Colombia: No hay mal que dure cien años...

2008-04-07 00:00:00

Primero aparecieron escuadrones paramilitares que perpetraron masacres como la del Naya que costó la vida a no menos de cien personas; nos quisieron someter al miedo. Luego al hospital del municipio de Suárez lo transformaron casi que en un puesto de salud que no puede atender la demanda ni las necesidades urgentes de la población; entonces nos quitaron la salud.

Posteriormente enfilaron baterías contra la educación al tratar con desdén a los docentes a la hora de contratarlos y cancelarles sus salarios; pretendieron embarcarnos en la ignorancia. Una vez dadas las condiciones con esta política de estado, concebida y desarrollada con el ánimo de desocupar a los territorios de sus pobladores, aparecieron multinacionales como Kedhada y EPSA quienes, ante la pauperización de las comunidades, le pusieron el precio que se les antojó a las tierras del Cabildo de Cerro Tijeras; de esta manera Smurfit Cartón de Colombia, por ejemplo, se hizo a no menos de quinientas hectáreas que antes producían comida para las comunidades y que ahora dieron paso a monocultivos de pino.

El indio recula pero no se entrega, por eso y con la certeza de que esas tantas hectáreas fueron adquiridas de manera irregular por la empresa, las fincas El Canadá y La Carolina son objeto del mandato de Liberación de la Madre Tierra que se viene desarrollando en el departamento del Cauca, recuperaciones que no son individuales y que corresponden al mandato de Unidad, Tierra y Cultura de los Pueblos Indígenas. Sin tierras para cultivar el hambre acecha a las comunidades.

En vista de que no han logrado romper el corazón del indio, ni con sus armas ni con sus leyes, el gobierno Uribe esgrime su más reciente estrategia: la de ofrecer recompensas por los líderes indígenas que, según él, vienen promoviendo las recuperaciones, todo lo cual nos pone en el cuadrilátero de delincuentes y condena de manera oficial la demanda ciudadana y la protesta legítima y social. A los pocos días de estas palabras y poniendo en evidencia el contubernio entre gobierno y multinacionales en detrimento del pueblo colombiano, la empresa Cartón de Colombia demandó al Cabildo de Cerro Tijeras por, según ellos, “invadir” sus fincas. ¡Quien lo creyera! -lo que para ellos es una invasión a propiedad privada para nosotros es una recuperación de terrenos que nos fueron sonsacados con argucias y engaños.

Cartón de Colombia dice que en sus veinticinco años en la zona ha realizado un invaluable aporte social. Da cuenta de obras, de escuelas, de vías, de generación de empleo, todo lo cual fue desmentido por las comunidades en una reciente reunión celebrada entre las partes en el municipio de Suárez. ¿En dónde están esas obras, de qué carreteras nos habla si nos movemos por trochas que se destrozan cuando entra su maquinaria, a que escuelas y hospitales se refiere? Nosotros no pedimos concesiones ni limosnas, le exigimos que cumpla con las comunidades. No hay que llamarnos a engaños, la zona sigue sumida en la pobreza y el olvido, todo lo cual es de interés del gobierno y de la multinacional porque así podrá seguir comprando tierras bajo sus condiciones y ampliando la nefasta frontera de monocultivos. Si bien lo anterior las comunidades seguimos dispuestas a hablar y concertar, la palabra es nuestra única arma y la razón nuestra gran verdad. Demandar al cabildo es sentenciar a su dirigencia a una muerte segura en una zona plagada de armados ilegales. Son de esperarse las amenazas y los señalamientos por lo que culpamos al presidente Álvaro Uribe Vélez y a las directivas de la multinacional por cualquier desenlace trágico.

A usted no lo reconocemos como presidente de los indios de Colombia, tampoco acatamos las leyes expedidas a favor de multinacionales por un congreso manchado con la sangre de cientos y miles de hombres y mujeres cuyo único delito ha sido la dignidad. Señor Uribe, lo invitamos a que se desmovilice, la primera víctima del odio y la amargura acumulada en su corazón es, irónicamente, usted mismo.

Cabildo Indígena Cerro Tijeras