La Marcha Mundial de las Mujeres y el cierre de la tercera acción internacional en RDC

2010-10-04 00:00:00

La tercera acción internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) se inició el 8 de marzo de 2010. Desde entonces acciones nacionales se han llevado a cabo en 52 países movilizando directamente a más de 38.000 mujeres, las cuales han elaborado plataformas nacionales que recogen los cuatro campos de acción: autonomía económica de las mujeres; bien común y servicios públicos; violencia hacia las mujeres; paz y desmilitarización. En Pakistán, las mujeres salieron a las calles aún después de que los fundamentalistas hicieron explotar bombas para aterrorizar a la población. En Mali, las mujeres debatieron sobre la construcción de la paz y manifestaron en Gao, zona de conflicto armado. En Grecia, realizaron manifestaciones contra la manutención de gastos militares en un momento de crisis financiera, mientras se recortaban los demás gastos públicos, además de denunciar la ausencia de políticas públicas frente al aumento del desempleo, ya elevado entre las mujeres. En Brasil, más de 2.000 mujeres marcharon durante 10 días con el slogan: “Estaremos en marcha hasta que todas seamos libres”.
 
            A lo largo del año 2010, realizamos tres acciones regionales que incluyeron foros de debate y manifestaciones públicas. En Asia, mujeres de 10 países se encontraron en Manila, Filipinas, y manifestaron contra la intervención, el control y la presencia militar de Estados Unidos en el Sudeste asiático. En Europa, mujeres de 23 países se encontraron en Estambul, Turquía y proclamaron en las calles sus demandas con el slogan “Mujeres, Paz y Libertad”. En Américas, la MMM se ha sumado al Movimiento Social de Mujeres contra la Guerra y por la Paz y otros movimientos populares para conocer y denunciar la realidad del conflicto colombiano y realizar una acción de protesta delante de la Base Militar de Palenquero, en Colombia, una de las siete bases donde Estados Unidos desean instalarse para tener un control geopolítico de la región.
 
            El cierre de todos estos ricos procesos se realizará en Bukavu, República Democrática del Congo (RDC). Decidimos encontrarnos en este sitio por varias razones: para expresar nuestra solidaridad con las mujeres que resisten cotidianamente en un contexto de conflicto armado, en particular las mujeres de la región Este de RDC. Pero también estaremos en Bukavu para continuar nuestro trabajo de reflexión y denuncia de la creciente militarización del mundo como un mecanismo de sustentación del patriarcado en sus lazos con el capitalismo y el racismo[1] En el curso de nuestra acción encontramos muchos ejemplos de cómo estos lazos están tejidos. En Corea, las bases militares estadounidenses son cercadas por casas de prostitución, muchas con la presencia de mujeres emigradas de Filipinas o de la Rusia. Los cuerpos de las mujeres son utilizados para el placer de los “visitantes” que mantienen una relación jerárquica y controlada con la población local. En Colombia, los paramilitares o el ejército manipulan la ilusión de las adolescentes de sentirse protegidas por un amante con uniforme para extraer informaciones o tener quien les prepare la comida. En Turquía, nacionalistas consideran enemigos a los jóvenes que se niegan a prestar el servicio militar y amenazan con violar a sus madres. Reconocer la explotación económica y violencias racistas y sexistas que estos ejemplos ilustran y que marcan las vidas de millares de mujeres en el mundo, es un paso fundamental para desarrollar alternativas que vayan directamente al núcleo de los problemas.
 
            En RDC existen muchas organizaciones de mujeres en el ámbito local. Pero la concertación entre ellas no es sencilla: el país es muy vasto, los encuentros presenciales son muy costosos, los problemas son muchos. Los conflictos armados repercuten de varias maneras en la sociedad y tienen como consecuencia tensiones y graves violaciones de derechos humanos. El movimiento de mujeres no está exento de todos estos abusos.
 
