Contundente paro regional exige la salida de Majaz de Piura

2005-08-19 00:00:00

El paro de 24 horas convocado por las organizaciones sociales y campesinas de Piura para exigir la suspensión de las operaciones de la empresa minera Majaz fue contundente y movilizó a miles de pobladores y campesinos de las provincias de Ayabaca y Huancabamba. Según la información de diversos corresponsales y medios norteños, la consigna principal fue “sólo habrá paz si no hay mina”.La movilización fue pacífica, pero contundente. Desde la madrugada, miles de campesinos bloquearon ayer las principales vías de acceso a Jaén (Cajamarca) y a la serranía de Piura en Huancabamba y Ayabaca en protesta por los trabajos de exploración de la minera Majaz en la zona.
Pese a que la medida de protesta fue masiva porque logró que pobladores y campesinos de diversas zonas rurales y urbanas se sumaran a la paralización, no hubo enfrentamientos con la policía ni detenidos.
“Solo habrá paz si no hay mina”. Era la consigna de los manifestantes. La razón: aún está fresco el derrame de mercurio en Choropampa (Cajamarca) y las revueltas de Tambogrande que propiciaron el cierre de la empresa Manhattan.
Hay un temor cada vez mayor a la actividad minera que ha propiciado una movilización interregional. Incluso, en la misma ciudad de Cajamarca defensores del medio ambiente realizaron ayer una marcha en solidaridad con sus vecinos y en contra de la minera Yanacocha que opera en la región.
Quizás en Jaén las protestas se sintieron en mayor grado. Desde las 2 de la madrugada, los campesinos bloquearon carreteras y cuatro horas más tarde protagonizaron un mitin en la Plaza de Armas de la ciudad, en el que exigieron el retiro inmediato de Majaz.

Los ronderos se distribuyeron en varios grupos y durante más de 18 horas impidieron el tránsito vehicular en el centro de la ciudad de Jaén. Los mercados y principales centros de abastos permanecieron cerrados y se paralizó el transporte interprovincial.
La multitudinaria marcha fue encabezada por el alcalde provincial, Jaime Vílchez Oblitas; el vicario de Jaén, Francisco Muguiro Ibarra y el dirigente regional de las rondas campesinas, Gregorio Santos de Guerrero. A ellos se unieron los agremiados del Sutep, construcción civil, los cesantes y los jubilados.
Al igual que en Huancabamba y Ayabaca (los otros dos epicentros de la paralización), los campesinos solicitaron a las autoridades la derogatoria de los decretos supremos 021, 022 y 023 que autorizan actividades de exploración y explotación minera en las provincias de San Ignacio, Ayabaca y Huancabamba.

Huancabamba también quedó aislada con el cierre de carreteras en diversos puntos: Quispampa, Santa Cruz y Canchaque, vías que conducen a Piura.
Al interior de la provincia, no hubo acceso a Sapalache (capital del distrito Carmen de la Frontera) y a la carretera que lleva a las lagunas de Las Huaringas.
En la Plaza de Armas de Huancabamba, llegaron a concentrarse más de 5 mil ronderos de los diferentes caseríos y distritos de la provincia como Quispampa, Francisco Santa Cruz Huamán, Huancaparpa Bajo, Pariamarca Alto, Segunda y Cajas.
Valentín Quevedo Peralta, alcalde provincial de Huancabamba, reafirmó su oposición a la actividad minera en cualquier sector de su jurisdicción. Hasta el cierre de esta edición, los ronderos aún evaluaban la posibilidad que el paro fuese indefinido, mientras que el gerente de operaciones de Majaz, Andrew Bristow, manifestó su interés en que se reanude el diálogo.
Al respecto, el viceministro de Minas, Rómulo Mucho también ha revelado su intención de viajar a Huancabamba con una comitiva para escuchar los planteamientos de los ronderos.