Frente al nuevo escenario político del país y ante un futuro gobierno aprista:

2006-06-13 00:00:00

El 4 de junio culminó el proceso electoral que eligió un nuevo gobierno que a partir del 28 de julio de este año se hará cargo de los destinos del país. Ganó la elección presidencial Alan García, del Partido Aprista, que alcanzó 6’963,849 votos (al 99.973% de las actas computadas) que representa el 52.623% de los votos válidos, quien derrotó a Ollanta Humala, de UPP, que alcanzó 6’269,636 votos, que representa el 47.377%.

Desde el referéndum de 30 de octubre del año pasado, sobre la integración regional y que constituyó un rechazo masivo y plebiscitario al gobierno de Toledo, hasta la segunda vuelta electoral, el Perú ha vivido y seguirá viviendo un proceso político social de gran trascendencia que se ha expresado en una lucha abierta entre el continuismo neoliberal y la voluntad de cambio de la actual situación, que marcará las tendencias políticas-sociales de los próximos años, incluyendo las próximas elecciones de los gobiernos regionales y locales que se realizarán en noviembre del 2006.

Pero también, este proceso se ha dado en el marco de un escenario internacional de América del Sur, en el sigue construyéndose una nueva correlación de fuerzas distintas y alternativas a los planes geopolíticos del imperio norteamericano. Así, el 1° de mayo el gobierno boliviano presidido por Evo Morales nacionalizó los hidrocarburos (petróleo y gas) y a fines de este mismo mes dio inicio a una nueva reforma agra entregando tierras a las comunidades y campesinos sin tierra; a lo que se suma la convocatoria a la Asamblea Constituyente, para el 6 de agosto del presente año.

Por su parte, las masivas luchas del movimiento campesino e indígena y popular de Ecuador, obligaron a que el gobierno ecuatoriano, decrete la caducidad del contrato con la empresa norteamericana OXY, que es responsable de la producción del 20% del petróleo ecuatoriano. Esta medida ha puesto en punto de quiebre el TLC con los EEUU, en tanto que el gobierno de Bush puso como requisito previo para aprobar el TLC, que se resuelva el litigio con la Occidental a favor de la empresa.

Mientras tanto, el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, mantiene su discurso de abierto enfrentamiento a la administración de Bush, mantiene propuestas de orden energético y se ha relacionado con los movimientos sociales del Área Andina. Si bien las elecciones peruanas, se han dado en medio de un gran debate y toma de posición sobre el destino de la CAN, Hugo Chávez también afianza sus relaciones con países del MERCOSUR, en especial con Brasil y Argentina.

Pero también hay fuerzas políticas y sociales que se han puesto en marcha para frenar esta corriente antiimperialista, como el caso de Colombia, en donde ganó la reelección el conservador neoliberal Álvaro Uribe, quien ratificará su alianza estratégica con EEUU a través del Plan Colombia que como sabemos no pudo convertirse en plan andino. Sin embargo, en este país las fuerzas políticas de izquierda siguen vigentes, con el Polo Democrático que alcanzo el 22% de los votos, con apoyo de fuerzas sociales se enfrentan al TLC.

Con el triunfo del Apra en alianza con la derecha, Estados Unidos buscará construir y consolidar un eje integrado por Colombia y Perú, para enfrentar a los gobiernos y los pueblos que se distancian de las políticas del “Consenso de Washington” y de sus planes geopolíticos que tiene para América del Sur. También se impulsará la política de incorporar a este eje al gobierno de Chile, situación que es poco probable si tomamos en cuenta que este país preside la OEA y requiere mantener un relativo equilibrio en el complejo panorama de Sudamérica.

A propósito de Chile, país que es presentado como ejemplo de estabilidad y gobernabilidad, viene enfrentando una gran movilización estudiantil que ha puesto en evidencia la desigualdad social que existe en dicho país, pero sobre todo ha develado los graves problemas que genera una educación que ha sido privatizada y que ha puesto a la escuela pública chilena se encuentra en una situación de deterioro. De modo que se puede afirmar que el modelo neoliberal muestra diferentes grados de agotamiento en los distintos países de América Latina.

Un primer balance electoral

Un primer hecho que hay que reiterar como parte de este balance es la contundente derrota electoral de la derecha y de Lourdes Flores y que le impidió disputar la segunda vuelta con Ollanta Humala. Es en esta primera vuelta electoral, que la derecha perdió la opción de ser gobierno para los próximos 5 años para lo cual se había preparando con todo esmero y que en determinados momentos le llevo incluso a cantar de manera prematura su supuesta victoria electoral. Su desaliento y sorpresa fue grande cuando comprobó, que no solo quedó en tercer lugar, sino que era una fuerza básicamente limeña y centralista y profundamente aislada en las regiones del interior del país.

Y si ya en la primera vuelta electoral se produjo una abierta polarización política y social entre fuerzas del continuismo y las fuerzas del cambio; en la segunda vuelta esta polarización se profundizó. Este proceso se produjo, a pesar de las intensas campañas de guerra sucia y de operativos sicosociales, que buscaron distraer a la opinión pública de los verdaderos problemas que vive el país.

