El agro en el mensaje presidencial
Víctima de sus paradojas, confusiones y obnubilaciones, el Presidente Alejandro Toledo, cree –o así se lo han hecho creer sus asesores o su ministro de Agricultura- que el agro nacional se reduce a la exportaciones de espárrago, o que el nuevo producto estrella para vender en el mercado internacional es el llamado páprika. No de otra manera se explica que los pocos párrafos que dedicó al agro en su discurso giraran en torno al páprika, que no es otra cosa que el pimentón o “ají pimiento”. Un poco más y le faltó decir que “sólo el páprika salvará al agro”.
Toledo dijo que somos los productores número uno de espárragos verdes y de páprika a nivel mundial. Agregó que en el 2005, la agroexportación cerrará en 1,600 millones de dólares, monto mayor en 23 por ciento que el año pasado. Recordó que en el 2001, estas exportaciones llegaron a 780 millones de dólares.
Por supuesto que la gran ausente en el discurso de Toledo fue la grave situación que atraviesa la mayor parte del agro nacional, que es la pequeña y mediana agricultura. Ni una sola medida para atenuar los graves problemas del agro que se dedica a producir para abastecer el mercado interno, es decir, a producir alimentos para los peruanos. Este millón 750 mil pequeños y medianos productores agrarios y campesinos, no existen para Toledo.
En sus entusiastas cifras se olvidó de mencionar que son apenas unas 50 mil hectáreas los cultivos que se dedican a la agroexportación, y que la mayoría de estas hectáreas están en manos de las empresas agroexportadoras. Toledo se olvidó de mencionar que estos cultivos de exportación se concentran mayoritariamente en la costa, y que el agro de la sierra y la selva están abandonados por su gobierno. Se olvidó también de mencionar que los miles de peones y obreros rurales que trabajan en estos cultivos de exportación carecen totalmente de derechos, desprotegidos y sometidos a largas jornadas de trabajo por miserables jornales.
También en el agro, Toledo volvió a recurrir a las cifras más bonitas, justamente a las que favorecen a los nuevos patrones, es decir a las empresas agroexportadoras. Toledo volvió a olvidarse que en la agroexportación no todo lo que brilla es oro, o mejor dicho, millones de dólares que van a parar a manos de las empresas agroexportadoras, millones que solo son posibles con la explotación de la pobreza y la miseria de los nuevos obreros rurales.