<b>Colombia:</b> Comunidad de Paz ante guerra sucia

2002-04-11 00:00:00

Doctor
ANDRES PASTRANA ARANGO
Presidente de la República

Doctor
GUSTAVO BELL LEMUS
Vicepresidente de la República

Doctor
ARMANDO ESTRADA VILLA
Ministro del Interior

Doctor
ROMULO GONZALEZ TRUJILLO
Ministro de Justicia y Derecho

Doctor
LUIS CAMILO OSORIO
Fiscal General de la Nación

Doctor
EDGARDO MAYA VILLAZON
Procurador General de la Nación

Doctor
EDUARDO CIFUENTES
Defensor Nacional del Pueblo

Doctor
CAMILO GOMEZ
Alto Comisionado de Paz

Ref: Comunidad de Paz de San José de Apartadó

Reciban un respetuoso saludo.

Como hace cinco años, como hace tres años, las semanas de pasión y de
resurrección se han convertido en experiencia dolorosas, traumáticas y
de terror para la Comunidad de Paz. La muerte violenta ejercida en
acciones militares encubiertas y clandestinas continúa su curso bajo el
pretexto de acciones contrainsurgentes; la venganza como retaliación a
derrotas o confrontaciones militares en una zona en guerra pretende ser
el argumento justificatorio; la ambientación contra la Comunidad de Paz
y sus acompañantes permanentes nacionales e internacionales e incluso
contra la Comunidad Internacional sigue su curso, sin que nadie desde el
Gobierno Nacional con vehemencia contradiga o exprese la legitimidad de
la organización de la población civil.

Ahora, no fueron actos de persecución indiscriminados con bombardeos,
saqueos de casa por casa, o asesinatos de hombres; el sábado 30 de
marzo, las víctimas fueron dos mujeres, una de ellas, ORFILIA SÁNCHEZ,
logró escapar luego de haber sido retenida, la otra, GILMA GUERRA
GRACIANO, fue asesinada en total estado de indefensión por sus
victimarios, y días más tarde, ayer fue asesinado FERNEY ALVAREZ,
conductor al servicio de la Comunidad de Paz; ahora no es el retén
visible como en el año 1.997 en la Comandancia del General RITO ALEJO
DEL RIO, ahora es vestidos de civil con armas cortas entre plataneras o
en “Tierra Amarilla”, con sistemas de información más simples a través
de celulares, con movilización rápida a través de motos y carros, con la
seguridad, con la certeza que no serán perseguidos.

* El 20 de febrero a las 14:15 hora local, entre 15 y 20 soldados del
Ejército Nacional llegaron a la casa de ENADIS LUGO, ubicada a 15
minutos del casco urbano de San José de Apartadó. Los agentes
estatales preguntaron por ella con nombre completo y dando el número
del documento de identidad a su marido que se encontraba en ese
momento. El esposo de ENADIS acude a un miembro del Consejo Interno
de la Comunidad y le expresa que esto sucedía por la declaración que
su esposa había dado, 7 días antes, a los funcionarios del Estado.
Por los riesgos para sus vidas, la familia de ENADIS se vio obligada a
abandonar su casa y finca.

* El 1 de marzo de 2002 hacia las 14:15 hora local en el municipio de
Apartadó, a dos kilómetros del barrio el Mangolo en el sitio conocido
como “Tierra Amarilla”, dos hombres, armados de fusil, se aproximaron
en un vehículo particular. En ese punto detuvieron un colectivo que
se dirigía hacia San José de Apartadó. Uno de ellos estaba
encapuchado y el otro era el reconocido paramilitar apodado HELIODORO
BENITEZ “Torolo”. Obligaron a las personas a bajar del vehículo y se
apropiaron de dos de los mercados que llevaban los pasajeros. Los
paramilitares manifestaron que habían convocado a todos los
comerciantes de San José de Apartadó a una reunión en noviembre y que
no habían asistido, que ya sabían lo que les podía pasar, que
controlarían los alimentos en el terminal de transporte y en este
retén. Anunciaron nuevamente que entrarían a San José de Apartadó En
el vehículo se transportaba una religiosa acompañante de la Comunidad
de Paz, le revisaron el bolso y le preguntaron si era misionera,
dejándola seguir.

