Colombia: Se llevaron el oro y le colocaron precio a la madre tierra

2010-01-12 00:00:00

El gobierno de Colombia en cabeza de Álvaro Uribe Vélez, los grupos económicos, los parlamentarios y funcionarios de la parapolítica y los altos mandos militares han sido los principales coautores de la implementación a sangre y fuego de este proyecto de muerte desde Colombia. Son culpables de las muertes y desapariciones de los “falsos positivos” y de la desaparición consolidada o inminente de pueblos enteros para entregar riquezas y recursos a megaproyectos a los que sirven la imposición del TLC, las 7 bases militares gringas y los paquetes y programas legislativos que entregan la riqueza natural a las grandes empresas para que exploten a campo abierto, respaldados por la implementación de leyes de despojo y por la violación impune de los derechos humanos y del derecho a la vida y a la dignidad.
 
 En Colombia y en nuestros Territorios Indígenas, desde la llegada de los españoles, desde el primer día de la conquista, nuestra madre tierra es mirada solamente para la explotación y la acumulación de riquezas para unas cuantas personas destruyendo los recursos naturales y desplazando a personas especialmente de los territorios indígenas. Desde entonces se llevaron el oro y le pusieron precio a la madre tierra. Por medio del engaño acabaron con las costumbres y prácticas culturales de nuestros ancestros, además de esclavizar a los pobladores traídos desde África, obteniendo así   obra de mano barata. Muchos de nuestros pueblos desparecieron desde ese entonces a causa del trato salvaje que daban los terratenientes a los trabajadores.
 
 A pesar de todo hoy en día seguimos siendo esclavos aunque seamos formalmente reconocidos por el Estado en materia de los derechos humanos. El sistema y las grandes multinacionales actúan coordinadamente buscando diferentes estrategias para confundir, engañar, atemorizar, someter y entretener para continuar violando los derechos humanos de las personas.
 
Este es, desde nuestra lectura, el caso de Barak Obama, presidente de EE.UU. Con su discurso ambiguo, satisface todas las audiencias, en un estado de permanente campaña publicitaria o electoral, que convence a muchos incautos mientras en la práctica impone y asume políticas en contra de los pueblos y de la vida. En vez de aprovechar el mandato único y ejemplar que le dieron sectores mayoritarios para cambiar el orden, en vez de defender el pueblo que puso las últimas esperanzas en su mandato, apoya el mismo sistema en crisis y a sus beneficiarios, transfiere recursos públicos al sector financiero que se robó la riqueza del planeta para jugarla en casinos de especulación irresponsable, acepta el Nobel de la paz y fomenta la guerra en Afganistán, en Irak, avanza en la ocupación militar del Continente con bases en Colombia, en Panamá y otros países, orquesta un golpe de Estado, una farsa electoral y la masacre de la resistencia pacífica en Honduras, nos conduce a una guerra desde Colombia contra Venezuela (y seguramente Ecuador, Bolivia y Paraguay) y en el planeta entero, impulsa proyectos de despojo y expoliación de riquezas a través del “Libre Comercio”, proyectos que combinan el terror y la guerra con políticas públicas autoritarias y propaganda como el Plan Colombia, el Plan Mérida, el Plan Puebla Panamá y otros que constituyen un plan de muerte para los Colombianos y para los pueblos del mundo.
 
El gobierno de Colombia en cabeza de Álvaro Uribe Vélez, los grupos económicos, los parlamentarios y funcionarios de la parapolítica y los altos mandos militares han sido los principales coautores de la implementación a sangre y fuego de este proyecto de muerte desde Colombia. Son culpables de las muertes y desapariciones de los “falsos positivos” y de la desaparición consolidada o inminente de pueblos enteros para entregar riquezas y recursos a megaproyectos a los que sirven la imposición del TLC, las 7 bases militares gringas y los paquetes y programas legislativos que entregan la riqueza natural a las grandes empresas para que exploten a campo abierto, respaldados por la implementación de leyes de despojo y por la violación impune de los derechos humanos y del derecho a la vida y a la dignidad.
 
Con dolor pero con firmeza denunciamos este saqueo. Lo reiteramos una vez más esperando que por fin los pueblos unidos enfrentemos a los asesinos que nos masacran para enriquecerse y podamos de nuevo no explotar, sino sentir, compartir y disfrutar la riqueza de nuestra Madre Tierra.