Colombia, 8 de marzo:

Mujeres en resistencia forjadoras de historia y forjadoras de vida

Germán Bedoya
2018-03-11 04:00:00

El milagro de la vida,

El sentimiento del amor,

La fortaleza de la resistencia,

La constancia de la lucha,

La calidez de la ternura;

Y la armonía de la belleza

Tienen un nombre:

“MUJER”

 

 

El sol ardiente del medio día, un calor sofocante con la humedad del Pacífico, el quieto ambiente del caserío de un concejo comunitario ubicado a orilla de la carretera, unos niños jugueteando en las cristalinas aguas del rio Tadosito, a lo lejos los acordes de la chirimía que jóvenes interpretan en la casa comunitaria; una cocina improvisada, tres fogones con tres grandes ollas que al hervir dejan salir un exquisito olor a la típica sazón chocoana, tres mujeres de tez negra dan los últimos toques al almuerzo porque hoy es un “día especial” hoy es un día que ha marcado historia y hoy es un día que también hará historia en este lejano lugar.

 

El ruido estridente del motor de un carro rompe el silencio, los pitos y las consignas rompen el quieto ambiente de este apacible consejo comunitario de comunidades negras, los niños dejan de jugar en el agua y salen corriendo a ver qué sucede, los hombres y las mujeres se asoman a sus puertas, ven el carro, es un bus grande, desvencijado por tantos años de uso, ven como desde las ventanillas salen banderas, se asoman rostros cansados pero sonrientes. El bus se detiene; descienden una a una, treinta mujeres. Piedad la mayor de concejo comunitario acompañada de otras mujeres que ya en la mañana han llegado de varios rincones del Chocó y varios hombres del concejo comunitario se apresuran a dar la bienvenida, se funden los abrazos, se intercambian los saludos se apean las maletas. Se encuentran las mujeres. Porque hoy es un día muy especial hoy es Ocho de Marzo y esto lo hace muy especial para las visitantes y lugareñas.

 

Luego de un reconfortante baño en las tibias aguas del rio, disfrutan de un delicioso arroz con longaniza, chibirico cocido y sopa de res, acompañado de un afrodisiaco y frio jugo de borojó, el calor aumenta las energías, fluyen la camaradería, las risas, los últimos sucesos son el tema del día, la alegría se refleja en cada una y cada uno de las y los allí presentes.

 

Los rayos del sol dan tonos rojizos a los arboles del bosque, el calor ya ha cedido, un circulo elaborado con arena de la playa del rio se encuentra adornado y rodeado con flores silvestres, piedras, semillas de arroz, maíz, bija, frutos de borojó, almirajó, chontaduro, pepa de pan, guanábana, lulo, guayaba agria, como también racimos de plátano hartón, chibirico, yuca, ñame papachina, una gran totuma llena de agua en el centro del círculo, algunas hermosas y llamativas artesanías hechas de la corteza de Damagua y Werregue, pangas de okendo en miniatura, tambores, velas, banderas, libros; éste círculo lleno de misticidad comienza a ser rodeado por otro círculo más grande de mujeres ancianas, adultas, jóvenes, niñas, intercalado por hombres adultos, jóvenes y niños quienes se van tomando de las manos en actitud reverente, el toque de un tambor estremece a los allí presentes; una a una y uno a uno dicen de donde vienen, del Catatumbo, la Costa norte, Antioquia, Bogotá, Sumapáz, Boyacá, Arauca, Casanare, Santander, Barrancabermeja, Sur de Bolívar, Tolima, eje Cafetero, Valle, Huila, Cauca, Nariño, del País Vasco, putumayo, Cesar, Chocó… Estella, Rita, Yolanda, Luzmila, Piedad, Adriana, Quilina, María, Milena, Martha, Johana, Orfa, Nancy, Cleotilde, Sixta, Berta, Magnolia, Margot, Ruth, Paola, Cata, Sandra, Bernelicia, Ayda, Lucena, Leonor, Duby, Yaya, Stephanie, Marylen, Carmen, Amanda, Tenaura, Cata, Paola, Elcy, Olga, Luisa, Alba, Pilar…

 

