EXIGENCIA DE CAMBIO

2003-10-15 00:00:00

Fueron cientos de miles de campesinos y pequeños productores agrarios de los pueblos más recónditos de nuestra costa, sierra y selva; de ese Perú Profundo tan lejano y tan nuestro; de ese país que el Perú oficial se niega a ver y escuchar. Fueron hombres y mujeres, jóvenes y mayores, de las comunidades campesinas del Ande. Sí, fue el rostro genuino y curtido de nuestros hermanos que labran el campo; como alguien lo dijo, de los del color de la tierra, quienes salimos a decir nuestra palabra, a levantar nuestra voz; es decir, a darle vitalidad y contundencia al Paro Nacional Agrario, que nuestra gloriosa CCP y el Comité Unitario Nacional de Gremios Agrarios, CUNGA, convocaron los días 25 y 26 de setiembre.

Nuestra medida de lucha fue la respuesta a la incapacidad y la falta de voluntad del gobierno y del Presidente Toledo para atender las justas demandas de quienes estamos a cargo de garantizar la sagrada misión de la soberanía y la seguridad alimentaria que nuestro pueblo requiere.

El paro nacional agrario, ha sido también la respuesta al cada vez más acelerado proceso de derechización y contubernio que se da en los más altos niveles del gobierno con los poderes económicos y connotados fujimoristas, que durante la década de la dictadura se beneficiaron con las llamadas políticas de ajuste estructural inspiradas en el neoliberalismo o Consenso de Washington.

Nuestra medida de lucha nacional ha sido también, la severa advertencia de que si este régimen persiste en mantenerse de espaldas al campo y al Perú Profundo, vendrán nuevas jornadas de lucha nacional tan o de mayor contundencia como el victorioso paro nacional agrario, que ha vuelto a poner una vez más, al agro y a la dura realidad de las comunidades campesinas, en el centro de la situación política del país.

Este paro nacional, ha sido en la práctica la verdadera interpelación a la política que se imparte desde el MINGAG y que está respaldada por el gobierno; y por estas mismas razones, creemos pertinente la decisión del Congreso de interpelar al ministro Gonzales García. Pero esperamos, que esta medida no sirva para dar curso a las consabidos arreglos, acomodos y contradicciones en las altas esferas del poder. Veremos si son capaces de recoger el mensaje del paro agrario y censurar no sólo al inepto ministro sino a la política económica, causa principal de la pobreza campesina y la crisis agraria.

UN PARO VICTORIOSO: la unidad, factor estratégico para la acción

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y quienes desde las orillas opuestas a los intereses agrarios y campesinos no entienden ni comprenden la contundencia de este victorioso paro, están enceguecidos por sus propios intereses e incapacidades. Para la Confederación Campesina del Perú y los gremios que conformamos el CUNGA, este paro nacional agrario ha sido una jornada victoriosa del agro y de las comunidades campesinas.

Y las razones hablan por sí solas. En primer lugar, hay que señalar que este paro agrario nacional ha fortalecido al CUNGA y a quienes lo conforman; y ha expresado un importante nivel de unidad de acción alcanzado en la costa, sierra y en menor medida en la selva. El CUNGA constituye hoy en día la fuerza más organizada y representativa del agro nacional y más temprano que tarde, la ceguera del gobierno y del ministerio de Agricultura, tendrá que dar paso a un justo reconocimiento como interlocutor válido del campo.

El paro agrario ha permitido entender que la unidad es el factor estratégico que hará posible que obtengamos nuevas victorias, con propuestas unitarias que recojan la amplitud de la problemática agraria y campesina; y que no vuelvan a darse situaciones y indecisiones que lleven a crear incertidumbre en las bases, como ocurrió cuando se otorgó la llamada “letra de cambio” por 60 días y la suspensión del paro de mayo pasado. Ahora el CUNGA ha mostrado que sí es capaz de superar sus propias dificultades y consolidarse como la fuerza representativa que enarbole las justas demandas de los campesinos y productores agrarios del país.

En realidad, este ha mostrado amplitud territorial, y ha sido capaz de amalgamar en una sola fuerza las reivindicaciones de todos los sectores de productores que buscamos en la acción, el cambio que el agro requiere.

