Ecos de la Escuela Nacional

2005-05-21 00:00:00

A pesar de que en el mundo hay alimentos disponibles para todos, sin embargo, el hambre y la desnutrición hoy agobian al mundo, lo que constituye una vergüenza contra la cual es imperativo que todos actuemos. Algunas cifras hablan por sí solas: unos 840 millones de personas padecen hambre todos los días; el número de personas con hambre en vez de disminuir, aumenta 50 millones por año; una persona muere de hambre cada 4 segundos. Todo esto, a pesar que las Naciones Unidas, establecen que el acceso a los alimentos es un derecho humano universal y una responsabilidad colectiva.

La Soberanía Alimentaria es el derecho de los países y los pueblos a definir sus propias políticas agrarias, de empleo, pesqueras, alimentarias y de tierra, de forma que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas para ello; sin “dumping” o competencia desleal frente a terceros países. La soberanía alimentaria es la vía para erradicar el hambre y la malnutrición, y garantizar la seguridad alimentaria duradera y sostenible.

Las políticas neoliberales, por su naturaleza, destruyen la soberanía y la seguridad alimentaria. En efecto, estas políticas priorizan el comercio internacional y no la alimentación de los pueblos; no han contribuido a la erradicación del hambre en el mundo; incrementan la dependencia de las importaciones agrícolas; ocasionan migración y abandono del campo; ocasionan el “dumping” o competencia desleal por los bajos precios de las importaciones; y ponen en peligro el patrimonio genético por la industrialización del agro.

Túpac Amaru y la primera rebelión contra el poder establecido

Túpac Amaru II o José Gabriel Condorcanqui, encabezó la primera rebelión en América hispana; es decir, el primer levantamiento frente a un poder establecido. Sin embargo, el inicio de esta rebelión fue para exigir mejor trato en las mitas (trabajo obligatorio en las minas) y pedir su reconocimiento como Inca.

Túpac Amaru, en el inicio del levantamiento no proclama abiertamente la independencia; es en el curso de de la rebelión que va radicalizando sus demandas. Por ello, es que incluso, es el primero en esta parte de América que proclama la libertad de los negros esclavos, algo que no es muy difundido.

La realidad histórica de la rebelión tupacamarista, da cuenta también que quien encabezada las posiciones más radicales, fue su compañera, Micaela Bastidas, quien por cierto era una mujer con fuertes rasgos de mulata, que era parte importante del mando político y militar del movimiento.

Destaca también la presencia de Tomasa Ttito Condemayta, cacica de Acos y Acomayo (Cusco), quien no dudó un instante en sumarse a las filas rebeldes. Al igual que Túpac Amaru, Micaela Bastidas y otros rebeldes, Tomasa Titto también fue ejecutada en la Plaza de Armas del Cusco, el 18 de mayo de 1781.

Mariátegui y el problema agrario

Las ideas planteadas por José Carlos Mariátegui, a pesar de los años en que se formularon no se han diluido. El caso del tema agrario es concreto, y sigue dando luces para entender muchos problemas que hasta hoy sigue vigentes. El Amauta tuvo la lucidez de plantear que el problema del “indio” no era cultural ni étnico. La cuestión del indio es el de la tierra.

En sus “Siete Ensayos”, lo planteó con absoluta claridad cuando señala “No nos contentamos con reivindicar el derecho del indio a la educación, a la cultura, al progreso, al amor y al cielo. Comenzamos por reivindicar, categóricamente, su derecho a la tierra”.

Agrega luego “El problema agrario se presenta, ante todo, como el problema de la liquidación de la feudalidad en el Perú. Esta liquidación debía haber sido realizada ya por el régimen demoburgués formalmente establecido por la revolución de la independencia. Pero en el Perú no hemos tenido en cien años de república, una verdadera clase burguesa, una verdadera clase capitalista”.

Remarca luego “Planteado así el problema agrario del Perú, no se presta a deformaciones equívocas. Aparece en toda su magnitud de problema económico-social –y por tanto político- del dominio de los hombres que actúan en este plano de hechos e ideas. Y resulta vano todo empeño en convertirlo, por ejemplo, en un problema técnico-agrícola del dominio de los agrónomos”.

Como puede verse, sus planteamientos siguen vigentes para entender no solo el problema del agro nacional en los tiempos actuales, sino también para comprender otros problemas como el debate sobre el indigenismo en el Perú.

La CCP y la lucha por la Reforma Agraria

La CCP tiene en Hugo Blanco Galdós, a un histórico dirigente que fue gestor de las luchas germinales que dieron luego lugar a la Reforma Agraria en el Perú. Como lo rememoró durante su exposición en la Escuela Nacional, en el año 1961, se organiza en la provincia de La Convención, en el Cusco, una huelga campesina, para exigir la reforma agraria, que duró casi 9 meses.

Hugo Blanco, fue el encargado de organizar los comités de defensa campesina, para frenar los abusos de los hacendados. “Esta era una especie de brazo armado de los campesinos, una forma de autodefensa para defender su tierra y también de defenderse de la represión de los hacendados”, recuerda el compañero Hugo. Después de esta huelga, el gobierno de la época, promulga una ley de reforma agraria solo para La Convención, mientras continúan la toma de tierras en otros lugares del Cusco.

Custodio Arias, por su parte, ha destacado que ya en 1956, un político de la Democracia Cristiana como Héctor Cornejo Chávez, plantea el tema de la reforma agraria. Remarca que las luchas por esta reforma se producen también por la reactivación del movimiento campesino en 1958, luchas que se ven influenciadas por el triunfo de la revolución cubana.

Agrega que en 1962, el gobierno del general Ricardo Pérez Godoy, da una ley de bases para la reforma agraria; y luego en 1964, se da una ley de reforma agraria para la sierra. Finalmente, en 1969, se la Ley de Reforma Agraria, del general Juan Velasco Alvarado, considerada por algunos como más radical de América Latina. Custodio Arias, sostiene que la reforma agraria del 69, se dio como una forma de prevenir la insurgencia del movimiento campesino.

EL TLC frente al derecho a la salud

Uno de los temas más sensibles en las negociaciones del TLC es el que tiene que ver con la salud y el acceso a los medicamentos; tema relacionado con las patentes o propiedad intelectual. Al respecto, Miguel Rojas, del Foro Salud, sostiene que con las patentes se quiere favorecer al multimillonario negocio de las empresas que producen medicamentos, otorgándoles más de 20 años de protección de sus patentes.

Miguel Rojas, también ha revelado algunos datos preocupantes, sobre la situación de la salud de los peruanos, que se puede ver mucho más afectado, si se firma el TLC. Señala que el 50 por ciento de la población se concentra en 7 provincias, y solo el 30 por ciento tiene acceso a los servicios de salud. Del restante 50 por ciento, solo accede a este derecho apenas el 15 por ciento.

Remarca que solo el 45 por ciento de los peruanos puede comprar medicamentos. El restante 55 por ciento no lo hace por falta de dinero o por la percepción del costo elevado. De las personas que recibieron atención de salud, solo el 50 por ciento pudo comprar sus medicinas; y en la zona rural, apenas el 39 por ciento.

Rojas señala también que solo el 0.2 por ciento de los nuevos medicamentos creados por los laboratorios, se han destinado para atender las enfermedades que ataca a los sectores más pobres, como son las infecciones respiratorias agudas (IRA), la tuberculosis y las diarreas. Señala finalmente, que de los 1,233 nuevos medicamentos que salieron al mercado entre 1977 y 1997, solo 13 fueron para atender enfermedades tropicales.