Conservando la costumbre Piedad como mayor de la comunidad, una mujer delgada, bajita de raza negra con la experiencia de vida marcada en su semblante, levanta con sus manos encallecidas por el trabajo en el campo y en las minas como barequera una bandera verde amarilla, con su acento chocoano dice con energía: “Compañeras y compañeros hoy es un día especial hoy nos encontramos las mujeres campesinas, las mujeres negras, las mujeres indígenas, las mujeres populares, las mujeres estudiantes, las mujeres obreras, las mujeres amas de casa, hoy nos encontramos las mujeres luchadoras; doy gracias Dios, a la madre tierra, a los espíritus ancestrales, a las energías que llegan desde el oriente, occidente, norte y sur, desde los confines del universo; hoy recibimos las energías de todos ellos para continuar nuestra resistencia, hoy vamos compañeras y compañeros a cumplir con nuestro deber por la libertad y la igualdad, bienvenidas y a nuestro amado territorio que también es su territorio”. Se dirige con paso lento y firme hacia el centro del círculo izando la bandera la cual ante la brisa suave comienza a ondear.

 

“No olvidemos” dice Milena: “que hoy es un día de reivindicación de nuestros derechos, los derechos de nosotras las mujeres, la historia nos hace recordar que hace 159 años en marzo de 1857 en New York Estados Unidos, miles de mujeres trabajadoras de fábricas textiles protestaron contra los bajos salarios, la policía las golpeo dejando a muchas de ellas heridas; diez años después en marzo de 1867 en New York una huelga de planchadoras de cuellos salieron a las calles a protestar ante la explotación laboral, en esa ocasión son amenazadas por sus patrones y se ven obligadas a regresar a sus trabajos con menos salarios que antes. Una fecha triste y dolorosa en marzo de 1908 otra vez en New York 123 mujeres que trabajaban sin las mínimas condiciones en una fábrica que no tenía salidas de emergencia murieron carbonizadas por un incendio en la fábrica textil Cotton; este incendio fue provocado por bombas incendiarias que les lanzaron ante la negativa de salir del encierro que habían asumido como protesta ante los bajos salarios y las extenuantes jornadas de trabajo. Un importante paso se da en agosto de 1910 durante la segunda conferencia internacional de mujeres socialistas en Dinamarca, Clara Zetkin propone la celebración del día internacional de la mujer reclamando los derechos políticos, los derechos económicos y el derecho al voto, esta propuesta fue aclamada por todas las allí presentes. Otra vez en marzo de 1911 en New York miles de mujeres dejan sus sitios de trabajo, salen a las calles exigiendo mejores salarios y menos horas de trabajo, ya que tenían que cumplir con 16 horas diarias y los salarios eran de hambre y sin días de descanso.

 

Algo muy significativo sucede en marzo de 1917 en la ciudad de San Petersburgo Rusia; muchas mujeres salen a las calles pidiendo pan, paz y Libertad, miles de ellas habían perdido a sus hijos y esposos en la guerra, los obreros de Moscú decretaron Paro en apoyo a esta lucha, y como algo inédito el ejército se une a la marcha hacia al palacio de gobierno pidiendo la salida del zar Nicolás Segundo, sumándose así a la revolución rusa, por fin como una victoria ganada, las Naciones Unidas declaran en 1952 el Ocho de Marzo como Día Internacional de las Mujeres, es por ello compañeras y compañeros que este día no es de celebración, es de lucha y reconocimiento a todas las mujeres del mundo. Se dirige al centro y en un semicírculo alrededor de la bandera deposita muchas flores multicolores.

 

Pilar toma la palabra: “complementando algo de la historia quiero compartirles que una mujer llamada Hipatia quien vivió por allá en el siglo quinto, fue la primera mujer matemática de la que se tiene conocimiento, ella diseñó los astrolabios que es un instrumento para determinar la posición de las estrellas en el universo y también invento un densímetro. Hubo también una comunidad de mujeres llamadas las Beguinas ellas conformaron una asociación de mujeres cristianas, contemplativas y activas, que dedicaban su vida a la ayuda a los desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos, cumplían labores intelectuales. Trabajaban para mantenerse y eran libres de dejar la asociación en cualquier momento para casarse, nacieron en el siglo XII y se extendieron por varios países europeos, para la época quien mandaba era la iglesia y rivalizaron con este poder eclesiástico; ellas, contribuyeron a fundar la lengua literaria flamenca, francesa y alemana, esto porque se negaban a hablar solo latín y unieron palabras de diversas lenguas, esta asociación es considerada una de las experiencias de vida femenina más libre de la historia, eran laicas y religiosas a la vez con total independencia del control masculino familiar y/o eclesiástico.

