2015 Caravana Feminista
¡Tres meses de camino!
Desde el 6 de junio, la caravana feminista de la Marcha Mundial de Mujeres en Europa completó tres meses de viaje. En este tiempo, pasamos de lo que se considera la Europa del Este a la Europa Occidental. Todo empezó en Kurdistán y Turquía, después pasamos por Grecia, Rumanía, Bulgaria, Kosovo, Serbia, Bósnia-Herzegovina, Croacia, Austria, Suiza y ahora estamos en Francia.
Las luchas de las mujeres que conocimos en todo este tiempo confirman nuestra visión como movimiento antipatriarcal, anticapitalista, anticolonialista y antimilitarista en el contexto internacional. Hemos escuchado testimonios de mujeres que están sufriendo situaciones de militarización y de guerras “no convencionales”, con ejércitos privados o fundamentalistas, que están creando nuevas fronteras artificiales, separan a sus familias y comunidades, se apoderan de sus recursos naturales, de su fuerza de trabajo y de sus cuerpos. En países como Turquía y Austria nos contaron cómo las tierras, el agua y las semillas les están siendo arrebatadas para generar energía para una pequeña élite que solo vela por sus propios beneficios. En Grecia, Bosnia, Croacia, Austria o Suiza nos contaron cómo las políticas de austeridad, neoliberales, capitalistas e individualistas intentan confinar de nuevo a las mujeres al espacio doméstico.
En cada país que cruzamos escuchamos cómo los grupos fascistas y fundamentalistas de diversos grupos religiosos conservadores intentan constantemente controlar los cuerpos, el trabajo y la sexualidad de las mujeres, imponiendo un modelo heteronormativo de vida, atacando la autonomía y el derecho al aborto y tratándonos como incubadoras de sus aspiraciones nacionalistas. Vimos cómo este modelo social hegemónico pretende confundirnos, convenciéndonos de que nuestras luchas no son necesarias y de que si hay unas pocas mujeres en espacios de poder, es a costa de otras muchas explotadas en todo el mundo.
En medio de todos estos procesos de control y retroceso conocimos a mujeres que resisten y siguen adelante por vías alternativas, creando nuevas maneras de comunicar, cruzando las fronteras artificiales y lingüísticas, creando redes de solidaridad y vínculos comunitarios. Luchan colectivamente contra la violencia cotidiana que sufren, plantando árboles para recuperar sus territorios del control de mega-proyectos constructivos, intercambiando conocimientos y semillas para decir “no” a la mercantilización de la naturaleza, ocupando las calles para exigir el derecho al libre ejercicio de su sexualidad y al espacio público, practicando nuevas formas de economía y vida comunitaria basadas en la horizontalidad y la solidaridad, recuperando la memoria y visibilizando la violencia que sufren las mujeres durante las guerras, alzando su voz para denunciar la xenofobia, el racismo, el antisemitismo y el fascismo, luchando contra la violencia machista y expresando su solidaridad con las mujeres del mundo.
Durante este viaje, la caravana ha creado vínculos y conectado luchas, reforzando ambas. Además, ante todas estas resistencias, la propia caravana es una experiencia de vida comunitaria autogestionada, de resolución de conflictos, convivencia con diferentes culturas políticas, pero con un objetivo común: poner fin a este modelo capitalista, patriarcal, racista y colonialista que genera muertes, para crear una sociedad verdaderamente igualitaria, justa, solidaria y libertaria.
Finalmente, está muy claro que existe un “Sur” en los así llamados países ricos del “Norte” y más que nunca, como feministas, tenemos que reconocerlo y trabajar para fortalecer nuestras luchas con todas las mujeres de Europa, de todas las generaciones. Mientras las mujeres estén oprimidas, no habrá igualdad y no descansaremos. Y por eso decimos que ¡estaremos en marcha hasta que todas seamos libres!