El TLC y la agricultura: Propuestas desde la pequeña agricultura

2004-04-08 00:00:00

PRESENTACIÓN

La Confederación Campesina del Perú (CCP) fue invitada al Taller Preparatorio sobre la 45ª Asamblea de Gobernadores del BID, para tratar el tema ” Comercio e Integración: Mirada y Propuestas desde el Sur”. Este evento se realizó en Lima, el jueves 25 de marzo del 2004, en la Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en representación de nuestra central, asistió el compañero Wilder Sánchez Chávez, Secretario General Colegiado, fundamentando la ponencia sobre: “Los Impactos del Libre Comercio en el Agro Peruano”.

El taller también contó con la presencia del Economista Humberto Campodónico, quien diserto sobre el tema: “Negociaciones sobre Comercio Internacional: el ALCA y el TLC”; de Alfonso Cotera de GRESP, quien formuló “Una Alternativa desde la Sociedad Civil frente al Libre Comercio; y del señor Jorge Acosta de CEDES - Ecuador, que expuso el tema: “Los TLCs y los Derechos Humanos”.

Este taller adquirió relevancia porque se realizó tres días antes de iniciarse la Asamblea del BID, reunión a la cual, además de asistir más de 34 Ministros de Economía, principalmente latinoamericanos y centroamericanos, destacaron la presencia de EE.UU., Japón, Canadá, Francia, Italia y Alemania. Es bueno informar que estos últimos países desarrollados - que son parte del poderoso Grupo G7- controlan aproximadamente el 47% del accionariado del BID; y por tanto, trazan las pautas y las políticas centrales de esta institución financiera.

Por otro lado, este cónclave neoliberal, se realiza en medio de que la gran mayoría de los pueblos de América constatan que el modelo neoliberal a escala internacional se encuentra en crisis y agotamiento y que ha abierto una crisis de gobernabilidad en el Área Andina. Se supone, que en esta cita internacional, los gobernadores del BID, deberían - por lo menos - formular propuestas para resolver la acuciante desigualdad económica, productiva y social que genera el modelo neoliberal; así como frenar mediante políticas de renegociación, los estragos que generan los pagos obligatorios de la deuda externa, con la finalidad de poner en primer plano el desarrollo de nuestros pueblos.

De no ser así, será un evento más a los que ya nos tienen acostumbrados la banca multilateral acompañados de una gran campaña mediática y que se realizan cada cierto tiempo. La llamada “Carta de Lima”; las declaraciones del Enrique Iglesias presidente del BIB; del Sr. Guillermo Perry jefe del BM para América Latina y el Caribe; del Sr. José Faigenbaum representante del FMI; no hacen sino confirmar esta ultima apreciación.

Todos ellos, sostienen – con matices más con matices menos – que el problema de la crisis que vivimos no es del modelo económico en sí mismo, sino que deviene por la falta de una aplicación consecuente de las reformas estructurales de los 90s. Por ello, para los “sabios de la banca multilateral”, la salida es aplicar las reformas de segunda generación del Consenso de Washington, que no es sino profundizar las reformas que explican la actual crisis de Latinoamérica y el Caribe. Así, nuestros pueblos están avisados de las orientaciones que impulsaran el cuarteto conformado por el FMI-BM-OMC-BID y que serán los lineamientos con los cuales se implementarán, el ALCA y los TLCs.

En este marco, constituye un imperativo fundamental para la CCP, presentar aunque sea de manera somera, la delicada situación por la que atraviesa el agro peruano; pero sobre todo las alternativas que desde la agricultura peruana y la pequeña producción venimos proponiendo. A renglón seguido presentamos los ejes principales de la exposición del compañero Wilder Sánchez, en el taller de la Casona de San Marcos.

