La lucha del movimiento social latinoamericano y de los pueblos pobres del mundo ha empezado, durante el 2004, dando muestras de un vigor que irá acrecentándose, generando alternativas frente al neoliberalismo excluyente y militarista y tornándose en una fuerza formidable por la construcción de un mundo más justo y equitativo.
En realidad, ya desde setiembre del año pasado, los mentores del fundamentalismo neoliberal y del libre mercado empezaron a sentir los estragos que les ha propinado las fuerzas sociales que pugnan por frenar las inequidades que propicia la globalización excluyente. La debacle que sufrió principalmente, Estados Unidos y los países ricos, en la reunión de Cancún –México- cuando no pudieron imponer sus injustas negociaciones en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), fue una señal importante; tal como lo fue también el surgimiento del Grupo de los 21 (G-21), encabezado por Brasil, India y otros países pobres.
La reciente Cumbre Extraordinaria de Las Américas, en Monterrey, convocada por el guerrerista George W. Bush, con la finalidad “poner orden” en lo que sigue considerando su patio trasero, también resultó otro fiasco. Su inocultable fracaso en el intento de imponer el ALCA, las posturas soberanas presidentes como Hugo Chávez de Venezuela, Lula de Brasil y Kirchner de Argentina así como las muestras de rechazo de las organizaciones sociales anti-neoliberales, terminaron por desubicar a Bush y llevarlo a mostrar –o reafirmar- su autoritarismo antidemocrático.
Por ello, al invasor de Irak, no le quedó otra cosa que emprenderla contra Venezuela, al punto de pedir apoyo para la llamada “oposición democrática” a fin de que continúe en sus intentos de derrocar a Hugo Chávez; o contra el gobierno de Fidel Castro, clamando por “una transición rápida y pacífica” en Cuba.
Sin embargo, no sólo ha sido en el escenario latinoamericano en donde el movimiento social ha contribuido a golpear al autodenominado gendarme del mundo. El IV Foro Social Mundial, que acaba de realizarse entre el 16 y 21 de enero en Mumbai (India), ha constituido otro importante espacio para seguir bregando frente a la injusticia del modelo económico imperante así como para continuar forjando las alternativas desde el cada vez más creciente movimiento social.
Este Foro Social Mundial, que es continuidad de los tres anteriores celebrados en Porto Alegre, ha reunido a unas 130 mil personas de 140 países, y que a través de cientos de conferencias, paneles y talleres, han rechazado la invasión a Irak, condenado el guerrerismo irracional de Bush y exigen el retiro de las fuerzas militares de ese país, que sigue desangrándose. Por ello, además de persistir en rechazo al libre comercio y al ALCA, uno de los acuerdos más importantes del FSM de Munbai, ha sido la convocatoria para el próximo 20 de marzo –aniversario del inicio de la guerra en Irak- de una jornada de movilización mundial de protesta contra la guerra y la ocupación de Irak, impuesta por los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y sus aliados.
El mensaje del Foro de Mumbai –además de condenar también la ocupación que sufre el pueblo palestino y la ominosa construcción de un muro de 700 kilómetros por parte del gobierno de Israel- es que nadie cree que la guerra resuelva ningún conflicto, pero sí en que los agudiza y encamina hacia un retroceso a la humanidad hacia situaciones coloniales.
Y para continuar con la forja de alternativas frente al modelo impuesto por el imperialismo, está el III Encuentro Hemisférico de lucha contra el ALCA, que se realizará en La Habana –Cuba- entre el 26 y 29 de enero. Cientos de organizaciones sociales, campesinas, juveniles, sindicales, obreras, de mujeres, entre otras de América Latina, se reunirán una vez más para gestar las salidas frente al libre comercio y forjar relaciones de integración más justas y equitativas entre los pueblos y gobiernos de América Latina.
Todos estos eventos son sólo una muestra del creciente y vigoroso movimiento social por luchar por un mundo diferente al que nos quiere imponer el fundamentalismo neoliberal, que sólo ha traído más desigualdad, pobreza y guerra a la humanidad. Expresan la esperanza de que otro mundo es posible, urgente y necesario; y, como se ha señalado en el Foro de Mumbai, que este viejo orden de injusticia comienza a agonizar, que el pasado empieza a morir; mientras que un nuevo futuro pugna por nacer. En pocas palabras: la globalización de la lucha y la esperanza ya ha dejado de ser sólo una posibilidad y empieza a convertirse en una realidad cada vez más inmediata.