Colombia: La Conmoción de los Pueblos

2008-10-10 00:00:00

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Hoy, a cuatro años del Primer Congreso Itinerante de los Pueblos, reiteramos su sentido y validez y continuamos por el camino que nos trazamos entonces. Un camino tejido desde siglos de memoria y resistencia.
 
En el aniversario del Mandato Indígena y Popular convocamos la Conmoción Interior de los Pueblos por la Libertad y contra la Tiranía del Régimen.

Espectáculo, Conmoción y Mandato de Resistencia

Hace un poco más de 4 años, el 18 de Septiembre de 2004, aclamábamos en la Plazoleta de San Francisco, en el centro de la ciudad de Cali, el Mandato Indígena y Popular, resultado del Primer Congreso Itinerante de los Pueblos por la Vida, la Alegría, la Justicia, la Libertad y la Autonomía. Hoy, en las vísperas del 12 de Octubre de 2008, conmemoramos este aniversario con una convocatoria a retomar y renovar el Mandato, a asumir esta “conversación de los pueblos en marcha para que la gente pueda desde donde pueda” nombrar y caminar nuestra palabra.

Cada día el poder de los medios al servicio de la tiranía de un régimen que explota y destruye la vida para acumular, pone en escena un espectáculo para el teatro del engaño y la distracción. Ayer, desde el poder financiero, uno de los patrones del Gobernante actual, le ordenó declarar la conmoción interior. Desde el cargo de Presidente, el actor de turno escuchó “con atención” y pretendió no haber preparado este acto cuando se comprometió con una sonrisa a “considerar cuidadosamente” porque “usted sabe que estos temas jurídicos son delicados” dijo sin convicción. Pretenden con estas máscaras y juegos seguir consolidando el poder absoluto y la tiranía de la codicia. La Conmoción Interior anuncia otra oleada de represión, de restricciones, de negación de libertades y derechos. De poder absoluto para la alianza corporativa y del terror disfrazada de democracia en el modelo Colombia. Esta misma semana, la conversación telefónica interceptada de un General asesino con un exministro cómplice, repasando sus crímenes comunes y fraguando una trampa para denigrar a las víctimas en cuyas tierras hoy reina el parapoder corporativo, es presentada por un noticiero de televisión e ignorada por el Gobierno y los medios a su servicio. Mientras más ilegítimo el régimen, más recurre a la fuerza, más engaña, más manipula, más popularidad dicen que tiene. Hoy, considerando declarar la Conmoción Interior, quiere impedir la movilización y la propuesta. El régimen de terror y engaños quiere silenciar a la fuerza la dignidad que se desborda.

La muerte y el silencio no son opciones. La Vida si lo es desde los pueblos que levantamos la frente para defenderla.

La Palabra que debemos Caminar

Desde la ONIC, el movimiento indígena ha anunciado que el 12 de Octubre nos movilizamos. Salimos a nombrar y a caminar la palabra. Nos unimos al movimiento campesino y popular. Va a sesionar el Congreso Indígena y Popular. Desde nuestro lugar específico dentro de esta lucha común retomamos el Mandato de Septiembre de 2004 porque hoy los motivos de ayer son válidos, el dolor de antes nos agobia y amarga, la dignidad nos llama y la justicia no da espera.

Esta es la palabra que salimos a marchar:

1.    No aceptamos “Tratados de Libre Comercio” como el que se ha “negociado” a puerta cerrada y sin consultarnos con los EEUU, Canadá, la Unión Europea, la Asociación Europea de Libre Comercio y cualquier otro que persiga el mismo propósito de despojarnos de nuestros derechos, culturas, saberes y territorios, explotar las riquezas y los pueblos y robarse el valor económico y el capital para someternos. Queremos tratados entre pueblos, para los pueblos y la vida y no entre patrones contra los pueblos y la Madre Tierra que están matando con su codicia.

2.    Denunciamos, resistimos y exigimos la derogatoria de las reformas constitucionales y de la legislación de despojo con la que entregan lo nuestro a intereses privados y nos someten al silencio, a la estupidez, al trabajo forzado, a la exclusión y a la muerte. Son muchas las leyes y reformas ya implementadas o en camino. Entre estas las peores incluyen el Estatuto Rural, el Código de Minas, las Leyes y Planes de Aguas, la Ley de Bosques…Lucharemos para conseguir que sean derogadas.

