¿Qué territorio somos, en términos de recursos y mercado?, ¿Qué territorios aún no explorados y conquistados nos pueden volver relevantes en este proceso?. Fueron algunas de las interrogantes que planteó el filósofo Eduardo Cáceres, al abordar el presente y el futuro de la relación del Perú y la globalización, durante su participación en la II Escuela Nacional Campesina.
Las respuestas a estas y otras interrogantes respecto de la globalización son diversas. De hecho hay una disputa entre quienes postulan que el Perú siga concurriendo como territorio minero; y quienes insinúan que podría recuperar el rol de territorio de privilegiada biodiversidad. Asimismo, lo que pocos toman en cuenta es que de hecho, una de las principales ofertas del Perú en el mundo es el de la fuerza de trabajo.
Eduardo Cáceres sostiene que las respuestas a estas preguntas no solo articulan en torno a una visión de país sino que son también ideas generadoras de políticas futuras en relación con la integración regional y sub regional, industrias extractivas, reglas de comercio, protección de la biodiversidad, así como la presión por la liberalización del mercado mundial de trabajo.
Otra interrogante planteada, por tanto, fue ¿qué rol queremos jugar en la división internacional del trabajo, con estos recursos?. ¿Proveedores de gas, proveedores agrícolas, exportadores de mano de obra barata a países limítrofes?. Asimismo, cual es nuestra relación con el capital financiero internacional?. Y dentro de este aspecto, cada vez toma más importancia el asunto de los capitales financieros regionales: primero con Chile, ahora pareciera que crecerá Brasil.
Y en este contexto, ¿Cómo vamos a organizarnos, en tanto comunidad nacional –o “comunidad de comunidades” – en medio de la creciente desterritorialización de nuestras sociedades?. Debemos delinear un proyecto que resuelva las demandas de la sociedad sin caer en comunitarismos duros, buscando formas eficaces de solidaridad, que además deberán ser capaces de ir más allá de las fronteras nacionales. Esto tiene que ver con la cooperación en la producción, la redefinición de la educación, la seguridad ciudadana, la seguridad social, y el respeto de los derechos en general.
Una última interrogante que plantea Eduardo Cáceres es ¿Cómo responder a los cambios en las relaciones y estructuras de poder?. Más allá de los estados nacionales, la discusión gira en torno a la necesidad y posibilidad de estructuras de control democrático de los poderes globales. Es importante tener una posición al respecto no solo en el escenario mundial sino en el escenario regional.
Responder a todas estas interrogantes lleva también a la necesidad de plantearse otra pregunta que resulta indispensable: ¿Qué es el poder en el siglo XXI y qué es hoy luchar por el poder?. Aunque las respuestas no son sencillas, lo cierto es que el poder global ahora reposa sobre la fuerza, y nunca antes como hoy se ha acumulado tal cantidad de fuerza en manos de un solo poder, y derrotarlo implica redefinir nuevas estrategias, sostuvo Eduardo Cáceres.