC estuvo marcada por una serie de irregularidades que impidieron un debate serio y profundo, más aún cuando se trata de un acuerdo que pone en riesgo la soberanía del país, tal como lo ha denunciado el congresista Javier Diez Canseco, del Partido Socialista, uno de los pocos legisladores que se opuso al TLC y apoyó las movilizaciones contra este tratado.
Diez Canseco, advirtió que con la aprobación del TLC, el país quedará sometido a leyes que están por encima la propia Constitución Política, lo cual viola la soberanía del país. Por ello, el legislador socialista anunció que presentará un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional; acción que será apoyada por las organizaciones que cuestionan el tratado.
La voluntad de aprobar el TLC al caballazo se puso de manifiesto desde antes de empezar la sesión la noche del martes 27 de junio, cuando la legisladora aprista Judith de la Mata, planteó que el acuerdo se someta a votación sin previo debate, según denunciaron legisladores opositores al tratado.
La maratónica sesión mostró a muchos de los congresistas que expresaron su apoyo recurriendo a la lectura del contenido de un papel. Otros se limitaron a repetir generalidades, lo que evidenciaba su total desconocimiento del tema; mientras algunos llegaron a la desfachatez de afirmar que con el TLC por fin el Perú saldrá de la pobreza.
Lo cierto es que, cuando los relojes marcaban las dos de la madrugada, y por supuesto la mayoría del país dormía, 79 congresistas cumplieron con aprobar el sueño dorado del presidente Toledo, de entregar el país a la voracidad de las empresas y capitales norteamericanos. Solo 14 congresistas votaron en contra, mientras que seis se abstuvieron.
Al día siguiente, mientras el país se enteraba por los medios de la aprobación del TLC y se preparaba la marcha de protesta, Alejandro Toledo, con una celeridad que se le quisiera ver para investigar la corrupción de su partido, promulgó la ley que aprobaba el TLC. Después, ese mismo Congreso servil, daría permiso para que Toledo corriera a Washington a rogar los favores del imperio para que el TLC se ratifique antes del 28 de julio.