3.    No más terror a través del Plan Colombia, la Seguridad Democrática, la parapolítica, que infestan todos nuestros territorios y los siembran de muerte y desplazamiento con la excusa falsa de alcanzar su “recuperación social”. Que el mundo se entere de la forma en que el Gobierno de los EEUU y el Comando Sur, establecen Centros de Coordinación de Acción Integral desde donde ocupan nuestros territorios para entregarlos a las transnacionales con los recursos de los pueblos de acá y de allá. En estas condiciones protestar no es un delito si no una obligación convertida en crimen por los que le temen a la libertad. Que se larguen los señores de la guerra que se sirven del terror para robar y matar. Queremos juzgar en nuestros territorios y desde el derecho propio a quiénes nos han convertido en víctimas sirviéndose del poder del Estado, del para Estado y de la guerra, vengan de donde vengan sin importar sus discursos y pretendidas justificaciones. Nombramos entre estos al Señor Juan José Chaux Mosquera, que tanto daño nos ha causado.

4.    Exigimos el cumplimiento de normas, acuerdos y convenios que se ignoran de manera sistemática. No solamente el Decreto 982 de 1999 o los acuerdos por la Masacre de El Nilo de Diciembre de 1991 y los acuerdos de la Emperatriz de Septiembre de 2005, sino la Ley 21 de 1991 o Acuerdo 169 de la OIT. La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas debe convertirse en Ley y ser acatada. Pero no exigimos solamente como indígenas. El Mandato Agrario, los derechos sindicales, los servicios públicos, los derechos fundamentales, los derechos de las mujeres y su larga y dolorosa lucha: TODAS LAS CAUSAS SON NUESTRAS.

5.    Construyamos la Agenda de los Pueblos. De un país con dueños y sin pueblos a un país de los pueblos sin dueños. Caminamos desde el dolor nuestro, de 516 años de persecución y lucha sin descanso y nos comprometemos a compartir y sentir el dolor de otros pueblos y procesos. Tejido de dolor que se haga camino para reemplazar esta institucionalidad ilegítima y rancia al servicio del capital transnacional a través de gamonales, por un Gobierno Popular Sabio. Damos seguimiento a nuestro compromiso asumido en “La visita por el país que queremos” y proponemos Convocar entre todas y todos el Congreso Nacional de los Pueblos como una criatura cuyo nacimiento se anuncia a partir de esta movilización, en el que nombraremos la palabra colectiva para caminarla hacia el nuevo país posible y necesario. Planteamos nuestra vocación de sumarnos a los logros del resto de los pueblos de América Latina en rumbo hacia una América de sus Pueblos.

La dignidad ejemplar de los trabajadores de la caña y sus familias han iniciado esta misma marcha hace 23 días y hacemos nuestra su lucha justa contra los que se han apropiado con maniobras y violencia de las tierras más fértiles del Valle del Cauca para transformarlas en un desierto de azúcar y alcohol carburante. Quienes hemos sido despojados y quienes en ellas trabajamos sufrimos de hambre y explotación. 35 días completan hoy quienes hacen parte de ASONAL Judicial, mostrando fuerza y compromiso.

Hoy, a cuatro años del Primer Congreso Itinerante de los Pueblos, reiteramos su sentido y validez y continuamos por el camino que nos trazamos entonces. Un camino tejido desde siglos de memoria y resistencia. Hoy nosotras y nosotros convocamos la Conmoción Interior de los Pueblos por la Vida y la Dignidad y los dejamos que lean en seguida las palabras iniciales del Mandato Indígena y Popular del 18 de Septiembre de 2008:

El Desafío que nos Convoca

Con nosotros vienen los recuerdos y las experiencias de una larga historia de lucha y de resistencia. Echamos mano de nuestras identidades y de nuestras culturas para enfrentar las amenazas que ha traído cada época. Este camino no ha sido fácil. Desde la conquista y sin descanso, la arrogancia, el egoísmo, la ignorancia y el irrespeto, disfrazados de distintas maneras, han caído sobre nosotros con engaños y mentiras, con falsas promesas, con el poder de armas cada vez más sofisticadas y mortales y con instituciones, normas y leyes que nos traen miseria, explotación, dolor y sometimiento. Cada vez que llegan a atropellarnos aseguran que es por nuestro bien. En cada época hemos tenido que descubrir el engaño, unirnos y organizarnos para defendernos.