 

No quiero terminar sin antes hablarles de Rosa Luxemburgo, una mujer pacifista, luchadora por la libertad, fue militante del partido socialdemócrata de Alemania, escritora, fundó el periódico la bandera roja, fue encarcelada en tres ocasiones; participó en el quinto congreso del partido obrero socialdemócrata ruso realizado en Londres, allí se entrevistó con Lenin; su última acción fue en la fallida revolución de 1919 en Berlín en esa ocasión fue encarcelada, torturada y asesinada junto a cientos de personas, nos legó su concepto de libertad: ¡la libertad siempre ha sido y es la libertad para aquellos que piensen diferente!” Se dirige al sitio de la mística colocando como simbología de reconocimiento tres mazorcas de maíz, una de color amarillo, otra de color negro y otra de color blanco, como mensaje de la diversidad que existe en el pensamiento y costumbres de las mujeres pero también en la diversidad de las semillas que ellas misma han ayudado a cuidar.

 

“Quiero hoy rendir homenaje y reconocimiento a esas mujeres que han contribuido a forjar la historia de Colombia y la historia de Nuestra América” es la voz firme y segura de Yolanda: “Manuela Beltrán quien era del Socorro Santander, y allí en un día de mercado rompió el edicto donde subían los impuestos, esto terminó encendiendo la chispa de la revolución de los comuneros en 1781 con la consigna ¡viva el rey y abajo el mal gobierno! Quiero también recordar a Policarpa Salavarrieta de Guaduas Cundinamarca, muy joven se vinculó al movimiento independentista los Guadueros apoyando con labores de inteligencia y resguardando sus compañeros, asumió una firme posición contra el dominio español, fue llevada al patíbulo en 1817 y antes de ser ejecutada dijo: ¡Pueblo indolente, cuán distinta sería hoy vuestra suerte si conocierais el precio de la libertad, Pero no es tarde. Ved que, mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. No olvidéis este ejemplo! Antonia Santos; campesina que apoyó la lucha contra el ejército realista combatió el régimen del terror e impulso la campaña libertadora de 1819, fue clave su participación en el impedimento del paso al ejército opresor que iba como apoyo hacia el centro del país, con estas acciones contribuyó en la victoria del pantano de Vargas y la batalla de Boyacá; fue ejecutada en julio 28 de 1816 siempre soñando la libertad. Manuelita Sáenz lucho por la libertad de Perú, llamada también como la libertadora del libertador debido a su capacidad e ingenio para hacer inteligencia y espionaje logró salvarle la vida en varias ocasiones al libertador Simón Bolívar.”

 

Con silencio se dirige a cada una de las mujeres entregando una bandera de color lila que es símbolo de la lucha femenina, cada bandera es recibida con un acto de respeto y reconocimiento y compromiso en la lucha.

 

Los rayos de sol que comienza a descender en el occidente, realzan los gestos de impresión, las miradas de inquietud y de esperanzas en los rostros de cada una y cada una y cada uno de los allí presentes.

 

Lucena con su voz fuerte, dice: “Como negra que soy quiero reivindicar a las mujeres de mi raza, mujeres que somos al igual que todas; marginadas, explotadas y con una condición más dura para nosotras por ser negras, el racismo y la segregación a la que somos sometidas, y es por esta razón que quiero recordar hoy a Agustina que vivió en pueblo viejo, hoy Tadó Chocó sitio donde hoy estamos, En 1795 siendo muy bella, un esclavista la sedujo, la embarazó, esto era en esos tiempos un escándalo, él quiso obligarla a abortar, Agustina se niega y él la manda a torturar, ella lo demandó ante las autoridades quienes fallaron a favor de Miguel Gómez, así se llamaba el mal hombre ese, ella indignada y ofendida le prendió candela a varias haciendas pasando a la historia como la negra que no perdonó, y a la cual se le rinde un homenaje en el parque principal de Tadó con una escultura junto al rey negro Barule. Catalina Luango del palenque san Basilio curandera de los prisioneros africanos, peleó por su territorio usando sus conocimientos ancestrales que la convirtieron en un mito por los palenqueros que aseguran que se presenta en la laguna del palenque. La negra Polonia que en 1581 organizó un grupo armado de palenqueras apoyando el ejército de Benkos Biohó, logro pactar un acuerdo luego de una derrota al capitán Pedro Ordoñez en el que se comprometía a entregar tierras a 150 mujeres, pacto que fue incumplido y luego de una emboscada fue asesinada, convirtiéndose en una referente de la mujer negra en la lucha por la tierra y la libertad.

