Se reafirmó una propuesta antiimperialista

2004-08-27 00:00:00

El pueblo venezolano ha dado una verdadera lección de democracia participativa no sólo a América Latina sino a los pueblos del mundo. Una vez más, esta vez en las urnas, la gran mayoría de los sectores populares defendieron los postulados de la Revolución Bolivariana que encabeza el Presidente Hugo Chávez; y derrotaron los intentos de una oposición que está muy lejos de ser democrática y que sólo persiste en volver a controlar el poder que antes utilizaron para enriquecer a los dos partidos de la oligarquía y los grupos de poder enquistados en ellos, como son la Acción Democrática (AD) y COPEY.

La gran mayoría del pueblo venezolano convirtió en Referéndum revocatorio en uno de ratificación y apoyo al gobierno de Chávez, y con un contundente 60 contra 40 por ciento, reafirmaron su decisión de continuar con una propuesta de gobierno que en los últimos años ha llevado adelante un programa social para beneficiar a los más pobres; es decir, a aquellos sectores que siempre fueron marginados por los últimos gobiernos.

Las lecciones del Referéndum

Además del gran triunfo del gobierno frente a una oposición recalcitrante y antidemocrática, el Referéndum venezolano ha dejado importantes lecciones que debemos tener muy en cuenta. En primer lugar, hay que destacar el hecho, que por primera en la historia de América Latina y tal vez en el mundo, un presidente se somete al veredicto del pueblo; es decir, una muestra ejemplar de la democracia participativa, en la que el pueblo es consultado para que decida a través del voto la continuidad de un régimen.

De otro lado, hay que destacar que con este referéndum, por primera en la historia política de ese hermano país, se ha logrado superar el desinterés y el abstencionismo que los venezolanos mostraron en los procesos electorales. Históricamente, más del 60 por ciento de los electores venezolanos se abstenía de acudir a las urnas. En esta oportunidad, el ausentismo apenas alcanzó el 15 por ciento, y más de 10 millones de los 14 que figuran en los registros electorales, acudieron a votar.

Otro hecho a destacar, más allá de algún incidente aislado, es que a pesar del clima de tensión y enfrentamiento que es azuzado por la oposición, el proceso electoral se llevó a cabo con total normalidad; y las inmensas colas de ciudadanos que se formaron para hacer uso de su derecho a decidir, tuvieron todas las facilidades para hacerlo, a pesar que en algunos casos tuvieron que esperar largas horas para hacerlo. Nunca antes en Venezuela se había producido un fenómeno de participación electoral como ocurrió en el histórico domingo 15 de agosto.

De igual manera, hay que remarcar el sentido de la responsabilidad y la transparencia del proceso. Tal como lo anunció el Presidente Chávez y sus principales líderes, en todo momento respetaron las normas de la Corte Nacional Electoral (CNE) y esperaron pacientemente los primeros resultados oficiales para recién celebrar un triunfo del que estaban muy seguros. En cambio, los representantes de la llamada Coordinadora Democrática, violaron muchas de estas normas y antes de cualquier resultado oficial, empezaron a difundir cifras en las que supuestamente estaban ganando. Por supuesto que después la realidad se encargaría de demostrar lo contrario.

Y finalmente, hay otro elemento que muchos gobernantes de América Latina deberían aprender, sobre todo aquellos que una vez en el poder traicionan sus programas y promesas electorales: cuando un gobernante cumple con gobernar a favor de las grandes mayorías de las que cuales recibieron el apoyo popular, puede someterse a cualquier consulta popular y saldrá airosa de ella, a pesar de toda la campaña difamatoria que no solamente hizo la oposición venezolana, sino que contó con el apoyo descarado del gobierno norteamericano.

Las rabietas de la llamada oposición democrática

Los grandes medios de comunicación, que no han ocultado sus simpatías con los opositores al gobierno de Chávez, han pretendido mostrar la fuerte tensión social en Venezuela, como responsabilidad del mandatario. “Chávez ha dividido Venezuela”, afirman. Sin embargo, ocultan que quienes han contribuido a crear ese clima de enfrentamiento social son los partidos tradicionales que se han conglomerado en la llamada oposición democrática.

Y ello es así, porque son incapaces de reconocer el derecho de las grandes mayorías populares de apoyar a un gobierno que sienten que gobierna a favor de ellos. Es decir, la oligarquía venezolana y los partidos tradicionales, no se resignan a haber perdido el poder que antes utilizaron para enriquecerse de manera corrupta, mientras el pueblo seguía empobreciéndose.

