Minera Majaz, ahora bajo control de inversionistas chinos, ha decidido abrir un nuevo capítulo en la accidentada historia de su proyecto Río Blanco en la sierra de Piura. Le han puesto precio a las comunidades de Yanta y Segunda y Cajas; la oferta es de US$ 40 millones para cada una de las comunidades, que serán repartidos en un plazo de aproximadamente 25 años.
Por supuesto la entrega del dinero será a cambio de una serie de condiciones que pretenden imponer a las comunidades y hasta al Estado peruano. Un millón de dólares si las comunidades aceptan participar en el fondo; dos millones si cada comunidad “ratifica” el uso de las tierras de las comunidades; un millón cuando el Ministerio de Energía y Minas apruebe el estudio de impacto ambiental; quinientos mil durante la construcción; un millón y medio cada año de producción y así se fijan algunas otras condiciones más.
Llama la atención el pedido de “ratificación” del permiso de las comunidades. En realidad no hay nada que ratificar ya que la empresa nunca tuvo la autorización de ambas comunidades, tal como lo manda el artículo 11 de la ley que promueve la inversión privada en las tierras de las comunidades campesinas: se necesita el acuerdo de la asamblea general y con el voto conforme de los dos tercios de todos los miembros de la comunidad. La supuesta “ratificación” pretende evitar que la denuncia penal en contra de Minera Majaz, por el delito de usurpación, prospere; asimismo buscan arreglar las observaciones que los propios Registros Públicos han hecho sobre un derecho de servidumbre que solamente existe en la fantasía de sus asesores legales.
Al parecer, la empresa entiende que en el Perú todo tiene un precio y no le interesa que los peruanos discutamos la conveniencia de que la sierra de Piura se convierta en un nuevo distrito minero. Frente a la consulta ciudadana del próximo 16 de septiembre ha decidido jugar todas sus cartas y pretende crear incertidumbre en ambas comunidades con este tipo de ofrecimiento. Sin embargo, uno de los problemas que tiene Minera Majaz es su absoluta falta de credibilidad. ¿Por qué uno empresa que le ha mentido reiteradamente a ambas comunidades y a las autoridades peruanas se le debe creer ahora; más aun cuando se trata de un ofrecimiento que se proyecta para los próximos 25 años.
Minera Majaz ha decidido salir de compras; las comunidades se encargarán de darle la respuesta.