Crónica de un hecho histórico narrado por sus protagonistas

Marcha de los Pueblos Originarios moviliza miles en Argentina

2010-05-18 00:00:00

Argentina es protagonista de un acontecimiento histórico: las naciones precolombinas se reencuentran tras cientos de años de separación violenta producida por el mal llamado proceso civilizatorio en manos de los europeos. En el contexto mundial de cambios geopolíticos y redefiniciones culturales e identitarias, resurgen las matrices culturales originarias visibilizando posiciones sociales que aportan a la construcción de un futuro colectivo pluricultural y plurinacional. Los miles de hermanos y hermanas que habitan el interior del país marchan hacia el centro político para dar cuenta de una Argentina distinta a construir: la patria grande que permite la diversidad y la calidad de vida en toda la extensión de territorio latinoamericano.
 
La idea de sociedad única con poder para absorber culturas y dominarlas empieza a tambalear y a romperse... tanta mentira y engaño llega a su fin. Los pueblos hablan y nos cuentan la otra historia, se organizan, marchan, luchan y se mantienen vivos. La diversidad empieza a germinar en cada columna que está viajando por el país para mostrarnos que no fueron vencidos y que tienen mucho para mostrarnos.
 
Columna NOA en Córdoba
 
Fue una espera muy larga- nos dice Agustina Murcia. Ella alguna vez contó de su búsqueda de un lugar en el mundo, un espacio de sol donde los marginados, sobre todo los niños que quedan fuera de toda protección, encuentren sol. “La Marcha es un sonido que baja desde La Quiaca. De los valles. Nombres como Kollamarka, o Amaicha nos traen eso que soñamos, ese país olvidado. La parte olvidada”, agrega.
 
“Ver a los hermanos, tan felices, como que algo está sucediendo en el interior de cada uno. Están generando una hermandad. Y aquí en Córdoba, tenemos barrios enteros de pueblos originarios, sobre todo de los países limítrofes, de Bolivia, de Perú. Son hermanos que han salido a recibir la marcha. Con ellos venimos compartiendo la lucha por el derecho a la tierra, por el derecho a ser”, dice Agustina.
 
La dirigente de Tupac Amaru, Milagro Sala, encabezó una marcha de los pueblos originarios en Córdoba, que partió desde Jujuy y se dirige a Buenos Aires, en contra de los desmontes, las explotaciones mineras, la contaminación petrolera, entre otros puntos.
 
En Córdoba, la movilización llegó hasta la ex plaza Vélez Sársfield, donde se realizó un acto multitudinario. Según los organizadores había unas siete mil personas. De ellas, cuatro mil llegaron del resto del país en un centenar de colectivos hasta el Comedor de la Universidad Nacional de Córdoba, y partieron hacia Rosario para hacer un nuevo acto antes de llegar a Buenos Aires.
 
Luciano Rossi, responsable provincial de Tupac Amaru dijo que están casi convencidos de que la presidenta Cristina Fernández los recibirá en la Casa de Gobierno. Entre los puntos del acto que destaca Rossi, están el reaparto de las tierras, la implementación de una Estado plurinacional que respete la cultura y la lengua de los pueblos aborígenes, y la lucha contra el desmonte y la contaminación.
 
Pueblo Wichi
 
La localidad de Sausalito en el departamento de Güemes queda a 600 kilómetros de la capital de la provincia de Chaco. Allí vive la comunidad wichi más numerosa en territorio argentino. Alejandro Salvatierra es wichi y lidera a los aproximadamente trescientos hermanos de esa comunidad que participan de la Marcha de los Pueblos Originarios.
 
"Cuando nosotros comenzamos a reflexionar sobre este bicentenario, como nuevos promotores culturales indígenas entendemos que un pueblo sin tierra es un pueblo sin cultura. Estamos reclamando la restitución de nuestros territorios, los títulos de propiedad comunitaria sobre las doce mil hectáreas que actualmente ocupan doce mil hermanos wichis. En esta marcha nosotros peleamos por nuestros derechos, por nuestras costumbres, por nuestra cultura, nuestra salud, el futuro de nuestros hijos".
 