            Las mujeres de RDC tienen propuestas para su país, propuestas que tienen raíces en sus experiencias cotidianas de lucha. Nuestro objetivo es fortalecerlas para que sus demandas sean conquistadas y aseguren una vida de justicia, de libertad, y de igualdad para las mujeres y todo el pueblo. Uno de los resultados del cierre de nuestra acción à Bukavu será el encuentro de mujeres de diferentes provincias de RDC para que lleguen a acuerdos entorno a una Plataforma de demandas nacionales. Las mujeres de RDC también se encontrarán para definir formas de trabajo común y construir una Coordinación Nacional de la MMM como un movimiento permanente.
 
            No es posible resolver los conflictos en RDC sin considerar los países limítrofes. Creemos que el trabajo conjunto de las organizaciones de mujeres de los países de los Grandes Lagos Africanos crea una base sólida para el diálogo y la unidad de los pueblos en la región. En seguimiento de la acción internacional de la MMM en 2000, cinco coaliciones de asociaciones de mujeres de Burundi, RDC (Norte y Sur Kivu) y Ruanda decidieron trabajar juntas por la paz en la región de los Grandes Lagos, por medio de la participación de las mujeres. De este modo ha nacido COCAFEM-GL (Concertación de Colectivos de Asociaciones trabajando por la promoción de las mujeres en la región de los Grandes Lagos Africanos). En 2000, ellas elaboraron una plataforma común solicitando:
 
-          “El reconocimiento de las mujeres como interlocutoras en la búsqueda de la paz en la subregión de los Grandes Lagos Africanos.
-          El desarrollo de mecanismos de identificación de redes de comercialización de la venta de armas, y de prevención y de finalización de los conflictos que asolan la subregión de los Grandes Lagos Africanos.
-          Decir ¡No! a los países que se esconden detrás de intereses económicos para poner a la subregión de los Grandes Lagos Africanos en sangre y fuego.
-          El desarrollo de mecanismos adecuados para condenar y castigar los crímenes cometidos en la subregión de los Grandes Lagos Africanos.
-          Adopción de medidas de anulación de la deuda en favor de programas de rehabilitación socio-económica de los países de la subregión de los Grandes Lagos Africanos sin condicionantes.
-          Revisión de la legislación nacional y internacional y elaboración de mecanismos para su aplicación de modo a eliminar todas las desigualdades basadas en el sexo.
-          Consideración de la lucha contra el SIDA como prioridad de prioridades en la subregión de los Grandes Lagos Africanos.”
            Esta plataforma es un punto de partida y una referencia para las mujeres que vienen de otros países. Esperamos que el momento de nuestra acción sea una ocasión para el encuentro entre mujeres de RDC, Ruanda, Burundi, pero también de República Centroafricana, Uganda y Kenia, donde una nueva Coordinación Nacional de la MMM es muy activa y comprometida con las mujeres más pobres.
 
            En Bukavu, también intercambiaremos con mujeres que viven en otros países y que resisten a diferentes formas de militarización. Este será también un momento propicio para profundizar los análisis que tienen como punto de partida las demandas y compromisos que acordamos en el VII Encuentro Internacional de la MMM para los cuatro campos de acción, particularmente sobre el tema paz y desmilitarización. (Ver anexo al final del texto).
 
            El análisis que sigue es una mirada desde el exterior y al mismo tiempo, expresión de aprendizajes que nosotras, activistas de la MMM, estamos teniendo al compartir luchas y debates con nuestras compañeras congolesas. Este texto fue elaborado para animar a los debates en Bukavu y en otras partes, en especial en los países donde se preparan acciones de solidaridad simultáneas el 17 de Octubre de 2010.
 