* Miércoles 27 de marzo, hacia las 6:30 hora local nuestra Comisión
conoció que en cercanías de San José de Apartadó se escucharon
disparos de fusil y metralletas, al parecer en los sitios de La Balsa
y Caracolí, información que fue reportada a la autoridad competente
para su conocimiento.

* Sábado 30 de marzo: hacia las 10:45 hora local desde Apartadó partió
hacia el perímetro urbano del corregimiento de San José de Apartadó,
un automotor de transporte público “Bus Escalera” con dos personas y
el conductor, con carga de gaseosas y un mercado de $ 500.000 (U.S $
210).

Hacia las 11:00 hora local, otro vehículo pequeño de servicio público
atravesó el retén militar, que según versiones de testigos, se instaló
30 minutos antes en el barrio Mangolo de Apartadó – en el punto
conocido como el cruce del Tigre-. Durante este lapso de tiempo,
testigos vieron departir a agentes estatales –militares- con tres
civiles armados dentro la estrategia paramilitar, entre ellos
HELIODORO BENITEZ, conocido como “Torolo”. Los armados se movilizaron
minutos después en un campero de color rojo y se aparcaron al lado de
una moto ubicada a 40 metros del retén militar, en donde estaba otro
integrante de los civiles armados.

A la altura del sitio conocido como “Tierra Amarilla”, el bus escalera
fue detenido por dos paramilitares armados vestidos de civil quienes
expresaron: “nosotros ya advertimos que quien trajera comida lo
matamos. Se devuelven hacia Apartadó, más adelante les salen dos de
los nuestros los esperan para que vayan a hablar con el jefe”. Los
armados se comunicaron por radio y celular y dijeron al conductor:
“devuélvase ya, que ahí viene el otro carro, y cuidado con decirle
algo al “chivero” (pequeño vehículo de servicio público). El bus de
escalera se regresó hacia Apartadó.

A las 11:25 hora local un nuevo “Chivero” conducido por REYNEL DE
JESUS ALVAREZ, en el que se transportaban una religiosa de la Iglesia
católica y dos integrantes de la Comunidad de Paz, ORFILIA SÁNCHEZ Y
GILMA ROSA GUERRA GRACIANO, llevando el mercado comunitario para la
guardería infantil, se detuvo en el retén militar. Allí uno de los
uniformados de la Brigada XVII le expresó al conductor: “¿Será que más
adelante si los dejarán pasar?”. El conductor preguntó al militar:
“¿Acaso es que están en el camino?”, -refiriéndose a los civiles
armados-, sin recibir respuesta alguna. Luego de revisar las facturas
les dieron la orden de seguir.

Cuatro minutos después el “chivero” se cruzó con el bus “escalera”
cerca del sitio conocido como “Tierra Amarilla”, al observar esta
situación y esperando que los armados dentro de la estrategia
paramilitar se retiraran, la religiosa y las integrantes de la
Comunidad de Paz se hicieron a un lado de la carretera. El bus de
“escalera” acatando la orden de los armados continuó de largo, luego
de cruzar el retén militar, aproximadamente a 40 metros, les abordó un
paramilitar, que se encontraba al lado de una moto de alto cilindraje
color azul oscuro y al campero rojo estacionado, se subió al bus
“escalera” obligándolo a dirigirse hacia Currulao por la carretera
principal entre Apartadó y Turbo. Tres motos, cada una con dos
armados dentro de le estrategia armada, se hicieron delante del bus
“escalera”; en una de ellas el parrillero era HELIODORO BENITEZ, las
otras dos motos siguieron detrás del automotor, uno de los parrilleros
llevaba la cara tapada.

Por el corregimiento de Riogrande, luego de cruzar cerca de una estación
de gasolina que se encuentra a la orilla de la carretera, un minuto
adelante se encuentran un billar y una cafetería. Allí obligaron a
detenerse el vehículo y aparecieron más integrantes de los civiles
armados que obligaron a las dos campesinas a bajarse del vehículo; uno
de los armados con la cara tapada se identificó como el Comandante y
expresó: “nosotros y los militares estamos muy berracos” (...) “ahora si
vamos a acabar con San José y con esa h.p. comunidad” (...) “la
guerrilla nos mató un compañero, también dos soldados, y eso lo tienen
que pagar caro” (...) “ahora si se van a acordar de nosotros, a punta de
bala y de hambre vamos a acabar con esa h.p. comunidad guerrillera”
(...) “ya tenemos una lista y datos muy concretos para atacar y acabar
esa comunidad”.

Después de estas amenazas, obligaron al conductor del carro de la
gaseosa a seguir las tres motos; solo quedó con las pasajeras HELIODORO
BENITEZ “Torolo”, quien las hizo ingresar al lugar y 10 armados vestidos
de civil con armas cortas que se ubicaron alrededor del establecimiento
público. HELIODORO BENITEZ las increpó, les reiteró las amenazas: “esa
comunidad es guerrillera. San José ahora si se jodió” (...) “no vamos a
dejar pasar mercados” (...) “nosotros trabajamos juntos, miren el
operativo, tenemos el respaldo y la fuerza militar para acabar con la
comunidad” (...) “esas organizaciones que están allá solo denuncian a
los militares y a los paras, pero que no han denunciado la muerte de un
compañero nuestro que mató la guerrilla, ni de los militares que asesina
la guerrilla” (...) “A ustedes, no las vamos a matar porque no aparecen
en la listas”. Agregó el armado vestido de civil “lleven el mensaje a
toda esa Comunidad, ahora si estamos berracos, van a saber quienes somos
nosotros, no se les olvide que tenemos todo el respaldo militar para
hacer cualquier acción” (...), “el que se atreva a llevar mercado se
muere”.

A eso de las 14:30 hora local, regresó el bus “escalera” sin la carga,
seguido de una moto con dos armados vestidos de civil expresando: “ya
los pueden dejar ir, el ya revisó todo y pueden pasar”; inmediatamente
el conductor y las pasajeras se fueron del lugar.

Mientras todo esto ocurrió, las dos integrantes de la Comunidad de
Paz, la religiosa de la iglesia católica y el conductor que se
encontraban sobre la orilla de la carretera fueron abordadas por dos
hombres vestidos de civil, quiénes 30 minutos antes, habían recibido
la información de la circulación del “chivero” camino a San José de
Apartadó.

A eso de las 12:00 del día, los dos hombres se movieron a pie hasta
donde se encontraban la religiosa, las integrantes de la Comunidad de
Paz y REYNEL y les preguntaron: “¿Por qué están parados? ¿Se les varó
el carro?” REYNEL les respondió: “la verdad vimos que al carro de
gaseosa lo devolvieron y nos dio miedo”. Le solicitaron luego las
facturas, requisaron el bolso de la religiosa, a las señoras les
exigieron los documentos de identidad. Una de ellas transportaba una
grabadora pequeña que le fue quitada por los civiles armados después
de insultarla. Amenazando a todos les dijeron: “el chofer y la
hermana se van, ustedes no tienen nada que ver, se van ya”. Uno de
los civiles, dirigiéndose a las dos campesinas, agregó: “Ustedes se
quedan con nosotros y los otros arranquen”; GILMA entonces, intentando
liberarse empieza a forcejear con los dos hombres quienes sacaron sus
armas cortas. GILMA siguió resistiéndose a sus captores, fue golpeada
fuertemente, luego, amarrada de las manos atrás, y obligada a caminar a
empujones. ORFILIA entonces logró escapar entre los matorrales. A
GILMA sus dos captores, la llevaron por un potrero, de allí la
trasladaron por la platanera que se encuentra al terminar el barrio “El
Mangolo”, cruzando el retén militar, la subieron al carro rojo que se
encontraba estacionado a 40 metros del retén militar, de allí las
transportaron por la carretera principal de Apartadó a Turbo.

