2007-10-12 00:00:00

En su mensaje del pasado 28 de julio, el Presidente Alan García, recurrió una vez más al juego de números para pretender graficar el desarrollo del sector agrario del país, aunque como siempre, se olvidó que el agro nacional, no son solo las menos de 90 mil hectáreas que se dedican a la agroexportación sino más casi 2 millones de hectáreas de la pequeña agricultura. Sin embargo, en medio de esas cifras apabullantes de crecimiento, de exportaciones por más de 2 mil millones, García esquivó la necesidad de rendir cuentas de los logros de lo que era, según él, el programa fundamental para el desarrollo de la pequeña agricultura familiar y campesina, como Sierra Exportadora.

Si recordamos el mensaje del año pasado, Sierra Exportadora fue presentada como la varita mágica para llevar el desarrollo a los cientos de miles de productores y campesinos de la sierra peruana. Si leemos detenidamente la parte del discurso sobre el tema agrario, Sierra Exportadora no aparece por ninguna parte. ¿Olvido u omisión voluntaria ante la ausencia de resultados concretos?.

Más bien el Presidente dedicó varios párrafos para hablar del uso sostenible del agua y de créditos para irrigar más de 150 mil hectáreas de tierras, y otras obras para beneficiar a más de 50 mil familias. Sin embargo, estos anuncios resultan incoherentes, cuando su gobierno se ha convertido en defensor a ultranza de las empresas mineras, principales contaminantes de las cada vez más escasas fuentes de agua dulce en nuestro país.

Con relación al crédito y financiamiento agrario, afirma que se logró duplicar el capital de Agrobanco, pero se olvidó de explicar por qué observó la ley que permitía que dicho banco otorgara créditos directos a los pequeños productores agropecuarios. Habló también de la constitución de un Fondo de Desarrollo Productivo Rural, para focalizar la acción del ministerio en el combate contra la pobreza en 6 departamentos andinos. No dijo de cuánto era este fondo y cómo van a participar las organizaciones gremiales en la gestión de dicho fondo, más aún cuando en el MINAG hay está al frente un banquero que poco o casi nada conoce sobre la agricultura campesina.

El tema de los precios de los productos campesinos, cada vez más insostenibles pues no permiten recuperar los costos de producción; o el impacto del TLC con EEUU sobre los precios de estos productos agropecuarios nacionales, tampoco estuvo presente en el discurso de García. Sin embargo, sí hizo un anuncio preocupante y sobre el cual hay que estar muy atentos: dijo que pedirá ayuda al Congreso para impulsar la producción maderera y la reforestación de ocho millones de hectáreas de nuestra amazonía que han sido destruidas y deforestadas.

Lo que se cuidó de decir Alan García, es que detrás de este anuncio está la voluntad de su gobierno de entregar estos millones de hectáreas a la voracidad de las grandes empresas madereras, lo que significa no solo la privatización de nuestra selva sino un nuevo peligro para nuestros recursos naturales y la defensa del medio ambiente. Por ello, este primer y somero análisis de lo que dijo García en el discurso nos permite afirmar que continuará el abandono de la pequeña agricultura, se acentuará la ofensiva neoliberal contra las comunidades campesinas y sus recursos naturales; y por lo tanto, las organizaciones agrarias y campesinas que impulsamos el paro del 11 y 12 de julio, tenemos que prepararnos para nuevas jornadas de lucha.