1. NUESTRA AGRICULTURA SE ENCUENTRA DESDE HACE 14 AÑOS (1990 –2004), BAJO LOS PARÁMETROS DEL LIBRE COMERCIO

Para analizar los impactos del Libre Comercio en el Agro, se hace indispensable ubicar el proceso político, económico y social que se abrió en el país y en América Latina, desde hace por lo menos 14 años. Desde esta lectura, los hechos más resaltantes son los siguientes:

1.1. El Consenso de Washington y el agro.

Es de conocimiento público que a partir de 1990, se aplica en América Latina y en América Central, lo que se conoce con el nombre de Consenso de Washington, que se expresa en 10 grandes reformas estructurales y en políticas de ajuste orientadas a generar la estabilidad macroeconómica neoliberal.

Todas ellas tienen como finalidad de refrendar el predominio absoluto del llamado “mercado libre” como supuesto y natural asignador de recursos, para lo cual se implemento, entre las más importantes: La liberalización comercial, la liberalización financiera, el retiro del Estado de la economía y de toda regulación, las privatizaciones de los patrimonios estatales, políticas fiscales cuyo aspecto nodal es el pago de deuda externa; así como la liberalización del mercado de trabajo, que significa la precarización de los salarios y de las condiciones de trabajo.

Orientación que se complementa vitalmente, si tomamos en cuenta, que el modelo desarrollo neoliberal impuesto en el país, abandona el mercado interno (sobre todo a la agricultura) y se basa principalmente en la exportación primaria minera; en la promoción de los intereses de los nuevos monopolios nacidos merced a las privatizaciones, como es el caso de empresas eléctricas, de telefonía, de la banca tranacionalizada; en la promoción de las grandes casas importadoras (en especial de alimentos); así como en una inserción internacional subordinada a los centros de poder económico - financiero mundial.

De este modo, la agricultura peruana pasó a ser ubicada en este modelo, que la confinó en la exclusión del mercado y en la marginación social, en tanto que para el Consenso de Washington, que se aplicó a través del FMI (Cartas de Intención), la alimentación del pueblo peruano, sobre todo urbano, debe correr - en lo central - a cargo de las agriculturas industriales de los países desarrollados.

1.2. La OMC y la agricultura

El proceso de fronteras abiertas que aplicó el primer gobierno de Fujimori con su Ministro Carlos Boloña, se consolida cuando el 1º de enero de 1995, se instala en el mundo la Organización Mundial del Comercio (OMC). Esta instancia supranacional - prima hermana del Banco Mundial y del FMI - a diferencia de la mayor parte de las décadas del siglo XX, acordó, por primera vez, involucrar a la agricultura como parte de los tratados comerciales (Acuerdos sobre Agricultura. AsA – OMC).

Con esta postura, la agricultura pasa a ser tratada como una mercancía más y se la ubicó también como parte de las geopolíticas de dominio de las grandes potencias desarrolladas. De esta manera se violenta el carácter multifuncional de la agricultura, al estar estrechamente asociada al desarrollo económico y social de los pueblos, a la soberanía y la seguridad alimentaria, al bienestar de los productores y la protección del medio ambiente.

Para el Perú, en la nueva negociación en la OMC, por decisión del gobierno de Fujimori y que en lo central se mantiene en el gobierno de Toledo, significa lo siguiente:

Ø El Perú se comprometió a imponer el arancel consolidado más bajo (30%), no sólo de América Latina sino del Área Andina. Es bueno informar que los gobiernos de Fujimori y Toledo ni siquiera mantienen este arancel consolidado, al que se comprometió el Perú en la OMC, en 1995. Para el año del 2004 el arancel promedio que aplica el Perú es aproximadamente del 10% (Gestión 12/03/04).

