Declaración del Pueblo de La Lluvia

México: Segundo Congreso Estatal de Desarrollo Lingüístico Ñuu Savi

2012-10-15 00:00:00

Yoso Nuní, Ñuu Koachi, 12 de octubre de 2012
 
Al pueblo de México y Guerrero
 
Hermanos y hermanas del pueblo de la lluvia
 
Aquí estamos, aquí seguimos dignos y firmes después de 520 años de colonización, del saqueo de nuestros recursos naturales y de la sangre derramada por la resistencia que hemos dado como pueblo ante el avasallante colonizador. Somos hombres y mujeres de la lluvia, que venimos caminando desde la profunda noche de la historia. Hemos estado aquí siempre, hemos cultivado la tierra, con dignidad y corazón. Somos el producto de una larga historia de colonización y de una lucha tenaz de resistencia por seguir existiendo como pueblo y cultura Ñuu Savi.
 
Somos los herederos de una cultura con mas de tres mil años en este territorio compartido de Ñuu Nduva, Ñuu Itan Ndio´o y Ñuu Koachi. Aquí estamos porque hemos sabido resistir ante las políticas etnocidas que en diferentes momentos de la historia se ha hecho para acabar con nosotros. Nuestra resistencia ha sido silenciosa y de luchas que han hecho correr la sangre de nuestros ancestros por seguir leales a nuestro territorio histórico, a nuestra forma de mirar y entender el mundo; con nuestros modos propios de habitar y respetar la tierra; hemos sido consecuentes con mantener nuestras formas de organización social basado en la costumbre y el cumplir con las tareas y el servicio colectivo por nuestra gente. Nuestra lengua, el tu´un savi, es el tesoro más preciado que nos define, que nos nombra, nos da un rostro, nos une y nos asigna un lugar.
 
Fue en las palabras y en la memoria donde nuestros abuelos, padres y madres guardaron el conocimiento, las historias, los mitos, las palabras de respeto, el honor y el orgullo. En las palabras escondidas y negadas fue donde fue donde crecieron palabras como dignidad, pueblo, sueños y esperanzas que han germinado nuevamente para ir caminando juntos y poco a poco han hecho que unamos nuestros corazones para no olvidar el dolor y para comenzar a construir un nuevo amanecer de justicia.
 
Hace 520 años los colonizadores llegaron y aniquilaron a nuestros antepasados. Entonces inició una historia de despojo, colonización, muerte, olvido y miseria para nuestra cultura. La soberbia del conquistador nos negó y nos condenó al olvido, a la humillación, el desprecio y a la más vil explotación económica y política. Por diversas vías y través de la violencia intentaron borrar nuestra lengua y cultura.
 
Desde la época colonial nuestros antepasados fueron relegados a esconderse en las montañas, en los lugares inaccesibles para resistir y conservar sus rasgos culturales más elementales. Nuestro caminar condensa un drama de sufrimientos, discriminación y despojo. La explotación económica a que fueron sujetos los habitantes de la tierra de la lluvia hizo que la población muriera en las condiciones más adversas. Durante siglos hemos sino negados como y como hombres y mujeres.
 
Nuestros antepasados caminaron, lucharon y respaldaron a los hombres y mujeres que han luchado por hacer de este país un lugar más digno de vivir. Las grande gestas históricas de la patria se escriben con la sangre de los pueblos originarios que dieron su cuota por ver y habitar una patria libre, de justicia, democracia y sin exclusión social. Los hombres y mujeres de la lluvia en distintos momentos de la historia caminaron y lucharon valerosos como guerreros y combatientes al lado de José María Morelos y Pavón, de Vicente Guerrero, de Emiliano Zapata y otros grandes hombres y mujeres dignos para construir esta patria llamada México.
Los pueblos na savi como Atlamajalcingo del Monte, Alcozauca, Xonacatlán, Tototepec y otros más dieron su cuota de sangre en la época de la Independencia para darnos una patria libre. ¿Cuál fue el resultado? ¿Quién ganó y sigue ganando? ¿Por qué nosotros continuamos relegados en el olvido? ¿Por qué en los pueblos siguen vigente la miseria, el hambre y los más bajos índices de desarrollo humano? ¿Por qué nos siguen arrebatando con engaños nuestros territorios? ¿Por qué desde el poder se sigue negando nuestra lengua y cultura?
 