 

Alguien ya de nuestra época fue la hermana Yolanda Cerón aunque su piel no era negra luchó por la legalización y titulación de territorios colectivos de comunidades negras e indígenas en Tumaco. Ella siempre fue perseguida y señalada como colaboradora de la guerrilla por la policía y ejército, sin que esto la desanimara en la lucha por los derechos humanos. Fue vilmente asesinada el 19 de septiembre del 2001, por los paramilitares que se auto reconocían como el bloque libertadores del sur. Hoy se le recuerda con gran cariño y reconocimiento y no se deja de lamentar y exigir justicia ante este terrible crimen. Ana Fabricia Córdoba quien desde pequeña sufrió el destierro, le asesinaron su esposo, dos hijos y un año después de ser ella asesinada le asesinaron su otro hijo, fue una destacada líder peleadora por la tierra que reclamaba se cumpliera los compromisos del presidente Santos en la restitución de tierras, en esa lucha fue asesinada en Medellín.

 

Por ellas traigo este arbolito de Okendo cuya madera es superfina y resistente como resistimos las mujeres, este arbolito lo sembraremos como símbolo de unidad y de resistencia de las negras, indígenas y campesinas del Chocó y todas las mujeres del país y del mundo”.

 

En lengua Wuannan dando un saludo a los espíritus superiores, a la madre tierra, a los espíritus del río y de los montes, a los espíritus de los Jaibaná Quilina dice:

 

“Rememoremos a la hermana indígena llamada la Cacica Gaitana de Timaná Huila, quien llena de dolor y con sus propias manos ajustició al conquistador Pedro Añasco que asesinó su hijo delante de ella, esta acción impulsa una sublevación contra opresores, fue una heroína de los indígenas Yalcones que habitaban las tierras del sur de Huila.

 

La mujer indígena no figura mucho en la historia, pero el papel importante que hemos jugado al lado de nuestros luchadores ha sido incondicional, y las que logran o logramos sobresalir somos perseguidas, y doblemente marginadas, sin embargo hoy podemos reconocer como las mujeres indígenas con su conocimiento ayudamos a la conservación de nuestras selvas, semillas y ríos defendiendo nuestras comunidades y territorios.

 

Por nosotras y por todas quiero hoy compartir las semillas de chontaduro que son para nosotros los pueblos indígenas y nosotras las mujeres indígenas símbolo de fertilidad, resistencia alimento y vida.”

 

Amparo quien cuida con sus manos la luz de una vela encendida, toma la palabra: “Quiero reconocer hoy a María Cano considerada la primera líder política de Colombia, peleó por los derechos de los trabajadores, convocó a varias huelgas obreras y contribuyó en la fundación del partido socialista revolucionario. Es llamada la flor del trabajo, Su última intervención pública en Medellín en 1945 dijo: ¡Un mundo nuevo surge hoy de la epopeya de la libertad, nutrida con sangre y con llanto y con tortura. Es un deber responder al llamado de la historia. Tenemos que hacer que Colombia responda. Cada vez son más amplios los horizontes de libertad, de justicia y de paz. Hoy como ayer, soy una soldado del mundo!

 

Traer a la memoria a Omaira Montoya Henao militante de izquierda fue la primera persona registrada como desaparecida en Colombia cuando el 9 de septiembre de 1977, en Barranquilla, Omaira con tres meses de embarazo fue capturada por miembros del Servicio de Inteligencia del F2, de la Policía del Atlántico, en el marco de un operativo conjunto con la II Brigada del Ejército Nacional. Desde esa fecha, Omaira Montoya Henao está desaparecida.

