Derecho a la comunicación
Para “Otro Mundo Posible” es indispensable otra Comunicación
La llamada “globalización” que vivimos y sufrimos en los últimos
años, se ha caracterizado por un fuerte impacto del desarrollo de las nuevas
tecnologías de la comunicación, que si bien son una oportunidad, han creado
nuevas formas de desigualdad y exclusión social, política y económica.
Los pobres -empobrecidos- son excluidos. Se les niega o roba su
capacidad de saber, de decir, de tener, de poder. Esa negación o despojo de
la capacidad de saber y decir es la base de la exclusión social, política y
económica. Una de las formas más evidentes de la exclusión es la negación de
la palabra, de la libertad de expresión y derecho a la información.
El desarrollo tecnológico y la liberalización económica no han llevado a que
el“mercado” cuente con una oferta abundante y diversa de bienes
culturales y medios de comunicación sino, por el contrario, se observa una
tendencia creciente a los monopolios que han reducido la
oferta comunicacional, violando o amenazando los derechos de las mayorías
silenciadas.
“La pobreza y la marginación social en que viven amplios sectores de
la sociedad en América, afectan la libertad de expresión de los ciudadanos
del hemisferio, toda vez que sus voces se encuentran postergadas y fuera de
cualquier debate” dice el Relator de Libertad de Expresión de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
A continuación agrega: “En un trabajo realizado por el Banco Mundial,
titulado ‘La voz de los pobres. ¿Hay alguien que nos escuche?’ se pudo
determinar el escaso grado de participación que tienen los sectores pobres
del mundo y en particular los de América Latina. A los pobres se les ha
negado históricamente acceder a información e influenciar en decisiones que
afectan profundamente sus vidas cotidianas, y por lo tanto se encuentran
desposeídos de su derecho de participación activa en el quehacer nacional”
Lo dicen los mismos organismos internacionales que han impulsado este modelo
neoliberal de desigualdad y saqueo!
Podríamos agregar que esta negación a la “libre expresión” y acceso a la
información no solo es efecto sino también una de las causas de la pobreza
estructural y de la exclusión que sufre la mayoría de la población.
Los llamados “Medios de Comunicación”, en su mayoría, están en manos y bajo
el control de los grandes grupos económicos concentrados. Así lo están
señalando numerosos estudiosos del tema y reconociendo, inclusive, los
organismos internacionales. Las empresas de medios, se manejan con
criterios mercantiles. La información y la comunicación, en la práctica, es
una actividad comercial más y no el ejercicio de un derecho humano universal.
Sin políticas públicas que garanticen los derechos ciudadanos la
información/comunicación es simplemente una actividad comercial y entonces
manejada por el poder económico cada vez más concentrado.
El mismo Informe citado del Relator de Libertad de Expresión dice: “el
efectivo respeto a la libertad de expresión es una herramienta fundamental
para incorporar a quienes, por razones de pobreza, son marginados tanto de la
información, como de cualquier diálogo. Dentro de este marco de referencia,
es deber del Estado garantizar la igualdad de oportunidades a todas las
personas para recibir, buscar e impartir información por cualquier medio de
comunicación sin discriminación, eliminando todo tipo de medidas que
discriminen a un individuo o grupo de personas en su participación
igualitaria y plena de la vida política, económica y social de su país. Este
derecho garantiza una voz informada para todas las personas, condición
indispensable para la subsistencia de la democracia”
De que derecho hablamos
Las empresas periodísticas son muy sensibles a defender la libertad de
prensa. Sin embargo este derecho es solo un aspecto del derecho de todas y
todos los ciudadanos a expresarse y acceder a información plural y diversa.
Así lo establece el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos
del Hombre y el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
El rol del Estado no puede reducirse a “no censurar” Es necesario un Estado
que garantice la pluralidad y diversidad de voces. Tenemos derecho como
ciudadanos a expresarnos y a recibir información de diferentes fuentes,
independientemente de la capacidad económica. Como todos los ciudadanos
tienen derecho a la educación y la salud también tenemos derecho a la
comunicación. Es la base y condición indispensable del sistema democrático.
Es por eso que necesitamos políticas públicas activas de comunicación.
La democracia presupone que los individuos que forman parte de la comunidad
política se informen, analicen y debatan sobre aquellas cuestiones públicas
que son objeto de sus decisiones. Para ello es necesario contar con la mayor
pluralidad de perspectivas posibles sobre los diversos temas de interés
general y con la posibilidad de un amplio acceso y participación en los
medios. Por eso entendemos que todos los medios son públicos. Son espacios
públicos.
Tanto los gobiernos como el poder económico han tenido interés en controlar
el funcionamiento de los medios de comunicación a lo largo de la historia,
ya que ellos son dadores y distribuidores de sentidos, de contenidos
simbólicos. Son los medios de comunicación los hacen la agenda social. Pueden
no tener la fuerza para imponer ideas o modos de pensar, pero sin duda tienen
el poder de definir los temas de los que se habla - y de los que no se
habla- en la calle, en el barrio, en los lugares de trabajo... En estos
últimos años de neoliberalismo, los grupos económicos dominantes han logrado,
en gran medida, controlar los grandes medios de comunicación. Los medios han
sido y son articuladores de los intereses de sus propietarios con el “sentido
común” de la sociedad. Buscan, en definitiva, que los intereses del poder
económico (lo que llaman el “mercado”) sean aceptados como naturales por toda
la población.
