2005-05-21 00:00:00

Cómo admitir que se puedan adquirir derechos de propiedad sobre plantas y animales, como si fueran inventos de alguien, cuando son el resultado de procesos naturales?. Pues eso es lo que EEUU plantea en el TLC que negocia con el Perú, Colombia y Ecuador, tres de los países con mayor biodiversidad del planeta.

Aunque el texto presentado por la Oficina de Comercio de los EEUU a los negociadores de los países andinos se mantiene bajo estricta reserva, el diario colombiano "El Tiempo" publicó lo que sería el artículo 8 del capítulo sobre propiedad intelectual. Según esta publicación, "Cada parte (cada país que firme el TLC) deberá permitir las patentes para las siguientes invenciones: a) plantas y animales, y b) procedimientos diagnósticos, terapéuticos y quirúrgicos para el tratamiento de humanos y animales".

Hasta el momento, las autoridades de los países andinos no han desmentido el texto. Más bien, lo han confirmado tácitamente al reconocer que EEUU plantea condiciones que van más allá de los acuerdos sobre propiedad intelectual y patentes establecidos en la Organización Mundial del Comercio (OMC). El jefe negociador peruano, viceministro Pablo de la Flor, ha reiterado que en la mesa de negociaciones se defenderán los intereses peruanos sobre esta materia. Ojalá este planteamiento se mantenga hasta el final de negociaciones.

No hay que olvidar que estamos hablando de propiedad sobre componentes ya sea de plantas y animales, como células, proteínas, secuencias de ADN. Y en este campo no hay que olvidar que los países andinos están entre los diez de mayor biodiversidad del planeta. Existe entonces la amenaza de la mercantilización, control y la biopiratería de nuestra biodiversidad y los recursos naturales. Los norteamericanos también estarían planteando que se reconozcan patentes sobre procedimientos diagnósticos, terapéuticos y quirúrgicos para el tratamiento de humanos y animales. Esto involucra a los conocimientos acumulados por las poblaciones campesinas respecto de las plantas medicinales y nutritivas.

Lo que en la práctica ha venido ocurriendo en EEUU y otros países industrializados es que muchas de las patentes sobre material biológico se derivan de procesos de investigación que utilizaron conocimientos de pueblos originarios, lo que llamamos la "biopiratería". Y esto ha generado la justificada reacción de estos pueblos y distintas organizaciones que nos oponemos a que se otorguen este tipo de patentes, ya que las empresas que las obtienen adquieren el derecho exclusivo para comercializar semillas o los productos procesados, y nadie más podrá usarlos, bajo el riesgo de sanciones económicas a favor de las empresas.

Por tanto, la posición peruana debe ser de principio: mantenerse en el Convenio de la Diversidad Biológica de 1992 (ratificado por 177 países) y en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC). En ese sentido, lo que debemos defender es la vigencia de la Decisión 486 de la Comunidad Andina sobre propiedad intelectual, donde expresamente se prohíbe la concesión de derechos sobre plantas, animales y sus componentes. Esta es una cuestión de principios; e inclusive lo podemos plantear como un tema no negociable, así como EEUU lo hace con el tema de subsidios, protecciones, aranceles y control fitosanitario; barreras que protegen su producción y su mercado.