Dentro de esta misma lógica, a inicios de este mismo año, el MEF y el actual Ministro de Agricultura, han reducido el arancel del trigo de 25 al 17%, cuando su techo arancelario pactado con la OMC para el 2004 es de 68%; todo ello para beneplácito de los negocios de las grandes importadoras, entre ellas Alicorp, del banquero Dionisio Romero. Recordamos que el trigo es el producto de mayor valor que importamos (cerca de 200 millones de dólares como promedio anual) y que desplaza el consumo de la papa y las harinas nacionales.
Lo mismo sucede con la importación del maíz amarillo, que es otro producto que se trae del exterior en grandes cantidades (cerca del 50% del consumo nacional) y con altos valores (cerca de 100 millones de dólares como promedio anual); cuyo arancel actual es de apenas de 12%, cuando su techo arancelario pactado con la OMC para el 2004 es de 68%; todo ello también para beneplácito de los negocios monopólicos de las grandes avícolas agrupadas en la Asociación Peruana Avícola (APA).

Esta misma lógica se reproduce, con el Algodón subsidiado que se importa de los EEUU con el arancel del 12%, cuando su techo arancelario pactado con la OMC es de 30%; con los productos lácteos que entran con arancel cero por la frontera con Bolivia, merced a un acuerdo con este país, cuando su techo arancelario pactado con la OMC para el 2004 es de 68% y que favorece al grupo monopólico de la Leche Gloria S. A.; con la creciente importación de carne de Colombia y la Argentina, cuyo arancel es la tercera parte del techo arancelario del 30%.

Para el colmo de nuestros males y para dar en la yema del gusto de los gobernadores que asisten a la reunión del BID; el actual Ministro de Economía Pedro Pablo Kuczynski, ha prometido y anunciado, que el Perú dentro de 10 años, impondrá las tasas de “arancel cero”, a la producción importada; así como también señaló que el Perú, seguirá estas orientaciones en las próximas negociaciones del TLC (Gestión 29/03/04). Mejor “Chupe”, no ha podido tener el gobierno de los EEUU, que el ciudadano norteamericano PPK.

Finalmente, en medio de la reunión del BID, el subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, el Sr. José Faigenbaum, nos ha informado que el Perú es una economía bastante abierta al comercio exterior y que ha alcanzado una calificación casi sobresaliente de 2, en una escala del FMI, de 1 al 10, donde 1 indica mayor apertura (Gestión 31/03/04).

Lo que no ha informado, el alto funcionario, es el hecho, según la información de la OCDE, en esta misma escala de apertura del FMI, la economía norteamericana tiene una calificación que se ubica en el nivel 7, por que además de los aranceles ad - valoren que aplican, se protegen con convicción, a través de medidas paraarancelarias, con medidas de control certificado fito – sanitarios, con las cuotas de importación y con la sistemática aplicación de las salvaguardas agropecuarias. ¿Por qué, este representante del FMI ha dicho una verdad a medias?

La respuesta es de alguna manera sencilla. Porque de un lado, quiere ocultar el alto proteccionismo que aplica Estados Unidos que proviene- entre una de más importantes causas - de las presiones que ejerce el alto déficit de la Balanza Comercial de la economía norteamericana que bordea la espectacular cifra del 5.5 % del PBI de EEUU; y porque por otro lado, quiere ocultar su política de la Ley del Embudo, ancho para ellos y angosto para los países llamados en vías de desarrollo.

Pero, lo importante a destacar de la propuesta del Sr. José Faigenbaum, no es tanto lo arriba señalado, que es una constatación bastante conocida; si no que tomando aire y muy suelto de huesos, afirmó que el “Perú debe seguir aumentando su apertura comercial, si es que quiere recibir los beneficios de la globalización”.

En otras palabras, el FMI, no está ni contento ni satisfecho con la calificación de 2 que ha obtenido el Perú, sino que quiere más; y para ello, nuestro país debe abrir aún más las puertas de sus fronteras, como si fuéramos, ya prácticamente una zona franca de libre comercio. Probablemente, debe haberse entusiasmado con el mensaje de PPK, que un día antes, dijo que el Perú, llegará dentro de 10 años, a aplicar el arancel cero.