La derecha política neoliberal al ser desplazada de la segunda vuelta y como revancha política, no le quedo otra alternativa, que organizar tras las bambalinas la derrota política electoral de UPP; más aún, si Ollanta Humala levanta las banderas de la Asamblea Constituyente, la Nacionalización de los recursos naturales, renegociación del TLC, revisión de los contratos de estabilidad jurídica, la rebaja de los precios de los combustibles y del gas.

Le correspondió al sistema de comunicaciones que esta bajo control neoliberal (periódicos, radios y TV nacionales), ser el verdadero partido de la derecha y jugar el rol de punta de lanza de este proceso contra Ollanta Humala; y convirtieron a Alan García, que meses antes lo repudiaban, en casi un patricio de la República, en adalid de la democracia y ejemplo de sana gobernabilidad, ajeno a la corrupción y a la violación de los derechos humanos.

En este contexto, para que Alan García gane la segunda vuelta electoral tuvo que conformar un gran frente político de la derecha. A diferencia de otras épocas donde el Apra entregaba sus votos o impulsaba iniciativas para conformar alianzas con la derecha (Prado, Odría, la dictadura de Morales Bermúdez, Fujimori); ahora en el 2006, la derecha le ha entregado sus votos para que salve al sistema ante el peligro humalista. Se puede afirmar que con lo ocurrido en la segunda vuelta electoral, cobra validez, lo que alguna vez se dijo: En determinadas circunstancias, el Apra, es el partido que necesita la derecha.

¿Victoria pírrica del Apra?

Si el Apra ha ganado con el apoyo electoral de la derecha, es válido hacernos la siguiente pregunta:¿Puede post 28 de julio del presente año, el gobierno de Alan García, implementar una política distante de las fuerzas políticas que lo ungieron como presidente? Mejor dicho: ¿Puede Alan García cambiar de caballo cruzando el tormentoso río de la actual polarización política social que vivimos?

Nosotros consideramos que NO, porque la derecha le va a cobrar la factura política a Alan García. Incluso esta factura ha comenzado ya a pagarse por adelantado. Veamos algunos hechos que rebelan lo que estamos afirmando. En la primera vuelta electoral, Alan, sostuvo enfáticamente que este congreso no debía aprobar el TLC y en caso de que este gobierno lo firmara, de salir Presidente de la Republica, él retiraría la firma de Toledo. En la segunda vuelta, ya en curso su alianza con la derecha, afirmó que estaba de acuerdo con un “TLC a prueba”.

También afirmó, que aprobaba el TLC, y sólo que había que mejorar las llamadas compensaciones. Más aún, el Secretario General Colegiado del Apra, Jorge del Castillo, el 20/05/06 declaró en el diario La Republica que “No es posible la sierra exportadora sin TLC porque no se puede competir con barreras arancelarias o fitosanitarias. Si no tengo TLC con EEUU me sacan del mercado, así de simple”.

En realidad, tanto Alan García como Jorge del Castillo, son coherentes con lo que está consignado en su propuesta de gobierno, donde señalan estar de acuerdo con el TLC, aunque afirman que hay que buscar que los costos sean menores. Por ello tampoco apoyar la convocatoria al referéndum frente al TLC, se opusieron a los impuestos a las sobreganancias de las transnacionales mineras, petroleras y gasíferas. Igual postura mantuvieron frente a la propuesta de revisar los contratos con estas empresas, señalando que “había que dialogar” con estas para que aumenten voluntariamente sus aportes al país.

Y como para cerrar el círculo, en la última semana de campaña, para gusto de la derecha, calificó a quienes se oponen al modelo neoliberal y a su régimen político, de izquierdistas violentistas o de neosenderistas. En resumen, el Apra hará un gobierno de mano con la derecha y dará continuidad al continuismo neoliberal, aunque con su propio estilo y sus propias costumbres que ya conocemos.

Ollanta Humala perdió, pero obtuvo una victoria política social

Lejos de estancarse como vaticinó la derecha neoliberal, en la segunda vuelta Ollanta Humala aumentó de manera significativa y quedó a escasos menos de tres puntos de alcanzar la meta. Es decir, casi logra ganar a todo el sistema neoliberal que como maquina demoledora se le enfrentó. No contó con aliados políticos tradicionales, ni con el apoyo de algún medio de comunicación masiva y enfrentó durísimas campañas sicociales; y aquí reside el valor cualitativo de su votación, por lo que se puede afirmar que perdió electoralmente pero logró una victoria política social.

La votación canalizada por Humala implica que medio Perú demanda la modificación sustantiva de las políticas del Consenso de Washington, del capitalismo salvaje que implementó Fujimori y mantuvo Toledo, así como el régimen político que le da viabilidad. De allí que no le falta razón al analista Alberto Adrianzén, cuando en La República del 09/06/06, plantea que estamos ante la posibilidad del nacimiento de una nueva fuerza política. “La elección de este último domingo es similar, guardando las distancias, a la de inicios de los años 30 que dio origen al APRA. Y también, a la de 1956, que permitió la emergencia de AP; y a las de los 80, que posibilito la creación de la otrora Izquierda Unida. El dato, si se toma en cuenta lo dicho, además de la emergencia de una nueva fuerza política, es el talante progresista y popular de ésta, al igual que en las tres coyunturas mencionadas anteriormente.”