A las 15:00 horas se conoció que el cadáver de una mujer fue hallado en
una finca del sitio conocido como “Nueva Colonia” con dos tiros en la
cabeza. En horas de la noche se conoció que este correspondía a GILMA
ROSA GUERRA GRACIANO.

A las 19:00 horas aproximadamente ORFILIA SÁNCHEZ, quién logró
escapar, llegó al casco urbano de San José de Apartadó. Horas más
tarde ella abandonó la región por temor a ser asesinada o
desaparecida.

* Lunes 1 de abril, en horas de la mañana, entre las 7:00 y 8:00 hora
local, de acuerdo con informaciones de la región, a través de “Apartadó
Stereo” emisora local afiliada a CARACOL, se conoció un Comunicado
Público de la Brigada XVII en el que se expresó: “El Comandante de la
Brigada XVII, General PABLO ALBERTO RODRÍGUEZ LAVERDE, llamó a la
Comunidad Internacional y a las organizaciones representativas de Urabá
a rechazar y condenar la muerte de un soldado profesional y otro
regular, ocurridas en el corregimiento de San José de Apartadó en
enfrentamientos con el V Frente de las FARC. Los hechos se presentaron
en la vereda Caracolí, corregimiento de San José de Apartadó, y luego de
ser heridos fueron asesinados en estado de indefensión por los
insurgentes” (...) Agregó el locutor “la Brigada XVII insta a la
Comunidad Internacional y a sus organizaciones representativas a
rechazar y condenar los hechos lamentables, toda vez que las FARC
demuestran en acciones violentas su disposición de no permitir ni
respetar la comunidad (...).

* El viernes 5 de abril de 2002, en horas de la mañana la Comunidad de
Paz recibió información de la Diócesis de Apartadó de la ocurrencia de
un asesinato de un secuestrado o retenido por las FARC EP cerca de 20
minutos de la vereda La Unión, Comunidad de Paz de San José de
Apartadó. Al respecto la Comunidad de Paz expresó su total
desconocimiento sobre el hecho y explicó que, de haberse conocido y
realizado esta acción, dentro de las zonas humanitarias, el casco del
corregimiento de San José de Apartadó, la vereda La Unión y Arenas,
que son de Comunidad de Paz, lo hubieran comunicado y rechazado como
una violación a su principio de neutralidad.

* El sábado a eso de las 17:00 horas el Comité Internacional de la Cruz
Roja, informó a la Comunidad de Paz que los restos del asesinado se
encontraba camino a la vereda Buenos Aires, aproximadamente a una hora
del casco urbano de San José de Apartadó.

* Lunes 8 de abril, en el diario El Colombiano, página 4 D, apareció el
siguiente texto: “ASESINAN A SECUESTRADO Guerrilleros de las FARC
entregaron, ayer, en zona rural del corregimiento de San José de
Apartadó, el cadáver del administrador de finca ALBERTO ACEVEDO,
secuestrado por ese grupo armado hace dos meses en la vereda Juradó,
de Mutatá. Según expertos forenses el ciudadano fue asesinado a tiros
desde el jueves pasado. El cuerpo fue llevado al municipio de
Chigorodó, en donde fue sepultado”.

* Martes Abril 09, a las 16:00 horas, aproximadamente fue asesinado el
señor REYNEL ALVAREZ, a 100 metros del sitio conocido como "Tierra
Amarilla", ubicado entre el barrio Mangolo y el casco urbano del
corregimiento de San José de Apartadó. REYNEL, conductor de un
vehículo de servicio público fue obligado a bajarse por dos hombres
vestidos de civil, con armas cortas y capuchas, quienes dentro de la
estrategia clandestina paramilitar ejercen acciones de control. Los
armados, lo maltrataron verbalmente, lo obligaron a darles la espalda,
lo acusaron “por transportador de comida para la guerrilla”, y luego
procedieron a dispararle en 5 ocasiones. REYNEL era el único
conductor de transporte público que vivía en el casco urbano de San
José de Apartadó, prestaba su servicio de apoyo en las emergencias
hacia Turbo y quien preferencialmente transportaba los alimentos de la
Tienda Comunitaria de la Comunidad de Paz