Cada vez más en los medios comerciales se privatiza lo público y se hace
público lo privado.
Por eso decimos que monopolios u oligopolios en comunicación, es igual a
censura.
El tema es cómo modificar esta situación garantizando al mismo tiempo la
diversidad y la libertad.
Parece indispensable una política de comunicaciones que modifique la actual
tendencia de los medios que venden consumismo a la gente y gente a los
anunciantes.
Necesitamos un Estado capaz de administrar con criterios democráticos el
espectro radioeléctrico (las frecuencias de radio y TV) que es un recurso
natural público y a pesar de estar declarado “patrimonio común de la
humanidad” es apropiado como un dominio privado que se compra y vende.
Tres caminos
Para enfrentar esta lógica perversa del mercado controlando los medios, sin
caer en el control estatal, aparecen al menos tres alternativas.
1. Los observatorios o veedurías de medios se abren como una posibilidad de
participación ciudadana ante el poder de las empresas que controlan la
información. La experiencia peruana es pionera en América Latina. Desde
Francia y lanzada en el Foro Social Mundial de 2003 viene la idea de los
“Observatorios de medios”
2. Los medios públicos que deberían ser públicos y no gubernamentales. Medios
abiertos a todas las voces y gestionados por organismos públicos no
dependientes de un partido ni del gobierno. Con participación de múltiples
actores de la vida social y política.
3. Los medios populares o comunitarios o alternativos o ciudadanos, de
propiedad y gestionados por organizaciones sociales o entidades sin fines de
lucro. Medios en manos de la “Sociedad Civil” instituciones culturales,
educativas, gremiales, recreativas, barriales
Otra comunicación: la radio popular, comunitaria, alternativa
La experiencia de medios populares, alternativos o comunitarios es amplia en
Argentina, América Latina y el mundo. Panfletos y periódicos cuando la
imprenta era patrimonio de pocos y radios o canales de televisión años
después, fueron surgiendo para expresar las voces silenciadas de quienes no
se resisten a consumir la información que el poder suministra.
La radio se convirtió en una herramienta de la educación hace unos cincuenta
años, cuando se pensaba que el problema del hambre y la pobreza era solo
producto del analfabetismo. Más tarde las radios populares acompañaron la
organización y las luchas de los sectores populares y hoy son o quieren ser
espacios de debate, articulación y construcción de poder. Muchas veces
relegadas a espacios marginales, como aceptando el mandato de ser pocas,
pobres y pequeñas... pero muchas veces experiencias que muestran que otra
comunicación es posible. La radio es un medio masivo su producción de costos
relativamente bajos. Permite la participación directa, casi sin mediaciones
La presencia en el estudio de la radio o un móvil en la calle o un teléfono
permiten la participación en vivo y en directo.
Se discute si se llaman comunitarias, populares, alternativas o
ciudadanas.Creemos que todos esos adjetivos deben complementarse en los
medios del pueblo. Reivindicamos sin embargo el concepto de Radio Popular por
cuanto identifica un lugar social desde donde se hace radio.
Siguiendo el trabajo de “La practica Inspira” se pueden encontrar siete
características a este tipo de radios:
Apoyan y promueven cambios sociales para lograr una sociedad más justa.
Representan proyectos de vida ligados a luchas y reivindicaciones de grupos y
movimientos diversos. Piden y construyen el acceso a la palabra a todos los
grupos y sectores de la población. Toman en cuenta las necesidades
prioritarias de las comunidades a las que sirven Representan y defienden la
diversidad cultural de sus entornos Privilegian la dimensión participativa
en sus practicas comunicacionales e institucionales No se dejan guiar por el
lucro como motor de sus acciones.
La radio popular-comunitaria es lugar de debate, espacio de construcción,
donde reafirmamos nuestra identidad. Es otra comunicación capaz de reirse del
poder y su discurso hegemónico, respetando a todas las personas y
especialmente valorando el saber popular. Se hace radio desde el lugar de
los empobrecidos, con honestidad, rompiendo con la falsa pretensión de la
objetividad.
El desafío es articular esas experiencias de comunicación entre sí y con el
movimiento popular, para tejer una red capaz de construir otro país donde
todos tengan voz, tengan pan, trabajo, dignidad.
Para “Otro mundo posible” es indispensable “otra comunicación”!
- Este texto corresponde a la ponencia presentada por Néstor Busso, director
de Radio Encuentro, en Viedma, Argentina, y vicepresidente de la Asociación
Latinoamericana de Educación Radiofónica, ALER, en el Seminario Campaña para
el Derecho a la Comunicación, 27 de enero de 2005, V Foro Social Mundial.
Relatoría Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe anual 2002.
Publicado en abril 2003 en www.cidh.org
idem
“La Practica Inspira: la radio popular y comunitaria frente al nuevo siglo”, ALER – AMARC, Quito, 2004