Siempre nos sirvió volver a las raíces, echar mano de la sabiduría contenida en nuestras memorias colectivas, escuchar a los mayores y acercarnos a la naturaleza para hacernos parte de la vida toda y defendernos defendiéndola. En cada época tuvimos que aprender a resistir y hacerlo de una manera diferente de acuerdo con el desafío que enfrentamos. Venimos marchando desde lejos, desde hace mucho tiempo, por el camino de la historia. Los últimos pasos que nos trajeron a este Congreso Itinerante de los Pueblos, son la etapa más reciente de esa larga historia, pero también establecen el comienzo de un nuevo camino que hemos decidido recorrer.

Con las 60.000 personas que marchamos hasta Cali y por otros caminos del país, marcharon nuestros recuerdos, nuestros ancestros, los luchadores que abrieron el camino antes y también muchas más mujeres y hombres en muchos lugares dentro y fuera de Colombia, que han reconocido el peligro, sufren el dolor y se levantan a marchar para pervivir y crear un mundo posible y necesario.

El desafío que impone esta nueva época es grande. Talvez el mayor que hayamos tenido que enfrentar en nuestra historia. Nos agrede y sufrimos un orden que está mal, que hace daño y que no sirve, eso lo sabemos y lo decimos con fuerza. No solamente están a riesgo nuestras culturas, nuestras comunidades, nuestros pueblos y familias. Es peor, la vida misma corre el riesgo de ser destruida por la ceguera de quienes se han equivocado y utilizan el mayor poder de la historia para convertir en mercancía todo lo que existe a través de su Proyecto de Muerte.

Lo que debe ser todavía no existe más que en nuestro compromiso, en la memoria de todo lo que vive y en lo que tenemos que inventarnos, sembrar y proteger para abrir el camino.

El Proyecto que amenaza la vida no respeta fronteras, por eso lo llaman globalización. Llega hasta nuestras comunidades y hasta nuestros hogares en todas partes de Colombia y del mundo. Trae la guerra, las mentiras de la propaganda con que engaña con habilidad y todo el poder de las leyes y del dinero. Viene por la riqueza de la naturaleza y por el trabajo de la gente para explotarlos y venderlos como mercancía. Los que lo controlan y toman decisiones para servir sus intereses están lejos.

Están en las directivas de grandes Corporaciones Multinacionales y en los centros financieros del mundo que se van quedando con todo. No los conocemos, no los vemos, no responden por sus actos y tienen como agentes a los Gobiernos, a los ejércitos, a las empresas e instituciones que actúan a su nombre para servirles. Nos convencen de que todo esto es inevitable.

Todo esto es difícil de ver, de entender, de resistir y de cambiar. Nos exige unidad, creatividad, inteligencia, solidaridad, compromiso, sacrificio y mucho trabajo, pero también mucha alegría y muchas ganas de vivir. Precisamente porque enfrentamos un desafío grande y distinto a todos los que nos han tocado hasta ahora, esta movilización es diferente. No salimos solamente a exigir, a reclamarle al Gobierno, a denunciar, aunque también lo vamos a hacer. Esta vez salimos a convocar pueblos, organizaciones y procesos populares.

Marchamos para expresar nuestro compromiso de unirnos y de trabajar tejiendo la solidaridad recíproca que hace falta para defender la vida. Esta vez sabemos que solos no podemos y que nos necesitamos mutuamente para entender, para resistir y para crear un país y un mundo posible y necesario. Hemos sorprendido al Gobierno, al poder, al país y al mundo porque no nos levantamos a pedir lo que es nuestro por derecho propio, en cambio, convocamos esta Minga con una propuesta para que entre todos, como pueblos, definamos un MANDATO INDÍGENA Y POPULAR que oriente el proceso para que podamos avanzar en pasos firmes y realistas desde esta realidad de confusión y muerte hasta un Plan de Vida Tejido por nosotros desde los Pueblos.

Nuestros actos reivindican el valor de la palabra. Por eso crece nuestro poder de convocatoria y la fuerza de nuestros argumentos. Por nosotros, hablan nuestros actos de dignidad y resistencia que no se detendrán. El PRIMER CONGRESO INDÍGENA Y POPULAR ha logrado con creces sus objetivos. El país y el mundo nos han escuchado. El Gobierno no pudo ignorarnos y va a tener que respetar la fuerza de nuestra legitimidad.

La palabra que traemos en paz se ha convertido en hechos que hablan por sí mismos. Los medios comerciales de comunicación, en su mayoría nos escucharon y muchos dejaron de distorsionar la verdad para transmitir nuestras propuestas. La solidaridad del mundo se hizo presente y nos acompañó. Asumimos este reconocimiento y respeto como una responsabilidad colectiva que nos obliga a avanzar por el camino y asumir el desaf&