* Miércoles abril 10 a las 14:15 minutos 7 hombres vestidos de civil,
portando armas cortas que forman parte de la estrategia encubierta del
paramilitarismo detuvieron nuevamente un vehículo de servicio público en
el sitio conocido como “Tierra Amarilla”. A todos los pasajeros les
exigieron documentos de identidad.

La tragedia humana de la Comunidad de Paz, como lo retoma recientemente
un Informe del Departamento de los Estados Unidos, es la punta de
iceberg desde la que se observa el desarrollo de una estrategia armada
encubierta por el Estado contra la población civil, como se experimenta
en el Jiguamiandó, en el Cacarica, en Dabeiba y en múltiples regiones
del país, todo bajo el pretexto y la justificación de la lucha contra
las FARC EP en el escenario de una cruzada mundial contra el
“terrorismo”. Ahora la destrucción de la Población civil se ambienta no
sólo sobre la disculpa de que sus bienes materiales y humanitarios son
para la insurgencia armada, sino que las derrotas militares obedecen al
actuar coherente con base en los principios de la Comunidad de Paz, o
como se colige a la labor de los organismos humanitarios que no dicen,
que no se pronuncian. Despropósito infundado, excusa sin justificación
y fundamentación de fondo, pretexto o ambientación que anuncian lo que
viene.

Los testimonios recibidos muestran que la gestación y crecimiento de los
atentados a la integridad física y personal de los integrantes de la
Comunidad de Paz no se pueden entender, sin la omisión, la complicidad,
la anuencia, la aquiescencia y la articulación de las instituciones
estatales. Pero más allá de ese accionar cohesionado en lo militar, que
pretende desarrollar crímenes perfectos desde su perpetuación, el
silencio, la complicidad, la ausencia de investigaciones serias y
exhaustivas, basadas más que en nuestras Constancias y Censuras, en el
polo de los victimarios, todos ellos conocidos por los medios de
información o actuando con toda libertad en Apartadó, Turbo, Riosucio,
Necoclí, allí están las pruebas objetivas y reales, las de fondo y las
contundentes, pues los testimonios no son suficientes a pesar de su
contundencia para esclarecer y sancionar, pues quedan al libre arbitrio
de quien en la justicia interprete.

En sus despachos nuestra Constancia y Censura Moral ante el evidente
despedazamiento de los principios formales del Estado de Derecho, ante
la ausencia de medidas administrativas y políticas que expresen con
claridad y con prontitud que existe una Política efectiva de Derechos
Humanos. A la luz de la verdad real de las víctimas o de quiénes hemos
sido testigos religiosas, religiosas, y misioneros, la comunidad
internacional que ha estado presente por horas por tiempos cortos en la
Comunidad de Paz, es claro que las estructuras criminales que se han
construido, desarrollado y consolidado como mecanismo de control y de
represión en el Urabá antioqueño desde 1.991, siguen siendo las mismas
que han generado estos nuevos atentados irreparables, esta dinámica de
atentados con nuevas formas de atentados contra la Población civil desde
1.996, con nuevos mecanismos del crimen y del bloqueo económico, con
nuevas formas de persecución y de destrucción de proyectos de vida, que
hoy además del terror, tienen a la Comunidad de Paz a las puertas de un
nuevo desplazamiento o de la destrucción de su propuesta como Población
Civil.

Los hechos de los que dejamos Constancia, no son más que un angustioso
llamado a que cese tanta represión, es un grito de ¡Basta Ya!! A
ustedes, quiénes en cuya autoridad y capacidad reposa la posibilidad de
evitar nuevos daños irreparables, de rectificar y de ordenar una
institucionalidad maltrecha y desvencijada por estruc