Ø Se comprometió a no otorgar ayudas internas a la agricultura. En todo caso, aplicó el acuerdo “De Minimis”, que constituyen los mecanismos compensatorios que permite la OMC, para efectuar los gastos asistenciales, no productivos, en la agricultura, que en este caso no llegaron ni la 5% del PBI agropecuario y que centralmente fueron usados para reelecciones que busco Fujimori.

Por estos acuerdos con el FMI y la OMC, desde hace 14 años, no contamos políticas sectoriales, que incrementen sustantivamente la inversión publica en el agro, con políticas de sostenimiento de los precios agropecuarios, no hay crédito suficiente; así como tampoco con políticas macroeconómicas que generen un entorno favorable para impulso de la agricultura. Ni mucho menos hay políticas diferenciadas para atender la pequeña producción en particular la campesina.

Ø Se comprometió a no otorgar ayudas a las exportaciones y probablemente por esta razón no existen políticas estatales para afrontar la grave crisis por la que atraviesa la producción del café, que afecta principalmente a las pequeñas familias cafetaleras.

En todo caso, los mecanismos de ayuda que se han atorgado a este sector han estado concentrados principalmente en los eslabones superiores de las cadenas productivas vinculadas a la exportación como es el caso de los espárragos, frutas, fréjol palo, meringold y otros, a través de eliminar el arancel a los insumos y maquinaria agrícola en tanto que estos sectores son los principales demandantes de estos rubros que se importan.

Por otro lado, es bueno señalar, que si bien en los dos últimos años, las exportaciones agropecuarias no tradicionales están creciendo de manera importante, ello no se debe principalmente a una política que desde el Estado se promocione las exportaciones; si no que se debe fundamentalmente - al ATPDEA - que constituye una decisión de política unilateral del propio gobierno Norteamericano, de otorgar arancel cero a nuestras exportaciones, que sólo favorece a grupos minoritarios; a cambio de cumplir con dos condicionantes de orden político: Estar de acuerdo con la política de la DEA sobre el narcotráfico y con el Plan Colombia

Ø Renunció a aplicar la salvaguarda agropecuaria especial, que es un mecanismo temporal que permite la OMC para enfrentar los daños que un producto importado produce en la producción agropecuaria nacional.

Renunciar a la aplicación de este mecanismo, revela el carácter obsecuente del gobierno de Fujimori y de Toledo y de todos los ministros agricultura que han tomado la posta a lo largo de los últimos 14 años, ya que no tienen como preocupación central la defensa de la producción nacional. Están convencidos de las “bondades de las importaciones de alimentos”, las cuales – según los neoliberales – no producen estragos en el mercado agropecuario nacional y si producen estragos no importa, porque la factura la pagarán los productores nacionales.

Todo ello también, porque a su vez están convencidos que una parte fundamental de las cadenas productivas del trigo, de la leche, del maíz amarillo duro, de la cebada, de los productos oleaginosos y de la soya; deben necesariamente iniciarse en los mercados externos principalmente de aquellos que controlan las trasnacionales agro alimentarias.

1.3. El ALCA y el Agro (1994 - 2004)

Junto y de manera simultánea al proceso arriba descrito, desde 1994 y a iniciativa del G. Bush - padre, se viene implementando un conjunto de negaciones entre los gobiernos de los 34 países de América (a excepción de Cuba), para que el ALCA, en enero del 2005, quede instalada de manera definitiva.

Este proyecto que impulsa los EEUU, busca consolidar un bloque para su disputa con otras potencias como la Unión Europea y el Japón. Asimismo es el espacio, donde el gobierno norteamericano - además de reafirmar los principios del fundamentalismo neoliberal - pretende que tengan viabilidad aquellas propuestas, que todavía no alcanzan luz verde en la OMC, como es el caso de los temas de Singapur, entre las que destacan, el Acuerdo multilateral de inversiones (AMI), el tema de la propiedad intelectual, las compras estatales y las políticas de competencia.

