En el VIII Conveagro de setiembre pasado, importantes organizaciones agrarias y campesinas plantearon la suspensión de las negociaciones del TLC en lo que se refiere a los temas que involucran al agro nacional. Posteriormente, el Comité Unitario Nacional de Gremios Agrarios (CUNGA), emitió un pronunciamiento en el que ratifica esta demanda, tomando en cuenta además, el rumbo que marcan estas negociaciones, que se asemejan más a una imposición en base al poder que ostentan los negociadores norteamericanos.
La CCP, que se ha mantenido firme desde un principio en denunciar que con el TLC los peruanos tenemos mucho que perder y que poco o nada que ganar, ha sido también una de las organizaciones campesinas que ha estado a la cabeza de estas exigencias de que el agro quede fuera de las negociaciones del TLC, pues nos asisten sólidas razones sociales, políticas y económicas y de defensa de nuestra soberanía nacional; parte de las cuales vamos a resumir.
En primer lugar, no podemos aceptar que un gobierno que es rechazado por la gran mayoría de la población y de los productores agrarios y campesinos, comprometa el destino del agro nacional, negociando al margen de las organizaciones agrarias, campesinas y de los pequeños productores. Y peor aún, que los términos en que se negocia sean contrarios a los intereses de la gran mayoría de los productores agrarios y campesinos.
Además, este gobierno no ha hecho casi nada por cambiar las políticas neoliberales que heredó del régimen corrupto y traidor de Fujimori, que condenó a la ruina al agro nacional y lo sometió a los designios de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Ahora, Toledo quiere consagrar otra traición al agro y a los productores nacionales, y eso no lo podemos permitir.
En segundo lugar, la posición adoptada por los negociadores norteamericanos es negativa y definitiva en lo que se refiere al tratamiento de los temas agrario, y así se han encargado de expresarlo, fieles a su estilo imperial. EEUU va a mantener vigentes y no disminuirá sus millonarios subsidios a su agricultura que ellos llaman “ayudas internas”, y que alcanzan un valor de 16 mil 800 millones de dólares. Es decir, ni los van a reducir y menos eliminar; mientras nuestra agricultura quedará totalmente desprotegida al eliminar los aranceles. Por lo tanto, como bien lo señala el pronunciamiento del CUNGA, los términos contrarios a la mayoría del agro peruano, ya están definidos.
En tercer lugar, el ministro del TLC Alfredo Ferrero y sus negociadores, al igual que Toledo, desconocen la realidad del agro nacional y han mostrado una total incapacidad para manejar la negociación de acuerdo a los intereses de la inmensa mayoría de los productores agrarios peruanos. Eso ha quedado demostrado con las declaraciones de Alfredo Ferrero cuando señala que “no va sacrificar la firma del TLC por causa de unos 30 productos agropecuarios”; o las del propio Presidente, cuando afirma que “el TLC deberá firmarse sí o sí, o deja de llamarse Alejandro Toledo”.
Estas expresiones reflejan el sometimiento total a los intereses de los EEUU, así como la diferencia entre las posiciones de los negociadores y los gremios de productores agrarios y campesinos respecto de las perspectivas, riesgos y posibilidades del agro en el marco del TLC. Ignoran que una negociación que involucre al agro nacional debe contemplar no solo su defensa sino la necesidad de contar con políticas de seguridad y soberanía alimentaria.
Hay otra razón más y se refiere a la famosa oferta de “reconversión” del agro, como una posible solución a la perspectiva de ruina que sobrevendría si aceptamos los términos que impone EEUU en el TLC. Se está ofreciendo esa especie de premio consuelo para aceptar las condiciones norteamericanas. Pero, de dónde saldrán los recursos para tal “reconversión”, que ilusamente esperan algunos?. Supuestamente del Estado peruano, lo que equivale a decir, que los EEUU nos causan el daño y los peruanos tenemos que pagarlos. Se dice también que EEUU puede apoyar con un fondo para tal reconversión; de ser así, como dice el CUNGA, es como si se estuviera ofreciendo una silla de ruedas al que va a quedar inválido; y ante ello es mejor no avanzar por el camino de la invalidez.
También se habla de mecanismos de desgravación gradual de los aranceles para productos agropecuarios más sensibles. Aceptar eso es renunciar a la defensa de la producción nacional, que de todas maneras se dará ya sea en los plazos de cinco o más años, como plantean algunos negociadores, como mecanismo de protección ante la competencia desleal de los productos agropecuarios norteamericanos. En vez de aceptar esa especie de “engañamuchachos”, el gobierno debería corregir esas distorsiones de los precios llevando los aranceles hasta el nivel máximo que permite la propia OMC; y mantenerse en una posición soberana, sabiendo que está defendiendo su agro de las políticas inaceptables de las potencias agroexportadoras como EEUU.
Por esas y otra razones, que ya hemos desarrollado anteriormente, en la CCP nos ratificamos en la exigencia de suspender las negociaciones de los temas agrarios en el marco del TLC; así como revisar lo tratado con el MERCOSUR –que también se hizo de espaldas a los productores- hasta que se encuentre los términos de coincidencia entre los negociadores del gobierno, los gremios agrarios, Asimismo, hasta que Congreso de la República establezca los marcos legales para regular el comercio internacional y que los términos de intercambio sean realmente libres, justos y equitativos.