Por ello, hay que tomar en cuenta la propuesta de Humala a conformar un Frente Nacionalista Democrático y Popular, el llamado a la izquierda y a las organizaciones sociales para que se sumen a este esfuerzo, así como declarase fuerza de oposición al futuro gobierno del Apra y llamar a la lucha en las calles contra el TLC. Sin embargo, también vale la pena hacernos una interrogante: ¿Podrá Ollanta Humala hacer sostenible esta propuesta en un tiempo político y social que desde ya son difíciles y complejos? En todo caso, esto constituye un reto para quienes seguimos con la decisión de dar continuad a la voluntad de cambio que se anida en la sociedad.

Se viene una tercera vuelta

El Perú de hoy ya no es el mismo de hace seis mes atrás. La lucha entre el continuismo y el cambio, ha pasado del plano electoral a otra fase. En este escenario post 28 de julio, se puede afirmar que se ha reducido de manera sustancial el margen de juego para las opciones de centro, porque de alguna manera la disyuntiva que viene desde la propia sociedad es la siguiente: O se está por el cambio o se está por el continuismo.

En tal sentido, el nuevo mapa político que se ha configurado, tendrá básicamente tres actores centrales: Las fuerzas que apuntalarán la gobernabilidad neoliberal, que se aglutinarán en un gran frente de derecha que incluya al fujimorismo y se ubicarán detrás del gobierno de Alan García. Aunque puedan tener naturales contradicciones, su unidad básica estará en torno a mantener el modelo neoliberal y el centralismo, implementar el TLC y perpetrar la complicidad con la corrupción y la impunidad.

Por otro lado están las fuerzas que expresan la voluntad de cambio, que buscaran trasformarse en una amplia mayoría social y política, para construir una nueva gobernabilidad que defienda la soberanía nacional y que incorpore de manera sustantiva lo popular y nuestras raíces culturales. Hay que reconocer que el depositario de esa tendencia es Ollanta Humala. Su construcción será una tarea difícil y tampoco estará exenta de contradicciones.

Otro actor el movimiento social que exigirá no sólo el cumplimiento de las promesas ofrecidas, sino que demandará los cambios que requiere el país para su progreso y desarrollo. El escenario principal (en un primer momento) para estas movilizaciones y luchas está en las regiones, pero siempre orientándolas con una perspectiva e impacto nacional.

Nuestra orientación táctica y estrategias

Hay que señalar con absoluta claridad que todavía no se cuenta con una correlación de fuerzas como para afirmar que ya estamos en la fase de quiebre del modelo económico y político, que aún desgastado y en crisis, sigue vigente y el nuevo gobierno le dará nivel de aire. Pero ello no niega que se han abierto condiciones para construir la nueva correlación de fuerzas que haga posible una alternativa, con una vocación unitaria para construir el nuevo frente social y político para enfrentar el modelo neoliberal; y una condición para ello es convertirnos en una fuerza coherente y consecuente de oposición al próximo gobierno aprista y de la derecha, superando también las visiones localistas que desligan estas fuerzas con las acumulaciones nacionales.

Desde esta perspectiva de cambio, tenemos que levantar nuestras propuestas que se resumen en seis banderas centrales:

• No al TLC… REFERENDUM YA!
• Asamblea Constituyente. No a la constitución fujimorista y neoliberal de 1993.
• Nacionalización de los Recursos naturales
• La soberanía y seguridad alimentaría del pueblo peruano
• Por una descentralización auténtica: el 50% del Presupuesto General de la República debe pasar a los gobiernos Regionales y locales.
• Lucha abierta contra la corrupción y la impunidad. Cárcel para Fujimori.

En tal sentido, planteamos como estrategia organizar la lucha contra el TLC y el neoliberalismo como un proceso de dos fases centrales: una Primera fase (junio, julio y agosto), en la cual debe concentrarse las movilizaciones, paros regionales y macro regionales, que le den sustento y sostenibilidad al Paro Agrario indefinido; y una Segunda fase (setiembre) de lucha de carácter nacional para desembocar en un gran Paro Nacional del Pueblo Peruano.

Esta estrategia tiene que pasar por fortalecer el Comité Nacional de Gremios Agrarios, Convengo y la Agenda Agraria Andina; consolidar la Coordinadora Nacional de lucha contra el TLC fortaleciendo la unidad de las organizaciones agrarias y urbanas, en especial la CGTP y CUT; y también a nivel de la CAN; contribuir a la construcción de alianzas con miras a las elecciones regionales y municipales con las fuerzas que buscan el cambio y contribuir a la forja de un Frente Nacional, Democrático y Popular.