La patria entonces tiene deudas pendientes con los pueblos originarios y con nosotros. Nosotros no tenemos nada que festejar.
 
Hoy, aquí reunidos, desde este pueblo histórico de Yoso Nuni, estamos uniendo nuestros corazones y nuestros esfuerzos con el objetivo de reivindicar nuestra lengua y cultura y seguir renaciendo como un pueblo digno. Atrás de nosotros está una historia de negación, de hombres y mujeres que lucharon, que guardaron su palabra, que resistieron tenazmente por mantener viva la palabra de la lluvia, que no se amedrentaron y continuaron hablando y compartiendo su palabra que es nuestra palabra. Nos antecede una historia en la cual a nuestra lengua le denominaron lengua pobre, lengua de los sin razón, la lengua que no vale.
 
Hoy volvemos a renacer y a pesar de las adversidades caminos juntos. Vemos renacer a nuestro pueblo después de siglos de exclusión y desprecio desde el poder. Nosotros somos lo que empezamos a escribir la historia que queremos y hacía donde queremos caminar. Hoy, desde esta tierra unimos nuestras voces y gritamos que somos un pueblo y que hemos vuelto a caminar sembrando y recuperando la dignidad. Iniciamos un renacer y una lucha que continúa por hacer valer nuestros derechos a la educación, por nuestra lengua y nuestra cultura.
 
Reivindicamos nuestra lengua materna como el eje que sostiene nuestro universo cultural y que nos asigna y nombra como lo que somos: el pueblo y la nación de la lluvia. Reivindicamos y defendemos nuestro territorio histórico y sagrado como el espacio material y simbólico que nos brinda el cobijo para seguir existiendo y seguir siendo nosotros. Por tanto nos oponemos a todas las iniciativas que agreden y buscan avasallar nuestra madre montaña y nuestra madre tierra, como hoy sucede con las empresas mineras y transnacionales que buscan y pretenden devastar nuestros territorios sagrados.
Hermanos y hermanas
 
El camino ha sido de sufrimiento y de esfuerzos de otros que estuvieron antes que nosotros. Entonces que el esfuerzo no nos agote sino que sirva para volver a retomar el aliento para que no se quiebre nuestra palabra. Hoy venimos hasta aquí para empezar a renacer con la unidad de nuestras fuerzas, con la fuerza de los espíritus de nuestros muertos y con la sabiduría de los ancianos.
 
Venimos con la ternura que nos cobija con el manto protector de nuestras abuelas y madres que nos guiaron y enseñaron la palabra. Venimos con la fuerza y el espíritu del Señor 9 Viento, del Señor 8 Venado Garra de Jaguar y de Savi, nuestra deidad sagrada; venimos con la fuerza de nuestras autoridades y con el corazón y la dignidad a decir que aquí estamos.
 
520 años después de la colonización, desde aquí volvemos a germinar con nuestra lengua y reivindicamos nuestro derecho a ser pueblo y habitar un territorio que nos une y al cual respetamos y honramos. Reclamamos nuestro derecho a ser diferentes, a ser nosotros, a ser unos mismos y apelamos a nuestras formas de organización, a nuestras costumbres y una educación que nos garanticé el respeto a nuestra lengua y cultura.
 
520 años después seguimos resistiendo y caminando como pueblo digno y valeroso. Y no tenemos nada que festejar por una historia de opresión.
 
520 años después aquí estamos con la dignidad y la esperanza, con nuestra palabra, nuestros corazones y nuestra fuerza y seguimos caminando por nuestro pueblo, el pueblo de la lluvia.
 
NANDIKO YÓ NUÚ TIO’O YÓ, TA KIXA’A YÓ KUA’NU YÓ
“VOLVER A NUESTRAS RAICES, PARA VOLVER A FLORECER”