2004-01-28 00:00:00

El deterioro que sufre el sector agrícola en los países de América Latina, como consecuencia de la aplicación de las políticas neoliberales, acrecientan la dependencia alimentaria de los pueblos. Una prueba de ello, es lo que ocurre en el hermano país de México, luego de varios años de vigencia del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, TLCAN. Esta fue una de las conclusiones a las que arribó el taller sobre Agricultura y Soberanía alimentaria, en el marco del III Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA.

Este taller estuvo a cargo de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, CLOC, en el que participaron Rafael Alegría de Vía Campesina, Cecilia Castro de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala de México, Leonardo Chirino de ANAP de Cuba, Wilder Sánchez de la Confederación Campesina del Perú, CCP; y que tuvo en la conducción a Valquimar Reis del MST de Brasil y Freddy Congo de FENOCIN de Ecuador.

En el evento se remarcó que el TLCAN además de afectar la soberanía alimentaria de los mexicanos ha agudizado el proceso migratorio del campo a la ciudad, lo que a su vez proporciona mano de obra barata que es utilizada por los Estados Unidos para reducir sus costos de producción que luego es exportada a nuestros países a bajos precios que generan la quiebra de miles de unidades productivas.

Por ello es necesario rescatar el concepto de soberanía alimentaria como concepto ciudadano, ya que es un derecho humano que no puede ser abandonado como una función pública de los Estados. El evento también cuestionó y denunció el carácter negativo de los supuestos aportes de los Estados Unidos a través de sus programas de ayuda alimentaria como el Programa Mundial de Alimentos (PMA), por considerarlo una vía libre de salida de los excedentes agrícolas norteamericanos.

Al respecto, el Coordinador Ejecutivo de la CLOC-Región Andina, Wílder Sánchez de la Confederación Campesina del Perú (CCP), remarcó que la soberanía alimentaria es un problema que tiene que ver con los modelos de producción agrícola industrializado y de sobrevivencia vigentes en América Latina. Agregó en ese sentido que los alimentos y las agricultura no son mercancías sino derechos humanos básicos para el mundo.

“La soberanía alimentaria no puede existir sin democracia como tampoco al margen de políticas de defensa de la producción nacional de los países, y ello significa defender precios justos y mercados para nuestra producción, nuestras semillas y nuestros recursos naturales. La soberanía alimentaria es parte de la lucha contra el ALCA, contra el neoliberalismo y contra la deuda externa”, remarcó Wilder Sánchez.

En el taller también se plantearon un conjunto de propuestas entre las que destaca la necesidad de insistir en el rescate del concepto de la soberanía alimentaria como el derecho a producir y consumir nuestros propios alimentos, impulsar un campaña contra la utilización del PMA como vía para canalizar los excedentes de la producción de los países desarrollados, exigir que estos fondos se utilicen para mejorar los precios de la producción de los pequeños productores y campesinos, así como continuar la lucha para sacar a la agricultura y la alimentación fuera de las negociaciones de la OMC, el ALCA.

Finalmente se planteó rescatar y defender los mercados nacionales y regionales para garantizar precios justos a nuestros productores y promover estrategias de integración regional, basadas en los principios de solidaridad, cooperación, convergencia y solidaridad.