Se firmó TLC con los EEUU
El pasado 12 de abril, el presidente Alejandro Toledo, empezó a concretar lo que ha sido calificado por las organizaciones agrarias y campesinas como una traición al agro y al país. En efecto, ese día, asistió a Washington, para ser testigo de la firma protocolar del Tratado de Libre Comercio, TLC, con los Estados Unidos. Y como también lo dijo uno de los líderes de Conveagro, con ese acto, el mandatario ha claudicado a su pretensión de convertirse en el nuevo Pachacútec y pasó a jugar el triste papel de Felipillo.
La firma del TLC con EEUU estuvo a cargo del ministro de Comercio Exterior y Turismo, MINCETUR, Alfredo Ferrero, y del representante de Comercio de los EEUU, Robert Portman. Toledo, despilfarró varios miles de dólares en su viaje a Washington solo para “apadrinar” el acto; no quería perderse la foto. Aunque tuvo que resignarse a no abrazarse con su par norteamericano George W. Bush, quien no asistió al acto.
Sordo a las voces sensatas que aconsejan que el TLC lo defina el próximo gobierno y un nuevo parlamento, Toledo, voló al país del Tío Sam, aprovechando que la población peruana aún seguía los resultados de las elecciones del 9 de abril y, más aún, entrábamos a los días de Semana Santa. Tampoco tuvo en cuenta que en los primeros días de abril, el Jurado Nacional de Elecciones, JNE, aprobó la solicitud de las organizaciones sociales e instituciones, que exigen que el Congreso de la República, debata una iniciativa ciudadana para que el TLC sea sometido a un Referéndum.
Tampoco le interesó que uno de los principales candidatos presidenciales –que ahora está en segunda vuelta- le restara legitimidad para firmar un TLC que pone en riesgo de desaparecer a un sector social y productivo, como la pequeña agricultura; ni mucho menos que estos campesinos y productores, fueron los que votaron mayoritariamente en el 2001, y que ahora se sienten traicionados.
No. Toledo no escuchó nada y voló a seguir escribiendo su propia historia de claudicaciones ante la primera potencia imperial del mundo. Se olvidó que pretendió encarnar a Pachacútec, el Inca que expandió el Incario. La historia se encargará de pedirle cuentas, pues terminó arrodillado, sometido al imperio; terminó convertido en Felipillo, y además, disfrutando de su obsecuencia.
Ahora, el documento deberá ser ratificado por los congresos de ambos países. Hay un gran sector de la opinión pública que considera que los actuales congresistas están deslegitimados para que debata el TLC. Mientras tanto, todo indica que tampoco el Congreso norteamericano lo verá antes del 28 de julio, pues se encuentran ocupados en discutir una ley gravitante para Estados Unidos, como es la Ley de Inmigración y luego entran en campaña electoral. Si se debate será recién en octubre, trascendió.