CMSI: Pronunciamiento de A Latina
Intervención del caucus de América Latina y el Caribe en la
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información
Ginebra, jueves, diciembre 11, 2003
Soy Carlos Afonso, de la Red de Informaciones para el Tercer
Sector – Rits, una entidad civil de Brasil. Me dirijo a esta
audiencia a nombre del Caucus de América Latina y el Caribe
para expresar que, desde una región donde las brechas no son
solo digitales sino estructurales y donde consideramos que las
voces del sur deben ser escuchadas y tomadas en cuenta en la
CMSI para la construcción de las sociedades de la información
y la comunicación.
En base a nuestra evaluación de los documentos oficiales de
esta Cumbre, nos gustaría presentar algunas observaciones que
consideramos importantes que sean tomadas en cuenta para la
continuidad del proceso de la Cumbre. Esperamos que en virtud
de que el proceso continuará hasta Túnez, se darán las
condiciones para que los puntos ahora expresados y otros más
sean tomados en consideración como prioridades indispensables
para las estrategias de combate a la exclusión digital,
económica y social de nuestra región.
Es evidente que hay una reducción cuando se habla de *una*
sociedad de la información. No se puede reducir la
comprensión de las sociedades de la información a un solo
modelo, a una sola visión, sin considerar que en realidad hay
múltiples sociedades que deben ser respetadas en sus
particularidades culturales y históricas. Hablar de la
sociedad de la información no significa hablar de la copia
automática de un solo saber, de una sola cultura y la
dominación de una lengua. Es preciso respetar la diversidad
de culturas, de pueblos que tienen sus propias y distintas
competencias y necesidades. Por lo tanto, es sustancial
adecuar las TICs a los diversos escenarios.
En concordancia, consideramos importante para la región
combinar las mejores prácticas de las tecnologías de
información y comunicación, con las mejores prácticas de
reproducción del conocimiento de las culturas y pueblos
originarios de Latinoamérica y el Caribe, así como dar
oportunidad a que sean las propias comunidades las que
participen directamente en la definición de los proyectos que
las involucran como actores en la sociedad de la información.
Se hace imprescindible por lo tanto, que en el campo de
políticas públicas de TIC, el debate, formulación, seguimiento
y evaluación de las mismas se efectúen con participación
activa de la ciudadanía.
Así como el concepto de Sociedad de la Información debe ser
revisado, también el concepto de la sociedad civil ha sido por
demás simplificado. Si bien aparece muchas veces mencionado
el concepto como tal, sus temas y prioridades o han sido
debidamente considerados o han sido reducidos y
marginalizados. Cuando los temas prioritarios para la región,
desde el punto de vista de las organizaciones de la sociedad
civil participantes en la Cumbre, han sido mencionados, esta
mención ha sido hecha con un enfoque distinto al defendido por
las entidades civiles. Si la propuesta en esta Cumbre es
considerar a los actores de la sociedad civil como esenciales
al proceso, deben estar presentes en los documentos sus temas
esenciales, los valores que defienden, las causas por las que
luchan. Sin esta perspectiva, sin este contexto, hablar de
sociedad civil es apenas repetir palabras vacías.
El tema de medios comunitarios es uno de los ejemplos de cómo
se ha reducido una cuestión amplia, compleja y relevante para
la sociedad de la información. Los telecentros comunitarios,
que son una manifestación evidente de la incidencia efectiva
de las sociedades pobres y marginalizadas sobre los nuevos
modelos de sociedad que se construyen con ayuda de las TIC, no
están al menos mencionados.
Tampoco hay una preocupación sobre la creación de nuevos
paradigmas educativos. La sola mención a la necesidad de
reforzar la educación no es suficiente. Pensamos que es
esencial que los documentos oficiales reflejen la importancia
de la generación de nuevas formas de concebir los procesos
educativos, que tengan un carácter más inclusivo,
multicultural y por consecuencia, accesible para todos y
todas. Sin procesos educativos de esta naturaleza no es
posible hablar de la construcción de las Sociedades de la
Información.
Por otro lado, cuando se aborda el tema de la asistencia
financiera y técnica no hay ninguna mención al respeto por la
soberanía de los pueblos. Tenemos conciencia de la
importancia de la cooperación y asistencia financiera y
técnica para impulsar procesos en los países en desarrollo.
Sin embargo, el apoyo financiero debe estar orientado a la
promoción y consecución real del desarrollo, lo que implica el
respecto a la autodeterminación de los pueblos y países.
Así como la asistencia financiera debe ser entendida como
cooperación mutua, también los apoyos técnicos deben ser
entendidos como procesos de intercambio de saberes y
competencias, donde todos los actores involucrados son, al
mismo tiempo, colaboradores y beneficiados.
Con respecto a la medición de impacto de las TIC, es esencial
tener en cuenta que el impacto debe ser social. Indicadores
de conectividad sin una perspectiva de cambio social son
solamente números. No dicen nada por sí mismos.
Por otro lado, consideramos que para los países en desarrollo,
los elevados costos de gestión del trafico en la Internet
representan un obstáculo, particularmente para los sectores
sociales con menores recursos. Sin embargo, el costo de
conectividad no es compartido, pues actualmente no existe
ningún acuerdo internacional para lograrlo y ningún esfuerzo
en este sentido.
Otro problema que observamos en la región es el altísimo costo
del software propietario monopolizado por unas pocas
corporaciones. Creemos que se debe avanzar en establecer
acuerdos internacionales que posibiliten compartir los costos,
establecer un trato diferenciado para los países pobres y
adoptar y desarrollar software no propietario de fuente
abierta. También consideramos que los países en desarrollo y
sus sociedades civiles deben tener real y efectiva
participación en el gobierno de Internet y en todas las
instancias de regulación internacional tales como ICANN, OMC,
UIT y la OMPI.
Para finalizar, queremos destacar que nosotros y nosotras,
entidades de la sociedad civil de América Latina y del Caribe
participantes del proceso de la Cumbre, no nos sentimos
identificados con el enfoque adoptado en los documentos
oficiales. En estos documento se encuentra un enfoque
marcadamente mercantilista y centrado en el desarrollo de
infraestructura, dejando de lado aspectos sociales y políticos
introducidos en la visión común. Lo que creemos es que de
ésta Cumbre deben generarse documentos que estén enfocados en
el desarrollo humano, respetando los derechos humanos en todas
sus dimensiones - los derechos de las mujeres y los hombres de
todas las edades, razas, etnias, condiciones sociales,
creencias, condiciones físicas y mentales. Sin respeto por la
diversidad humana, sin compromiso con los derechos humanos y
con la construcción de sociedades justas, incluyentes e
igualitarias, no tiene sentido discutir sobre información o
tecnologías. Son los seres humanos quienes hacen las
sociedades, son los seres humanos quienes hacen la tecnología,
son los seres humanos y su derecho a una vida plena y con
calidad quienes deben ser el centro de las Sociedades de la
Información.