 

Recordar a Norma Patricia Galeano estudiante de ciencias sociales miembro de la Juventud Comunista fue asesinada el 7 de septiembre de 1994 por miembros del ejército colombiano en la universidad del Tolima cuando adelantaba una protesta estudiantil. También trayendo a la mente a Gilma Benítez, mujer de Nariño quien dedicó su vida a la lucha por los derechos de las mujeres campesinas, estuvo en la Asociación de Usuarios Campesinos Anuc, creo la Marcha de Mujeres Campesinas, aunque se le cerraban puertas incluso por sus mismos compañeros de lucha ella insistía y continuaba impulsando el proceso, en Colombia dinamizó la creación de la CLOC y la Vía Campesina; luego de luchar contra una penosa enfermedad se fue dejándonos como enseñanza la persistencia y la insistencia por la vida. Quiero hoy reconocer a María Tila Uribe quien a un vive es defensora de los derechos humanos, educadora popular con mayor trabajo y experiencia en educación para adultos y programas de alfabetización inclusive para inmigrantes de africanos y asiáticos en Europa, estuvo apoyando la revolución sandinista en Nicaragua en 1982, ha escrito varios libros donde plasma sus experiencias vividas y sus propuestas en defensa de los más desprotegidos.

 

Cleotilde con la mirada perdida en el infinito, un gesto de tristeza intensa con voz quebrada recuerda: “El 15 de julio de año 2001 me levanté temprano como de costumbre, prendí el fogón, preparé café, aguadepanela, hice un fiambre envuelto en hojas de plátano con arroz, frité carne y patacones de plátano verde, porque mis tres hijos Hernando, Luciano y Angel María Parra salían con otros vecinos y sobrinos a buscar a mi sobrina Yeimi que estaba desaparecida hacía ocho días antes en Mariquita Tolima, salieron en un campero a las cinco de la mañana, gente de toda la vereda y de otras veredas nos reunimos en la escuela a esperar”, un suspiro acompañado de gruesas lagrimas bañan el rostro de Cleotilde, el dolor de los recuerdos se refleja en su fisonomía, “y” retomando la palabra: “como a las 5 de la tarde una llamada telefónica nos dejó fríos, mudos y desesperados, una mujer nos decía que fuéramos a recoger a los nueve muertos que habían dejado en la vereda la parroquia en la carretera que va de Mariquita para el Fresno. Fue así mis tres hijos, dos sobrinos, cuatro vecinos fueron masacrados por los paramilitares diciéndoles que para que no se metieran donde no los llamaban, según nos contó Milton el único que con un Balazo en el brazo derecho logro huir y llegar dos días después a la casa, pobre Milton, a él también lo mataron dos años después, pues no quiso irse de la vereda. Yeimi nunca apareció, mi vida cambió, mi familia se acabó, lo poco que habíamos conseguido con tanto esfuerzo lo perdimos, nos tocó dejar la finquita porque también amenazaron con venir y matarnos, hoy solo vivo pidiendo justicia y castigo para esos asesinos que mataron a mis hijos, y con el recuerdo de esos tres hijos que seguramente desde el cielo me acompañan” ante las lágrimas y los sentimientos de Cleotilde las y los allí presenten se estrechan un abrazo colectivo, el abrazo de la solidaridad y el sentimiento compartido.

 

“La zozobra en la que yo vivo a diario nadie la imagina” dice María mientras coloca un puñado de frijoles negros en el círculo: “Mi hijo mayor está en el ejército de soldado profesional, y mi segunda hija tomo la decisión de irse a la guerrilla, dijo que estaba cansada de los atropellos contra los pobres y que allí contribuiría en la lucha por la libertad, yo como madre al comienzo no estuve de acuerdo, pero al verle la decisión solo le di la bendición y rezo porque siempre este bien, con mi hijo el del ejército tuvimos un discusión fuerte hace unos días que vino a visitarme, yo le decía que no entendía como el ejército y la policía nos golpeaban cuando exigimos nuestros derechos, que se pusieran a pensar que ellos son hijos de gente pobre y que los que se mataban eran siempre los hijos de la gente pobre como nosotros, le dije que se saliera de eso, me contesto que no tenía otras oportunidades de ganarse la plática, esto es muy duro pensar que de pronto un día se enfrenten mis hijos, juntos me duelen son sangre de mi sangre, a juntos los amo y pido a Dios por ellos”. Un intenso y prolongado suspiro con un gesto de resignación acompasa el rostro de María.

