Carta abierta al Papa Benedicto XVI

2007-05-24 00:00:00

Lima, 17 de Mayo de 2007

Señor:
Joseph Ratzinger
Papa Benedicto XVI
Ciudad del Vaticano.-

De nuestra consideración:

En su reciente visita al Brasil, usted ha manifestado que el llamado proceso de Evangelización que acompañó la invasión europea a Abya Yala, continente hoy conocido con el nombre de América, no fue violento ni significó una intromisión extraña en las creencias de los pueblos originarios.

Su formación académica y experiencia profesional nos impiden considerar que tales expresiones significan un desconocimiento de la Historia. Usted sabe que la llamada evangelización sí fue violenta. Numerosas crónicas de los siglos XVI hasta el XVIII, escritas por los propios evangelizadores, detallan los terribles crímenes perpetrados en nombre de la “extirpación de idolatrías”, primero, y por el Tribunal del Santo Oficio o Santa Inquisición, después, cuando éste hizo su irrupción en estas tierras.

De todo esto da fe, además, Fray Bartolomé de las Casas, el primer sacerdote ordenado en este continente y el único que en aquella época se atrevió a levantar la voz contra los abusos de los conquistadores contra los indígenas.

Desde la llegada misma de los europeos, los sitios sagrados de nuestros pueblos originarios fueron saqueados, sobre nuestros lugares sagrados se construyeron los templos católicos y se prohibieron nuestras ceremonias espirituales. Todo culto que no fuera el católico fue perseguido y cruelmente reprimido.

Quinientos años después, sin embargo, nuestros pueblos originarios están vivos y sus organizaciones se fortalecen. Ellos solo reclaman su derecho a ser respetados en sus creencias y formas de vida. Pero así como hace 500 años junto al saqueo original, que significó la exterminación de nuestras riquezas y nuestras vidas, fue necesario intentar exterminar también nuestra cultura, hoy la llamada globalización que pretende imponer un modelo económico absolutamente injusto en las naciones pobres, necesita ahogar todo intento de resistencia cultural. Y eso es lo que se persigue cuando se intenta negar las verdades históricas.

Es decir, así como fue cómplice del genocidio que significó la Conquista, la Iglesia Católica hoy es cómplice de esta renovada ocupación. La intolerancia ideológica es un síntoma de dominación, los modelos económicos se imponen siempre junto con las ideologías que pretenden justificarlos.

Pero, insistimos, los pueblos originarios estamos vivos, nuestras organizaciones están fortaleciéndose. Y estamos decididos a seguir luchando hasta recuperar todo aquello que la invasión europea saqueó y depredó.

La Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, CAOI, que reúne organizaciones nacionales indígenas de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú, en su Congreso Fundacional realizado en Cusco, Perú, en julio del 2006, incluyó entre sus acuerdos exigir la devolución del Korikancha, ubicado en esa ciudad del Cusco, para que nuestros pueblos originarios vuelvan a darle el uso que tuvo en la época precolombina, y ese es el pedido expreso en los actuales momentos.

Recuperar nuestros territorios, nuestros lugares históricos y sitios sagrados no significa pretender retornar a un pasado supuestamente sepultado. No es una involución. Es un proceso de construcción hacia una sociedad realmente justa, equitativa, donde se rescate la pluriculturalidad como un valor inmenso, donde se respeten los derechos de todos y la intolerancia y la persecución de toda índole –económica, racial, cultural, religiosa, etc.- desaparezca para siempre del planeta. Tal vez ese sea el Reino anunciado por el Mesías en nombre del cual se cometieron tantos crímenes. Un personaje histórico a quien nosotros sí respetamos. Y por eso también exigimos respeto.

A los Estados, los organismos financieros internacionales y las empresas transnacionales, los pueblos indígenas originarios del Abya Yala les exigimos que nos devuelvan nuestros territorios y todas las riquezas que saquearon sus antecesores, los invasores europeos del siglo XVI. A la Iglesia Católica que acompañó y acompaña ese proceso, y de la que es usted el máximo representante, le exigimos que nos devuelva nuestros sitios sagrados y que respete nuestro derecho a practicar nuestras propias ceremonias espirituales.

Atentamente,

Miguel Palacín
Presidente Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI)