¿Qué significa la elección de Alan García?
Acaba de concluir la campaña política electoral, que en su segunda vuelta, consagró al candidato aprista Alan García Pérez, como el virtual presidente electo para el periodo 2006-2011, quien derrotó por un estrecho margen a su contrincante nacionalista Ollanta Humala. 52.60 frente a 47.40 fue el resultado final de una campaña en la que primó la guerra sucia y el nefasto papel jugado por los grandes medios de comunicación vinculados a los poderes económicos, que descaradamente apoyaron al candidato aprista y desataron una brutal batería de ataques a su contendor, buscando así minimizar o pasar desapercibidos los temas fundamentales que estaban en juego en la contienda electoral.
Una primera cuestión a remarcar y que es incuestionable: por donde se les mire, los resultados son la más cabal expresión de que la gran mayoría de los peruanos, sobre todo los más pobres, exigen cambios; cambios en el manejo de la economía y del poder político y en la manera en que se entregan los recursos naturales a las grandes transnacionales. Y por lo tanto, este dato no puede ser desconocido por el ganador, ni mucho menos por la derecha política y económica ni por sus medios de comunicación.
En segundo lugar, es innegable que el Apra ganó con los votos mayoritarios de la derecha de Unidad Nacional, del fujimorismo, del Frente de Centro y de Restauración Nacional. Esa era la manera para que esas fuerzas frenen el cambio que exigen las grandes mayorías del país, tal como lo demuestran las 15 regiones en lo que ganó Ollanta Humala. Por lo tanto, esta es una victoria pírrica para el Apra, que le costará muy cara y pronto podría parecerse a una derrota, pues su mandato nace hipotecado a las fuerzas de la derecha que buscan que todo siga igual en el país, sobre todo no se toquen sus sacrosantos intereses económicos.
En tercer lugar, las fuerzas del cambio que ha apoyado a Ollanta Humala, le han otorgado una importante victoria política y social, pues la escasa diferencia por la que perdió reflejan que las propuestas programáticas que levantó como la Asamblea Constituyente, cambio de modelo económico y revisión de los contratos a las transnacionales y su cuestionamiento al TLC, son apoyadas por la mitad del país. Hay otros elementos a destacar como que la polarización se ha profundizado; que estamos ante un nuevo mapa político del país, donde las fuerzas del cambio se han reposicionado y la derecha política ha perdido representatividad; y que en el contexto latinoamericano, la victoria del Apra, es un punto a favor a los intereses del gobierno norteamericano, y por lo tanto, un freno a la tendencia antiimperialista que expresan Hugo Chávez y Evo Morales.
Por lo tanto, tomando en cuenta estos primeros elementos, se pueden proyectar algunas hipótesis de lo que significa esta victoria de García para el país y para el movimiento social, que de ninguna manera se quedará estático u otorgará tregua como lo pretenden los políticos de la derecha y sus grandes medios de comunicación. Y lo primero que hay que señalar que Alan García y el Apra se convertirán en la fuerza y el muro de contención que tanto necesita la derecha para frenar el cambio que el país requiere. En otras palabras, en su próxima gestión difícilmente, Alan García podrá abandonar a sus aliados electorales de la derecha que le posibilitaron el triunfo. En el caso del TLC, ya empezó a pagar la factura y a incumplir sus promesas, al dejar que este Congreso ilegítimo debata el TLC, luego de haber dicho que eso lo debería ver el siguiente gobierno y el nuevo Congreso.
De otro lado, las futuras elecciones regionales y municipales que están a la vuelta de la esquina. El país conoce cómo en su primer gobierno Alan García se convirtió en jefe de campaña electoral y no titubeó en hacer uso y abuso del aparato del Estado, y algo igual puede venirse: una brutal campaña con fondos y recursos del Estado para asegurarse gobiernos regionales y locales claves, pues son conscientes, que tienen que reivindicarse del desastre que han sido sus doce gobiernos regionales. El publicitado Plan Sur, puede ser el principal instrumento para ello.
Finalmente, cómo ubicarse desde el movimiento social frente a los peligros que encarna el nuevo gobierno aprista?. Desde la CCP consideramos que las respuestas deben surgir como fruto de un proceso social, que pasa por la recentralización del movimiento popular y campesino y por dotarse de una clara orientación política. No hay que olvidar que en el país se está gestando una nueva fuerza política, que tiene en Ollanta Humala un artífice que no se puede desconocer y con la que hay que buscar coincidencias para mantener vigentes las banderas centrales de cambio que hoy la derecha y sus medios quieren desaparecer de la agenda política del país.
Y en ese sentido, la CCP, viene ya preparando y consultando con sus bases las jornadas de lucha que den sustento al paro agrario nacional e indefinido contra el TLC, con paros y movilizaciones regionales escalonadas; y preparar el pargo general de todo el pueblo. Sin embargo, esto requiere de todo el esfuerzo y compromiso para que esta lucha sea discutida y asumida de manera conjunta con la CGTP, la CUT, el SUTEP, Conveagro, el Comité Nacional de Gremios Agrarios y Campesinos, los estudiantes y otras organizaciones sociales, que seguimos apostando por el cambio real en el país y que no permitiremos que “algo cambie para que todo siga igual”, que en lo que realidad hará el Apra y García.