 

“Nosotros vivíamos bien, como pobres pero bien, no nos faltaba la comidita, teníamos gallinitas, marranitos, piscos, dos vaquitas, al lado de la casita maticas con muchas flores, palos de mandarinas, naranjas, guanábanas, guayabas, sembrábamos café, yuca, plátano, pipa, piñas, y otras cosas que uno siembra en el campo”, dice Tenaura “yo hacía parte de una asociación de campesinos, era la presidente municipal, peleábamos mucho exigiendo ayudas para los campesinos, pero también formándonos mucho en derechos humanos, en cómo organizarnos, en como producir alimentos sanos y también como la solidaridad y la unidad son importantes para nuestras vidas, desde que nos organizamos e hicimos los paros el ejército y la policía decían que nosotros éramos guerrilleros, una vez escribieron en las paredes de las escuelas “campesinos pónganse el uniforme porque no queremos matarlos de civil” otras veces hacían a compañeros de la directiva amenazas por teléfonos, mandaban sufragios, el ejército cuando pasaba nos decía, “tranquilos que los que vienen atrás esos si van a barrer con todo”. Y así fue el 15 de julio del 2001 llegaron a mi vereda como 50 mulas cargadas de comida, armas y muchos hombres, preguntaron por mí, por otros de la junta y dijeron que iban a barrer, ahí también venían con ellos los que antes estaban como ejército y nos habían dicho que venían otros a barrer, comenzaron los asesinatos, las masacres de la gente de Patiburrí, la masacre de Frías, la de los pescadores de Líbano, los cazadores de Palocabildo, montaron base militar en Delicias, en la entrada al Líbano en el cementerio, en Campoalegre, cobraron impuestos a todo los comerciantes, a todos los trasportadores, a los finqueros, un negocio redondo para ellos. En el alto la tribuna de Delicias lo convirtieron en un sitio de torturas, allí llevaban a todo el que ellos querían lo despedazaban y lo sepultaban allí mismo. Fue mucha la gente inocente que murió asesinada, miles de desterrados, una organización destruida, y la vida familiar rota, nos acabaron, nos rompieron nuestro territorio, lo único que no lograron acabar es la conciencia de clase, la conciencia de lucha y de resistencia, aquí estamos y aquí seguimos la sangre de nuestras mujeres y nuestros compañeros nos obliga a continuar peleando el mejor mañana”, aseguró mientras miraba firmemente un sitio perdido en el espacio con un gesto de decisión, rabia y convencimiento. Este mismo rostro fue el que se reflejó en todas y todos los que allí estaban rodeando el círculo: “Y para esto siembro aquí el guayacán (bastón) símbolo de nuestra identidad campesina al lado de nuestra bandera y de los recuerdos de todas las compañeras que han dado su vida por nuestro bienestar”.

 

“Recuerdo” dice doña Yaya dirigiendo la mirada a todo el circulo, mirando a todos sin mirar a nadie: “Cuando el terror y la muerte se enseñoreaban en el país, en Barrancabermeja que es el principal puerto petrolero del país, una ciudad con tradición de lucha social y con una experiencia de muchos años de fortalecimiento organizativo, llegaron los paramilitares cometiendo todo tipo de masacres y asesinatos de la manera inimaginable, con el objetivo de acabar con lo ganado en años de lucha; la Organización Femenina Popular fue amenazada, y dieron una orden de desalojo de una de sus casas, prohibiendo que allí volvieran las mujeres organizadas, ante la negativa de abandonar el trabajo, una de las casas fue literalmente demolida por el ejército paramilitar apoyada por los militares, allí las mujeres valientemente dijimos ni por el putas nos vamos, llenamos nuestras casas de mujeres, rompimos el miedo y la casa que fue tumbada a las veinticuatro horas estaba reconstruida por nosotras mismas, demostrando que el miedo debe romperse y que unidas podemos enfrentarnos al enemigo más implacable. Por ese acto que dio ejemplo de resistencia y valor al país hoy quiero cantar un coro que dice: “todavía cantamos, todavía pedimos, todavía soñamos, todavía esperamos, a pesar de los golpes que asestó en nuestras vidas el ingenio del odio desterrando al olvido a nuestros seres queridos”…

 

Olga con un ramo de flores blancas se dirige al círculo y mientras con la vehemencia de un ritual las coloca en un jarro con agua dice con voz entrecortada: “Rindo homenaje hoy a la compañera Adelinda Gómez Gaviria, quien hacía parte del Comité de Integración del Macizo Colombiano CIMA-CNA, asesinada el 30 de Septiembre de 2013, en la vereda Cortaderas del municipio de Almaguer, Cauca la compañera en su condición de madre joven y ante la necesidad de coadyuvar un cambio social en su territorio dedicó su vida al trabajo comunitario, el trabajo organizativo de mujeres en su territorio diciendo que lo importante es la vida y no el dinero.”

