El reciente cambalache político entre Perú Posible y el FIM regaló la cancha a la derecha mercantilista y neoliberal. Su principal agente –Pedro Pablo Kuczynski- es hoy Premier, lo que se suma a su notorio poder como operador de intereses económicos. Desde los “años de oro” del fujimontecinismo, no recuerdo una situación de control tan evidente y absoluto de los grupos de poder económico sobre el Estado.
El nombramiento de Kuczynski da varios mensajes al país. (1) En política económica se pretenderá profundizar impopulares privatizaciones (el agua, los puertos y aeropuertos) que el “arequipazo” detuvo hace unos años. Querrán blindar los privilegios tributarios de los grandes grupos económicos y avalar la negativa de grandes mineras a pagar regalías. Congelarán la reforma tributaria que el país reclama (reducir el 19% de IGV y el abusivo ISC a los combustibles haciendo que los que más ganan paguen más). Y claro, el gobierno no hará nada por regular las abusivas tarifas de servicios públicos y precios básicos que nos imponen a los consumidores en telefonía, gas, seguros como el SOAT, etc. (2) Se va a tratar las demandas sociales como si fueran problemas policiales, buscando penalizarlas. ¿La mano dura que piden algunos grupos empresariales frente a justas exigencias sociales? (3) Se pretenderá imponer al país, sin consulta nacional, un TLC mal negociado y con severas consecuencias para la mayoría del agro, la salud pública y nuestra soberanía. (4) Este manejo tendrá el aval “multipartidario”: de Flores Nano a Toledo, de García Pérez a Fernando Olivera.
Esto es muy grave. No se van a corregir errores ni a emprender reformas. El gobierno proseguirá aplicando sus políticas basadas en la exclusión a las mayorías y el rechazo a las demandas populares. Con el gato de despensero, no sólo no habrá reforma tributaria, ni atención preferente a la educación y la salud, tampoco se emprenderá ninguna reforma sustancial del Estado, y se repetirán los amarres con poderosos grupos empresariales. Pero el hartazgo ciudadano ante la falta de mejoras reales, ante la falta de honestidad y transparencia, ante la ilegitimidad e irresponsabilidad de los operadores del poder, crece.
El panorama político y social al 2006 es extremadamente complicado. Y si Kuczynski pretende imponer la “paz” del miedo y la represión, echará leña al fuego. ¿Seguirá incumpliendo las promesas y compromisos de reposición, indemnización o jubilación adelantada para más de 26 mil despedidos del fujimorismo? ¿Seguirá insistiendo con reducir las vacaciones y los derechos sociales a los trabajadores? ¿Seguirá mezquinando la verdadera transferencia de recursos a los gobiernos regionales o dándole la espalda a los reclamos de campesinos y ronderos frente a los daños y amenazas de ciertos proyectos mineros? ¿Se atreverá a pagar el aval del irregular salvataje del Banco Wiese que le costará al país US $300 millones en junio del 2006?. Ojalá me equivoque, pero con el gato de despensero, el país debe estar alerta.