Conmemoración del 26 de Agosto
Chile: Día de las Trabajadoras de la Agroexportación
ANAMURI, cada año en este día, alza con más fuerza su voz y con banderas en alto hace suya las calles, las plazas, para que la ciudadanía de este país no olvide que las grandes riquezas y los importantes índices macroeconómicos que deja tan contenta a nuestra floreciente economía que incluso es capaz de hacerle frente a la gran crisis económica que agobia al mundo, es el producto también del trabajo mal remunerado y desprotegido de las cientos de miles de TEMPORERAS mujeres “asalariadas agrícolas de la Agroexportación”
Este año, el país está cruzado por las elecciones presidenciales y parlamentarias. En este escenario, los busca-votos están dispuestos a escuchar las demandas y planteamientos de la ciudadanía y con mayor disposición van adquiriendo compromisos que por lo general, una vez elegidos, son olvidados o relegados ante las exigencias de un empresariado que solo vela por sus grandes ganancias y hace caso omiso de las pocas e insuficientes leyes que protejan el salario y las condiciones de los y las trabajadoras.
Aún cuando se haya legislado en el parlamento sin oposición alguna para la igualdad de salarios por igual trabajo entre hombres y mujeres, las temporeras continúan siendo unos de los sectores más desprotegidos del mundo del trabajo y a la vez más expuesto en términos de salud física y mental. Las intensas y densas jornadas, los procesos migratorios, el aislamiento en las relaciones contractuales que acontece mediante el trato a través de los contratistas y el vaivén de los valores asignados a cada faena, constituyen los eslabones que no permiten que esa igualdad salarial se traduzca en realidad.
Exigimos Salud, Contrato, Previsión y Salario Justo
Estas han sido las demandas principales que año a año hemos planteando y que en cada jornada hemos ido construyendo. Nuestro caminar y nuestra lucha ha estado llena de promesas no cumplidas o satisfecha a medias. Pareciera ser que el tema de las temporeras forman parte del paisaje agrícola de Chile, país de exportaciones.
En salud, aunque hemos logrado tener acceso al sistema de salud pública en calidad de cotizante a través de “Fonasa 60 días”, en la temporada 2007 – 2008 más de 500 trabajadores y trabajadoras sufrieron de intoxicación y en esta temporada solo en la Región del Maule, por accidentes laborales o por intoxicaciones agudas, más de 25 trabajadores han perdido la vida.
De igual forma ha resultado muy difícil lograr cumplimiento en los contratos de trabajo. Estadísticas oficiales indican que en promedio la agricultura de exportación no da más de siete meses de trabajo al año, y poco más de la mitad de los y las trabajadoras logra que les hagan un contrato. Es la agricultura de exportación el sector que paga los sueldos más bajos de todos los sectores económicos.
En cuanto a la previsión social -que responde a una de las demandas urgente del mundo del trabajo y cuya reforma se ha convertido en el programa estrella de la Presidenta- saludamos el hecho de que este beneficio reconozca derechos de seguridad social principalmente a las dueñas de casa. Sin embargo, para las trabajadoras temporeras resulta una solución parcial, pues recibiremos una jubilación en razón de nuestra situación de pobreza y no como reconocimiento a una vida entera volcada a un empleo que no elegimos fuera sólo temporal.
Frente a un salario justo, las condiciones no podrían ser peores. Además de ser el trabajo agroexportador el peor pagado de todos los sectores económicos, estadísticas oficiales también nos dicen que el costo de la mano de obra ha bajado año tras año, y que hoy está a niveles del año 1993. A pesar de ello, la Sociedad Nacional de Agricultura y otros sectores empresariales siguen presionando por bajar los salarios.
¿Cuándo señores empresarios… cuándo autoridades del trabajo… será ese ansiado día en que podamos hacer balances que nos digan que por fin ha llegado la justicia y se ha dado cumplimiento a las reivindicaciones de los y las trabajadoras de este sector?
Paradojalmente mañana, cuando las asalariadas conmemoramos un día de lucha y reivindicación por dignificar el trabajo productivo de las mujeres, en Santiago en el hotel Plaza San Francisco, los Ministerios del Trabajo y Agricultura, por intermedio de las dos ministras, estarán firmando un acuerdo para dar paso al viejo anhelo de los empresarios de sustituir el cumplimiento del derecho a sala cuna por un bono en dinero, que, no solamente está en contra de lo establecido por las leyes laborales desde hace casi un siglo, sino que además, es contradictorio con el desafío de promover “la igualdad desde la cuna”, eslogan del actual gobierno. Así, los hijos e hijas de las mujeres temporeras no serán beneficiarios/as de un sistema de cuidado protegido e institucionalizado como las salas cunas.
Sabemos que en la práctica el derecho a sala cuna es vulnerado masivamente por los empleadores, aludiendo a los costos de implementación. Sin embargo, ya existen desde el marco regulatorio opciones que no han sido utilizadas. La ley permite que empleadores de un mismo sector se unan para instalar en forma conjunta una sala cuna, ¿por qué no lo han hecho hasta ahora?... o ¿por qué no utilizan infraestructura de las escuelas rurales durante las vacaciones escolares?
Nosotras no estaremos. ANAMURI no avala el reemplazo de un derecho avalado por el convenio 183 de la OIT, de protección a los derechos de maternidad, ni comparte tal medida.
Somos enfáticas para señalar que: Nuestros derechos no se Negocian. No queremos retroceder en derechos, sino avanzar en equidad social, de clase y de género.
Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas
A N A M U R I
26 de agosto 2009