EL CAMBIO DE LA POLÍTICA ECONOMICA

La medida de lucha nacional ha sido exitosa también, porque además de enarbolar una Plataforma Agraria Unitaria, ha expresado demandas que están más allá del terreno estrictamente agrario y campesino; y porque entendemos que la solución de nuestros problemas, en última instancia, tienen como origen central a la política económica neoliberal.

Las diversas manifestaciones de protesta que se dieron en diversos lugares del país, en los mítines, en las marchas y en los bloqueos de carreteras fueron contundentes: todas demandaron solución a los problemas del agro y el cambio de la política económica del gobierno.

La modificación de la política económica que exigimos para atender las demandas del movimiento campesino y agrario, pasa por renegociar la deuda externa, porque quienes más tienen tributen más, por aumento de la inversión pública orientada al agro, una ley de canon a la minería, porque las empresas eléctricas, mineras y los banqueros paguen sus impuestos y sus deudas; por una política comercial que defienda la producción nacional, elevando los aranceles, que al mismo tiempo genere ingresos al fisco.

Si el gobierno de Toledo persiste en seguir aplicando una política económica que excluye, asfixia, arruina y condena cada vez a la pobreza y extrema pobreza a millones de pequeños productores agrarios y comuneros del país, por su responsabilidad política no hará sino seguir alimentando la ingobernabilidad, que nos puede llevar a un cuadro como el que vive en estos días el hermano país de Bolivia.

Por otro lado, nuestro paro nacional ha tenido pues no sólo la virtud en la picota las políticas de libre comercio que producen una competencia desleal a los productores nacionales con la importación de alimentos subsidiados por los países ricos, sino que ha coincidido con el fracaso de la Conferencia Ministerial de la OMC que se realizó en Cancún; y que ha tenido como telón de fondo, la negativa de los países ricos de reducir sus fabulosos subsidios a su agricultura. Asimismo, la negativa de los países pobres y en vías de desarrollo de aceptar los llamados “temas de Singapur”, que pretendían imponer privilegios para las inversiones de los países ricos, y pretender que las compras de los Estados sean realizadas por empresas transnacionales.

EL MINAG DOMINADO POR EL PODER ECONOMICO Y LOS REZAGOS FUJIMORISTAS

Hay también otro aspecto importante, que se dejó entrever durante la organización del paro y que cobró nitidez con el desarrollo de la medida de lucha: en el ministerio de Agricultura se han enquistado los poderes económicos que mantener e incrementar sus privilegios y millonarias ganancias que obtienen con la actual política económica y antiagraria en curso.

No de otra manera puede entenderse la presencia en el cargo de ministro de un personaje que además de desconocer la realidad agraria y campesina del país, ha sido durante toda su vida, ha estado vinculado al mundo de las finanzas, en particular con el grupo Romero.

Peor aún, el ministro de Agricultura, Francisco Gonzáles, se ha rodeado de los rezagos del fujimorismo que se han reciclado en el MINAG, a través del falso Consejo Nacional de Concertación Agraria, CONACA. Esta presencia se ha hecho mucho más visible con la incorporación de José Chlimper como representante de la intrascendente Asociación de Empresarios Agrarios y último ministro de Agricultura de la dictadura fujimorista. Ha incorporado también a un representante de la Asociación Peruana de Avicultores, APA, uno de cuyos conspicuos representantes es Julio Favre; y para cerrar este círculo de poder, ha incorporado a la Asociación de Exportadores, ADEX, representado por Alfonso Velásquez.

Todo ello es producto de la clara derechización del gobierno de Toledo, que se alejó de la voluntad de cambio que expresó la Marcha de los Cuatro Suyos; que lo ha hecho ponerse de espaldas al agro y enviar al traste, sus promesas de priorizar el agro nacional y la pequeña producción campesina y comunera. Esa opción del gobierno por los poderes fácticos, lo ha llevado a romper el diálogo con las organizaciones representadas en el CUNGA y que ahora están excluidas del CONACA.

El paro nacional agrario, ha contribuido pues a despejar el panorama y ha permitido ver con absoluta claridad, que mientras los intereses de los exportadores e importadores de alimentos así como el fujimorismo, continúen enquistados, en el MINAG, no habrán soluciones a las demandas de los auténticos representantes del agro nacional. Ello nos plantea por tanto, la necesidad de seguir fortaleciendo nuestras organizaciones pues nos enfrentamos a poderosos intereses económicos y comerciales; y por tanto, derrotarlos requerirá de una lucha intensa y de largo aliento.