"Creo que el pueblo wichi ha despertado. Esta despertando. Eso que estaba oculto, como dormido al fondo de nosotros mismos, que nos decían de aquellos que fueron nuestros antepasados. Palabras que uno se negaba a escuchar o no entendía que era eso de los más antes, lo que habíamos sido. Eso que se transmite de una generación a otra”.
 
"Este es el momento en que los pueblos originarios tenemos que afianzarnos, conocernos porque estamos en la misma causa, y una razón fundamental es recuperar el territorio. Esta es una manera de concientizar a la juventud, que comprenda que perder el derecho a la tierra es perder la identidad".
 
Juventud Mapuche
 
La Columna Sur de la Marcha de los Pueblos Originarios experimentó dos grandes acontecimientos. El primero de ellos se relaciona a la ceremonia de ofrenda a la Madre Naturaleza que llevaron adelante una veintena de las comunidades de la Confederación Mapuche. El segundo es el encuentro político y cultural entre este pueblo con sus hermanos Huarpes provenientes de Mendoza.
 
Como es la costumbre cada vez que se va a emprender un viaje, el pueblo Mapuche ofrendó junto a la Madre Naturaleza tributando la fuerza dominante en la región: el río Limay. Brindaron respetos los Lonko, quienes son los referentes políticos; los werkén, quienes son consejeros y portavoces de las comunidades Mapuche; y participaron más de un centenar de hermanos. En la ofrenda se tomaron elementos naturales tales como tabaco, yerba, maíz y se los depositó en el río para que los traslade y de esa manera marque el buen camino que van a transitar atravesando más de 1500 kilómetros.
 
La presencia de los jóvenes es muy fuerte: alrededor del 60 por ciento de los participantes mapuche son jóvenes. Ellos están haciendo el descubrimiento de su historia y espiritualidad. Son quienes sufrieron la represión cultural al privarlos de su identidad, de su cosmovisión y de su idioma. En el sistema educativo y las instituciones públicas son discriminados, y la memoria de sus abuelos es menospreciada. Ellos quieren manifestarse ante tanta dominación y desprecio.
 
Lo dice Kuruf Nahuel: “nosotros como jóvenes nos sentimos importantes hoy para sostener nuestra cultura y proyectarla. Somos los portadores de un legado que nos dejaron aquellos que defendieron sus derechos, los nuestros, porque creían que era la única manera en que el pueblo iba a seguir en pie”.
 
Cientos, miles y miles de Mapuches que en el momento que se acercó el español se defendieron, al igual que lo hicieron cuando se presentó el ejército argentino. “Es para nosotros, los jóvenes, muy importante ser parte de este pueblo originario que, además de tener una población importante, también tiene una sabiduría única en el mundo. Tenemos una historia de luchas, de derrotas, pero mantenemos la convicción que las fuerzas de naturaleza nos indican todos los días. Con cada salida del sol nosotros hacemos memoria. Es como que la Madre Tierra tiene la palabra”.
 
 “Los derechos fundamentales parten de nuestra cultura ancestral; nosotros no podemos concebir la vida sin el territorio, es muy difícil para cualquier Pueblo Originario imaginar su futuro sin el territorio. El derecho que nosotros reivindicamos sobre el territorio es sobre un ‘todo’, al formar parte de la naturaleza nosotros somos parte y no dueños. Por eso cuando contaminan un río nos lo hacen a nosotros. Cuando asesinan a un bosque nos asesinan a nosotros también”.
 
“En esta Argentina del 2010 hay cientos de niños mapuche recién nacidos a los que a sus padres les cuesta mucho inscribirlos de acuerdo a la cultura Mapuche, porque hay un Estado que dice que acá somos todos iguales: cristianos y argentinos, y no es así”.
 
