2009-02-17 00:00:00

Retomo una frase del notable escritor uruguayo Eduardo Galeano, para referirse al presidente Hugo Chávez luego de que la gran mayoría del pueblo venezolano lo ratificase en el cargo con un contundente 60 por ciento tras el referéndum revocatorio que convocó la oposición el 15 de agosto del 2004: “Extraño dictador este Hugo Chávez. Masoquista y suicida: creó una Constitución que permite que el pueblo lo eche, y se arriesgó a que eso ocurriera en un referéndum revocatorio que Venezuela ha realizado por primera vez en la historia universal”.

Y la retomo porque Hugo Chávez acaba de jugarse de futuro político este domingo 15 de febrero último, con el referéndum para modificar cinco artículos de la Constitución Bolivariana, uno de ellos que permite la reelección indefinida de los cargos de elección popular, entre ellos, el de Presidente de la República. Y se la jugaba porque este extraño dictador, apenas hace más de un año, el 03 de diciembre del 2007 acababa de perder su primera batalla electoral, cuando sometió a referéndum la reforma constitucional que buscaba profundizar su vía al socialismo del siglo XXI que propugna la revolución bolivariana.

El apoyo de casi el 55 por ciento de los votantes a los cambios constitucionales que acaba de ganar el presidente venezolano significa su enésima victoria electoral, en el país que más elecciones y consultas populares ha tenido en la década del proceso boliviariano que encabeza Chávez. Esa es otra de las curiosidades de esta extraña democracia venezolana, que es capaz de movilizar a millones de electores que en décadas pasadas, como lo recuerda el mismo Galeano, preferían irse a la playa cuando había elecciones.

Y como era previsible, los oráculos de las “avanzadas” democracias occidentales, incluidas las de las aldeas tercermundistas como la nuestra, han dicho de diferente modo y estilo, que con este resultado Chávez tiene la vía libre para perpetuarse en el poder y prolongar su dictadura. Ah, por supuesto que los diarios sobre todo los europeos, cuando critican a Chávez por tener la osadía de consultar si se puede reelegir las veces que quiera, olvidan decirle a los lectores que países tan civilizados como España, por poner un ejemplo, el presidente no tiene ningún impedimento para postular las veces que quiera a una reelección.

Lo cierto, es que esta extraña democracia venezolana tiene una Constitución que no solo permite reelegir indefinidamente al presidente, sino que también permite su revocatoria como ya lo intentó hacer la oposición. Lo innegable es que esta extraña democracia es una de las más robustas de América Latina pues no solo convoca elecciones para cargos públicos sino que hace consultas que tienen que ver con el destino del país. Y esta misma extraña democracia, permite que la mayoría medios de comunicación venezolanos estén en la oposición a Chávez y todos los días digan medias verdades o mentiras alentados por sus aliados internacionales.

Lo irrefutable es que esta extraña democracia y este extraño dictador venezolanos, nos estén dando lecciones democráticas no solo a toda América Latina y al mundo, de que la democracia debe ser algo más que a los que nos tienen acostumbrados los políticos que la usan de pretexto para salvaguardar sus privilegios en desmedro y exclusión de las mayorías. Que la democracia venezolana es aún imperfecta y que el proceso boliviariano tiene muchos errores y defectos, por supuesto. Que la democracia no debe depender de caudillismos y personalismos excluyentes, eso también es cierto. Que la reelección permanente conlleva el riesgo de la corrupción, cuando no hay mecanismos de control y fiscalización ciudadano también es real; pero serán los venezolanos con la autoridad democrática que tienen los que se encarguen de perfeccionarla y seguir labrando su propio camino.

Pero dejar de reconocer la vocación democrática de Hugo Chávez, que recurre a la consulta popular para insistir tercamente en su propuesta de avanzar hacia lo que él llama el socialismo bolivariano, es simplemente la confesión de los fariseos demócratas que creen que la democracia es hacer campaña electoral, ofrecer un rosario de promesas, y que una vez en el poder, olvidarse de todo lo prometido y gobernar defendiendo los intereses de los poderosos que todavía dominan el mundo.

Y termino abusando de Galeano: “Hasta ayercito nomás, en la Venezuela saudí, paraíso petrolero, el censo reconocía oficialmente un millón y medio de analfabetos, y había cinco millones de venezolanos indocumentados y sin derechos cívicos”. Quiero recordar que hace un buen rato que Venezuela fue declarada país libre de analfabetismo y que los indocumentados han recuperado su ciudadanía, y eso es obra de la revolución bolivariana.