            El texto expresa la visión de la MMM a nivel internacional, y no sustituye la elaboración de una plataforma nacional en RDC ni la actualización de la plataforma de las mujeres de los Grandes Lagos Africanos. Está organizado alrededor de tres cuestiones claves: la prevención y el combate a la violencia hacia las mujeres; la retirada progresiva de la Monusco y el rol del ejército congolés; y la auto-determinación del pueblo congolés en la utilización de las riquezas de su territorio. Se complementa con el texto anexo del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), organización aliada de la MMM, sobre el tema del término a de la deuda en RDC
 
La violencia hacia las mujeres
 
            La violencia sexual está tan difundida en el conflicto en RDC que la violencia hacia las mujeres es considerada como una característica de esta guerra. Las violaciones colectivas y masivas de mujeres y jóvenes fueron reportadas en Sierra Leona, Ruanda, Liberia, Balcanes, Uganda y Sudán. Pero en RDC las violaciones colectivas son utilizadas como una arma de guerra de manera sistemática y por todos los actores armados.
 
            Los casos de violencia sexual, como siempre, son bien difíciles de ser denunciados y los números son siempre subestimados. Naciones Unidas reportaran 27.000 casos de violaciones en 2006 en RDC. El International Rescue Committee ha registrado 40.000 casos de violaciones en la provincia de Sur Kivu entre 2003 y 2008. Más recientemente se ha notificado un ataque en el territorio de Walikale en Norte Kivu en la noche de 30 de julio pasado, donde se estima que 300 mujeres fueran violadas, algunas varias veces.
 
            Un estudio sobre las mujeres en tratamiento en el Hospital Panzi, en Bukavu, es un retrato de la violencia sexual en Sur Kivu.[2] Son mujeres de todas las edades, de todas las etnias, la mayoría campesinas. La mayor parte de las violaciones son perpetradas por hombres en uniforme, en situaciones de violación colectiva (gang rapes) en las proximidades o en el interior mismo de las casas de las víctimas, en la noche.
 
            Los agresores llegan para saquear y violan a las mujeres para someter a sus comunidades, de manera que no reaccionen o no los denuncien. Las violaciones también sirven a desorganizar la vida comunitaria, empujar a los moradores a desplazarse o a aceptar trabajo en condiciones de esclavitud.
 
            Las agresiones relatadas son dramáticas: la introducción de objetos en la vagina es una práctica común – como por ejemplo armas que son accionadas dentro del cuerpo de la mujer. Los padres son obligados a violar sus hijas, los hermanos sus hermanas. Mujeres jóvenes son secuestradas y utilizadas como esclavas sexuales hasta que la comunidad pague para la liberarlas.
 
            Las mujeres llegan al Hospital Panzi después de haber tenido contacto con ONGs o grupos de mujeres. Entre las mujeres que llegan al hospital, 37,4% buscan apoyo tres años después de haber vivido la violencia. Muchas llegan porque necesitan cirurgías de reconstrucción de la vagina o de la región pélvica. La estigmatización de las mujeres violadas es muy fuerte, sea por la comunidad, sea por sus propios maridos, que les abandonan por temor a represalias.
 
            El estudio apunta a un fuerte incremento de los casos de violación cometidos por civiles, lo que denota una banalización de la violencia hacia las mujeres.
 
            Muchos grupos de mujeres y ONGs actúan en contra la violencia hacia las mujeres. La Comisión Provincial de Lucha contra las Violencias Sexuales (CPLVS) de Sur Kivu aglutina a 155 ONGs locales y más de 10 ONGs internacionales que apoyan su trabajo. Según el relato de una mujer que recibe su apoyo “los benefactores nos ayudan de muchas formas: aumentar la autoestima, facilitar una actividad económica cuando se vuelve a la comunidad, pagar los cuidados médicos de las mujeres violadas enfermas y hacer el seguimiento del caso jurídico de las victimas que presentaran una demanda.”[3] Pero sus esfuerzos son insuficientes frente a la dimensión del problema: en el Hospital Panzi, por ejemplo, hay 334 camas, 200 para casos de violencia sexual, y ellos solo tienen capacidad para acoger 10 a 12 nuevos casos por d&iacute