“Eso se podía entender en 1810 o en 1880, pero hoy no puede seguir funcionando un Estado racista monocultural. Por eso todos los días defendemos nuestro derecho a la identidad y a nuestro idioma; es necesario que se nos reconozca como cultura milenaria. Hoy se enseña inglés, francés en las escuelas y la sociedad tiene oportunidad de acceder a ese conocimiento, pero no se enseñan los conocimientos de los pueblos originarios, que son propios de estos lugares, no bajaron del barco”.
 
“Tenemos expectativas de que el Estado argentino por fin empiece a revertir con celeridad la situación, poniéndose a trabajar. Hace tiempo que se propone hacer algo, que esto es un proceso paulatino, pero si seguimos así van a ser otros 500 años. Los gobiernos no se han ajustado a las circunstancias que merecen los derechos de los Pueblos Originarios. Nosotros creemos que esta marcha va a generar un impacto social muy importante y que la sociedad en su conjunto está necesitada de los conocimientos de los pueblos. No es un capricho nuestro, es una necesidad de la sociedad argentina”.
 
Son muchos… una gran comunidad de jóvenes denominados Kona. Ellos eran los que se levantaban en armas, los que la historia oficial los conoce como lanzeros. “Hoy nosotros estamos por sobre todas las cosas fortaleciendo nuestra identidad con mucho orgullo, y proyectando al Pueblo Mapuche”.
 
Río Negro
 
Se realizó en la plaza Belgrano de la ciudad que lleva el nombre del innombrable Julio Asesino Roca y que los pueblos han bautizado desde siempre Fiske Menuco, en honor a ese dibujo bello y vital de las aguas que se entremezclan con la tierra, que hace nuestro Río Negro. En este valle se congregaron los pueblos y escucharon a sus autoridades hablar, en sus propias lenguas, el mapuzungun, el huarpe y el quechua. El mensaje de encuentro, la emoción de estar juntos y de estar vivos, y exigiendo ser reconocidos como lo que son: los pueblos originarios.
 
Nos dijeron a todos que son originarios porque son los que estaban viviendo y siendo hijos de la tierra, agradeciendo sus bondades y bienes y respetándola como a la Madre que es. Son originarios porque no la esquilmaron ni la saquearon, la cuidaron porque así también cuidaron a sus hijos.
 
En Fiske Menuco se escucharon voces en varios idiomas originarios, voces de la tierra que es la Madre y que para respetarla hay que respetar a sus hijos, que son diferentes y tienen lenguas y culturas diferentes, que necesitan esa identidad para ser legítimos y sentirnos dignos como pueblos. Eso nos decían esas banderas con el lema "Hacia un Estado plurinacional”.
 
Encuentro en La Quiaca
 
En la ciudad de La Quiaca, en la frontera norte, a 3.500 metros sobre el nivel del mar en el primer día de la marcha, sucedió algo extraordinario: por primera vez en mucho tiempo y, quizás, por primera vez institucionalmente, los pueblos guaraníes de las yungas se reunieron con Omaguacas y otros de la puna y la Quebrada de Humahuaca, genéricamente conocidos como coyas.
 
El motivo, una acción trascendente: marchar a Buenos Aires, en el marco del Bicentenario para pedir a la Presidenta un reconocimiento de pleno derecho a las comunidades originarias por parte del Estado Argentino, además de la protección a la Madre Tierra violentada por la contaminación ambiental.
 
Referentes locales puneños de lugares como Tafna (provincia de Jujuy) y Nazareno (provincia de Salta), se abrazaban con los coyas de Maimará o Tilcara y los guaraníes del Talar, Libertador General San Martín o San Pedro. Poco después partieron hacia la capital de Jujuy.  Allí, ya entrada la nochecita, fueron recibidos en el Parque San Martín con aplausos, vivas y bombas de estruendo, y se encolumnaron en una impresionante movilización por las calles de esa ciudad, hasta Plaza Belgrano, donde se había levantado un palco frente a la casa de gobierno, en la esquina de San Martín y Gorriti.
 
