2004-05-28 00:00:00

Este miércoles 12, se debatirá en el Congreso, finalmente, el proyecto de Ley de Regalías Mineras. Incontables maniobras y presiones del Gobierno y los lobbies mineros para bloquear el debate del proyecto de Regalías de 3% al valor de la producción minera se han vencido. Pero, ojo, la lucha para que el país y las localidades tengan una participación justa en los beneficios de la minería enfrentará su momento decisivo, pues el Ejecutivo sigue promocionando su propuesta de Regalías "bamba" que son sólo un adelanto sobre el pago del Impuesto a la Renta y que no van a significar un centavo adicional de recursos para las Regiones y Municipios mineros.

El Perú es extraordinariamente atractivo para la actividad minera gracias a una ventajosa combinación de factores, que lo hacen un destino favorito para las inversiones. La Encuesta Anual 2003/2004 del Fraser Institute, llevada a cabo entre compañías mineras alrededor del mundo, y que mide el nivel de atractivo que un país tiene para estas compañías, ubicó al Perú como quinto a nivel mundial por su atractivo para la inversión minera, lo cual da una idea de la enorme riqueza y diversidad de minerales que yacen en nuestro subsuelo.

El Gobierno y los lobbies mineros han hablado mucho contra las Regalías, afirmando que estas espantarán a los inversionistas. Pero la Encuesta del Fraser Instituto desmiente meridianamente tales aseveraciones. La política tributaria de un país es sólo uno entre trece factores que determinan el atractivo de un país para la actividad minera, y apenas el 5% de los encuestados consideraron nuestro sistema tributario como un factor de preocupación para sus decisiones de inversión. Los inversionistas mucho más preocupados están por la inestabilidad política (21%): el Gobierno toledista, con sus periódicos escándalos y vaivenes, espanta a la inversión minera más de lo que podrían hacer las Regalías Mineras. Hasta el Banco Mundial, en un estudio para el MEF propuso poner regalías de 3% en el Perú, en marzo del 2002.

Es lamentable que en lugar de un debate alturado y constructivo sobre las Regalías, los representantes de las grandes mineras hayan lanzado una sistemática campaña de satanización de las Regalías Mineras, cerrándose egoísta e irresponsablemente en una negativa absoluta a establecerlas. Las Regalías Mineras no castigan al empresario, sino que compensan el uso de recursos naturales nacionales y dan una participación adecuada de las localidades en las riquezas generadas.

Las Regalías Mineras significarán mayores recursos para las zonas en las que opera la minería, permitiendo inversiones en infraestructura, provisión de servicios básicos como luz y electricidad, así como financiamiento de actividades económicas alternativas, permitiendo que estas zonas entren en un proceso de desarrollo sostenible, todo lo cual redundará en beneficio de las mismas empresas mineras, al crear un clima de paz y bienestar social, que legitime sus actividades.

Que no se engañe la SNMPE: la actividad minera es blanco del cuestionamiento justo de localidades y comunidades, que ven cómo sus riquezas se explotan y agotan para enriquecer a foráneos mientras ellos tienen que asumir los pasivos y perjuicios ambientales, económicos y sociales. Ahí están Huancavelica y Pasco, Moquegua y La Oroya como ejemplos dolorosos. ¿A alguien puede extrañar entonces que en Tambogrande la población, ejerciendo sus derechos soberanos, le diese un NO rotundo a la minera Manhattan, o que en Huancabamba las comunidades se opongan a toda costa a la presencia de exploraciones mineras?.

Los tiempos han cambiado. Los proyectos mineros sólo podrán ser viables, política y socialmente, si demuestran que no vienen simplemente a depredar recursos, sino que pueden ser parte de un esquema mayor de desarrollo regional y local, convirtiéndose en los motores y catalizadores de ese desarrollo. Y para ello, el establecimiento de Regalías razonables es un paso indispensable. Esperemos que las empresas mineras y el Gobierno escuchen.