Este mismo proyecto de anexión, que trabaja con tesón el propio gobierno de los Estados Unidos, en el año del 2003, ha entrado en un conjunto de dificultades, que hacen prever – como más probable – es que no pueda instalarse el ALCA en enero del 2005, que es el encargo que debería cumplir G. Bush-hijo.

Entre una de las causas que pueden explicar estas dificultades, esta el tratamiento a la agricultura, en la medida que el gobierno norteamericano, ha señalado que este tema no será de ninguna manera tratado en el ALCA, sino que su canal adecuado, es y será la OMC. No nos olvidemos, que fue precisamente el tema de la agricultura, la causa central que llevó a que fracase la V Conferencia Ministerial, realizada en Cancún-México; donde EEUU y la UE, no sólo se negaron a eliminar sino incluso a reducir los grandes subsidios que otorgan sus respectivas agriculturas.

¿Puede un tratado que va mas allá de lo comercial y que no se queda encerrado en esta esfera, dejar de lado la Agricultura?. ¿ Puede este mismo tratado obviar el hecho de que las importaciones de alimentos subsidiados de EEUU, de Canadá y de las trasnacionales; ocasionan graves daños en las agriculturas del resto de América?. Es elemental y evidente que: ¡NO!.

Por estas mismas razones, Brasil y Argentina, plantearon que así como EEUU, se reserva el derecho de que el tema agrícola solo se trate en la OMC; ellos también se reservan sus derechos sobre los subsidios y otros temas, en particular, sobre los llamados temas de Singapur. Todo ello condujo inevitablemente a que el ALCA entre en una situación de entrampamiento. De este modo, nació el “ALCA Light o ALCA a la Carta”, que en realidad nadie sabe con precisión sus contenidos y sus formas de operar; mostrándose como una alternativa incierta.

Consciente de esta situación, el diario Gestión Económica, en su editorial del 2 de abril, señala:

“.... algunos analistas señalan que pese a las buenas intenciones de las potencias económicas, la eliminación de los subsidios agrícolas parece ser muy complicada de lograr o casi inalcanzable en estos momentos.
Y añade:
Hasta el momento la clave para que se alcance un acuerdo mínimo continua siendo el tema agrícola, y al respecto la oposición de los principales exportadores de dichos productos de la región se ha incrementado, lo que hace prever negociaciones arduas, y quizás el incumplimiento de las fechas para la creación del ALCA”.

1.4 EL TLC y el Agro.

En el marco de las dificultades del ALCA, el gobierno de EE.UU., ha decidido implementar los llamados TLC con varios países de América Central y del Sur y entre los que se encuentra Perú. Para implementar este proyecto, que no es sino un ALCA en pequeño, destaca como ejemplo el NAFTA, que es el TLC entre EE.UU., Canadá y México.

Esta propuesta que tanto entusiasmo genera en los núcleos neoliberales criollos del Perú, tiene cuatro problemas que son indispensables señalar:

Ø El primero, es que busca romper las acumulaciones regionales tanto del CAN como del MERCOSUR, como expresión descarnada de la política imperial de los EEUU: “ Divide y reinarás”. Porque en esta negociación del TLC, como en el ALCA, está por encima de todo, relaciones de poder político, económico y militar.

Ø El segundo, es que la negociación, entre EE.UU. y el Perú, no será una relación en igualdad de condiciones ó simétrica, sino una relación de negociación entre un tiburón y una sardina, con la agravante que la cabeza (gobierno) de la sardina cree que su misión es engordar al tiburón.

Como muestra de este tipo de relación, el gobierno de los EEUU, ha planteado que para se inicien las negociaciones en el mes de mayo de este año, el gobierno peruano debe “sanear“ previamente los juicios que 8 empresas norteamericanas tienen con la SUNAT, Poder Judicial y los Municipios. Por su puesto que el Ministro de Comercio, jefe de las negociaciones por el lado del gobierno peruano para el TLC, ha