Otro aspecto no menos importante que ha puesto en evidencia el paro nacional, es que el gobierno ha decidido dotarse de una base social para contraponerla al CUNGA; y que ésta no es otra que la cúpula de la Junta Nacional de Usuarios de los Distritos de Riego del Perú, JNUDRP. No está demás recordar, que esta dirigencia que ya empieza a ser rechazada por importantes juntas de usuarios de riego, se convirtió durante la década de la dictadura en la base social que le hizo el juego al fujimorismo.

LAS COMUNIDADES DE LA SIERRA CENTRO Y SUR ANDINAS, EJES VITALES DEL PARO NACIONAL

Es indudable que, sin dejar de reconocer la participación de gremios de productores de la costa, han sido las comunidades campesinas del sur andino y de la sierra central, quienes se constituyeron en los principales protagonistas del paro nacional agrario. Cabe destacar las importantes movilizaciones que se han producido Puno, Cusco, Apurímac, Ayacucho, Junín, Huancavelica y Ancash.

Han sido en estos departamentos donde las acciones tuvieron mayor contundencia; y su nivel de combatividad se reflejó en que mantuvieron los bloqueos y las marchas y mítines durante los dos días. Es de destacar los casos de Puno, Cusco y Apurímac, lugares donde el transporte de carga y pasajeros fue suspendido totalmente, tanto por las acciones de bloqueos, como por la decisión de las empresas de transporte de no prestar servicios durante los dos días de paro. Incluso, el paro agrario llevó a postergar la famosa carrera automovilística “Caminos del Inca”.

Sin embargo, este balance sería incompleto, si es que no reconociéramos que en varios departamentos de la costa, los gremios de productores agrarios han tenido una participación con algunas dificultades. Las razones son varias y van desde el nefasto rol jugado por la dirigencia de la JNUDRP y la debilidad orgánica de las federaciones bases de la CCP, que no hemos logrado aún superar la dispersión que se produjo desde la década de la dictadura fujimorista.

En el caso de la JNUDRP, es condenable el hecho de haber enviado directivas de urgencia (Nº 012-2003-DNU/JNUDRP) a las juntas de usuarios de riego, en las que rechazaban el paro agrario y les llamaban a no plegarse a la medida de lucha. Las razones eran por demás absurdas e inconsistentes, como el de afirmar que no debían participar en el paro por encontrarse en proceso de elecciones de las comisiones de regantes. Estamos seguros que los productores y campesinos, tomaremos nota de esta conducta antiunitaria. No está demás recordar, que cuando la JNUDRP convocó su paro agrario del 26 de mayo, la CCP emitió un comunicado público de solidaridad con la lucha emprendida.

Pese a estas maniobras, sin embargo, hay que destacar la participación de los arroceros, algodoneros, azucareros y trabajadores de caña, de los departamentos de Tumbes, Ancash, Ica, Arequipa y de las provincias de Chancay y Huaral, que desarrollaron importantes acciones tanto en bloqueo de carreteras como con marchas y mítines; a las que se sumaron importantes comisiones de regantes.

Consideramos por tanto, que está planteada la impostergable necesidad de seguir fortaleciendo las organizaciones y gremios de campesinos y productores de la costa del país, para recuperar su capacidad de lucha unitaria y combativa que, junto con las comunidades campesinas de la sierra y la selva, nos permitirán desarrollar las futuras jornadas para conquistar los justos derechos de la sociedad rural.

Son pues todas estas razones las que nos permiten afirmar con absoluto convencimiento que el Paro Nacional Agrario, ha constituido no sólo la más importante acción unitaria de lucha impulsada y organizada por el CUNGA, sino una jornada victoriosa para el agro nacional y para los cientos de miles de hombres y mujeres de las comunidades campesinas y del Perú Profundo, que una vez más hicieron escuchar su voz y demanda de justicia social. Si el gobierno y su inepto ministro de Agricultura se empeñan en desconocer estas realidad, tendrán que atenerse a las consecuencias de las nuevas medidas de lucha del campesinado nacional. Como dijimos al inicio, no hay peor ciego que el que no quiere ver...