Hacia el mediodía del 13 de mayo, en la misma plaza y en el mismo lugar en la cual hubo una ceremonia la noche anterior, los referentes de cada una de las comunidades formaron un círculo sagrado y, dentro de él prepararon un altar para ofrendas. Los Coyas extrajeron de su estuche una larga pipa para compartir solidariamente, el humo del tabaco.
 
En el altar –un sencillo mantel extendido sobre el piso-, cada uno de los hermanos ofrecía un presente a para que la marcha tuviera un resultado exitoso. Flores blancas, dijes, tabletitas con formas de distintos objetos útiles e imprescindibles, caramelos y hojitas de coca, eran colocados sobre el altar. Finalmente, el mantel con las ofrendas fue puesto sobre la parte superior de una pequeña pirámide de leña, de cono truncado, a la cual le prendieron fuego para honrar a la pacha. Cuando el “abuelo fuego” se extinguió y la pipa ritual dejo de echar humo, se escucharon un “Jallalla” y un “Yasurupay” vibrantes de agradecimiento. Y todos comenzaron a danzar de alegría.
 
Luego todos subieron a los colectivos prestos para viajar a la provincia de Salta en busca de los hermanos de los pueblos de otras regiones.
 
La entrada a la ciudad de Salta, no fue fácil. Apenas ingresada en el Parque San Martín, la caravana fue rodeada por la guardia de infantería de la policía de la provincia de Salta en actitud tensa y amenazante. Inmediatamente, Milagro se puso al frente y comenzó a negociar con los funcionarios provinciales. Finalmente, los hombres del gobierno aflojaron, cuando la dirigente, frente a las cámaras de televisión les espetó: “no entendemos porque, en democracia, un grupo de hermanos indígenas argentinos no puede entrar caminando a la ciudad de Salta...”.
 
Entraron, caminaron y fueron aplaudidos por el pueblo, los ciudadanos comunes, corrientes, que están más allá de los prejuicios, las especulaciones políticas o los intereses económicos del sector dominante y discriminador. No solo eso; la determinación de Milagro culminó con un recibimiento a toda orquesta de los tupaqueros y las comunidades originarias de Salta con la ceremonia y los sahumerios correspondientes en el corazón del conservadurismo del norte argentino.
 
Rosa Ñanco, Mapuche de Ingeniero Huergo – Río Negro
 
“Ver ahora tantos hermanos, ver los vecinos, los criollos, hasta los huincas que se han arrimado para ayudarnos a preparar el recibimiento de la columna sur. Allí ya han llegado los huarpes, los hermanos mapuches, los lonkos… Eso asombra”.
 
“Hace apenas 20 días me avisaron si quería participar en esta marcha. No entendía al principio. Una tiene ciertos temores, que sean palabras, que no sea cierto. Pero desde que fui a Buenos Aires y volví, todo fue entusiasmo. Algo impensado, las autoridades, la gente, desde las escuelas venían a vernos para ver qué podían hacer. No quiero llorar. Hoy es un día de fiesta. Y tendré algo para contar, algo que me llegó al corazón cuando vi bajar de los micros a los hermanos de Mendoza, de pueblitos que ni siquiera conozco el nombre”.
 
“Los pueblos originarios hemos resistido contra tanta maldad y tanto tiempo, eso de ser humillado, explotado, nuestras mujeres solo para ser sirvienta o el hambre. Nuestros hijos sin trabajo. Hemos resistido y eso ha sido lo bueno. Cuando lleguemos a Buenos Aires, en lo profundo de nosotros los originarios se habrá cumplido un sueño profundo: ser y que nos vean. Existimos. Ahora, hay que festejar”.
 
 
Fuente: http://www.marchanacionalindigena.blogspot.com

COORDINADORA ANDINA DE ORGANIZACIONES INDÍGENAS – CAOI
Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile, Argentina