Pero esa oposición es también responsables de esa confrontación social cuando no han tenido ningún empacho en fomentar acciones y maniobras tan antidemocráticas, como lo fue el golpe de Estado que promovieron en abril del año 2002, y que justamente fracasó por la movilización popular que exigió el retorno de Chávez. Y también lo hicieron cuando, luego del fracaso del golpe, impulsaron una huelga de varios meses de la empresa petrolera estatal PDVSA, con el fin de quebrar económicamente el país y así buscar la caía del gobierno bolivariano.

Y el carácter antidemocrático de dicha oposición se ha ratificado en este referéndum, pues cuando la autoridad electoral y los observadores internacionales, anunciaron y ratificaron el triunfo de Chávez, ellos desconocieron estos resultados, acusaron irresponsablemente y sin pruebas al gobierno de haber hecho fraude, y azuzaron al pueblo para fomentar el desorden social. Por su puesto que fracasaron en este intento, pues incluso el gobierno norteamericano que tanto los apoyó no tuvo otro remedio, ante la contundencia de los resultados, de reconocer el triunfo de Chávez y de las grandes mayorías del pueblo venezolano.

En síntesis, esa oposición está moralmente descalificada para llamarse democrática, y no ha hecho más que demostrar su desprecio por la democracia y su profundo espíritu antipopular. Para ellos, la democracia funciona sólo cuando tienen el poder en sus manos y les sirve para enriquecerse; cuando es el pueblo quien toma las decisiones, entonces su democracia ya deja servir.

A enfrentar nuevos desafíos

A manera de resumen, el pueblo y gobierno venezolano han ratificado de manera democrática la vigencia de una propuesta de soberanía y de participación popular, que ha sabido hacerle frente a la prepotencia del gobierno norteamericano y sus propuestas neoliberales. Sin embargo, los retos que tienen por delante son ahora mayores, pues no sólo deberán profundizar sus reformas sociales, sino que tienen que enfrentar nuevas maniobras e intentos para hacer fracasar por la violencia los logros del gobierno bolivariano.

Sin dudas, el régimen de Hugo Chávez puede que haya cometido y seguirá cometiendo errores, más allá de sus innegables logros populares y sociales; sin embargo, por lo hecho hasta ahora, no cabe duda que está cambiando la historia de Venezuela y proyectando una capacidad de estadista de talla continental, que ahora tirios y troyanos han empezado a respetar, aunque sea de manera silenciosa.

La oposición en crisis y desarticulada

Mientras Venezuela retomaba su ritmo normal tras el referéndum, los dirigentes de la Coordinadora Democrática sienten que sus cabezas penden de un hilo, y sus profundas diferencias se pusieron de manifiesto ni bien se dieron los primeros resultados. Mientras los grupos más radicalizados convocaron a la calle a sus seguidores para pelear "por la victoria usurpada", otros dirigentes se negaron a movilizar a su temiendo que se produjeran choques con los simpatizantes chavistas festejaban su triunfo.

Felipe Mujica, el principal dirigente del sector del Movimiento Al Socialismo (MAS), que está en la oposición, fue muy crítico con los partidos que intentaron movilizar. La convocatoria fue un fracaso y sólo se movilizó muy poca gente. Por otro lado, desde los partidos tradicionales se empezó a escuchar voces que llamaban a aceptar el resultado y prepararse para las inminentes elecciones de alcaldes y gobernadores que deberán efectuarse en septiembre. Las centrales gremiales y de empresarios, enrolados en la oposición, aceptaron también el resultado del referéndum.

Sin embargo, es muy difícil que puedan resolver la crisis que se desató en su seno en tan poco tiempo, porque la tradición política venezolana estipula que los dirigentes que fracasan son depuestos. Eso pasó con el golpe del 2002 y el responsable descabezado fue el empresario Pedro Carmona, “Pedro el Breve", como le dice con ironía Chávez, quien asumió la presidencia durante las pocas que duró el golpe. En los círculos políticos se da como un hecho que el gobernador del estado de Miranda, Enrique Mendoza, coordinador general de la Coordinadora Democrática y la cabeza más visible de la oposición durante la campaña del referéndum, será el próximo defenestrado