 

Luisa con una sonrisa que demarca la juventud y la esperanza con una voz dulce pero firme se dirige al grupo diciendo: “A pesar de ser las marginadas, las explotadas, las violadas, las desarraigadas, las golpeadas y a pesar de vivir en un sistema patriarcal donde se impone el machismo, las mujeres somos las que domesticamos los animales, descubrimos la agricultura, resguardamos las semillas, descubrimos las plantas medicinales y por eso nos dijeron brujas, somos las mujeres también las que hemos ganado premios Nobel en física, paz, literatura, química, medicina, economía, hemos gobernado y gobernamos en varios países, somos el 40% de la población económicamente activa del país, somos jefas de hogar, combinamos el trabajo con las riendas del hogar, educamos nuestros hijos, somos esposas, amantes, concejeras, amigas, hermanas, compañeras, somos lideresas, somos la fuente de la vida y es por ello que en un día como hoy debemos aprender de éstas que han dado la vida pero también de acompañarnos y proyectarnos para ser cada día más fuertes, más organizadas más luchadoras y más comprometidas con la vida nuestra y de nuestra humanidad, las mujeres somos eso: forjadoras de vida y por esta vida traje de mi tierra el Tolima la semilla de arroz como símbolo de amarillo esperanza, de abundancia y de recreación de la vida misma.” Sacando de un talego de tela que ya no se ven, comienza a compartir las semillas, algunas las arroja al lado del circulo a un grupos de gallinas y patos que presurosos se pelean por quien come más.

 

Juan un hombre de unos 45 años de tez marcada por los rayos del sol en las arduas tareas del campo y líder campesino contagiado e impresionado por los testimonios escuchados y con el entusiasmo de las palabras de Luisa toma la bandera verde de las campesinas y campesinos se yergue firme y con voz ronca: “Hoy quiero rememorar a las mujeres que se han marcado la historia del CNA, comienzo por Ustedes que están hoy aquí, brindando su conocimiento, compartiendo sus experiencias, sembrando sueños y construyendo identidad. Quiero rememorar a Amparo Tovar, abogada defensora de los derechos humanos quien hasta su último momento fortaleció con su profesión los procesos nacientes de Antioquia, Tolima, sur de Bolívar, a Rita Escobar mujer de Nariño fundadora también del CNA, incansable en la defensa de la tierra, rescatadora de la espiritualidad, a doña Esperanza también de Nariño vinculada a la ANUC luego fundadora del CNA en su departamento luchadora por la tierra, a Cenelia Serna quien siendo muy joven fue presidente de la Asociación Campesina de Antioquia, mujer activa en el paro Cafetero y presidio el primer Foro Nacional Agrario que da vida a los que es hoy el CNA sigue siendo en la actualidad defensora de los derechos humanos, han dejado huella Tenaura, Hermencia, Luz Mirian, Emma en el Tolima, Luz Marina en el valle, Leidy de Nariño a quien la vida no le permitió su objetivo de ser la médica del campesino; a las mujeres anónimas a esas campesinas, indígenas, negras quienes siempre acuden a cada reunión, prepara alimentos, cargan la leña, cuidan los niños, se movilizan en los paros. A ellas, a Ustedes mujeres quienes con su ternura y tenacidad son militantes de la vida, de la lucha y de la organización.

 

Un grupo de niñas y niños de sonrisas blancas iluminadas y resaltadas por los rayos de una luna llena que comienza a asomarse entre nubes en el horizonte como indicando que la luz de ella y de las mujeres es una sola, entregan a cada una de las mujeres un cesto hecho con bejucos, lleno de semillas y flores silvestres; mientras los hombres prenden una fogata como continuidad de lo que para las mujeres y habitantes de este lejano consejo comunitario es sin lugar a dudas un importante en inolvidable día el Ocho de Marzo Día Internacional de la Mujer.

 

“Cuando la mujer valiente y decidida empuña sus ideas de dignidad y libertad, levanta su voz y materializa su pensar, forja un mejor futuro para toda la humanidad”

 

Recordando A Berta Cáceres del COPINH Honduras, Alicia López Guisao ASOKINCHAS CNA Chocó.

 

 

- Germán Bedoya, Campesino Colombiano.