Contra el G-8 y la globalización de la miseria

2001-07-23 00:00:00

A los gobiernos del mundo
A la sociedad civil nacional e internacional:

A principios del año, en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, Brasil,
cientos de organizaciones sociales y miles de personas provenientes de todo
el planeta convinieron un plan de movilización ciudadana para contrarrestar
la globalización capitalista neoliberal. A la globalización de la pobreza, de
la destrucción del medio ambiente, de la discriminación, de la exclusión,
decidimos oponer una globalización solidaria donde el ser humano y la
naturaleza estén en el centro de toda política de desarrollo. No sólo
decidimos abrir camino hacia una Internacional de la protesta, para revelar
la verdadera cara de la globalización actual y permitir que la voz de los
miles de millones de excluidos sea escuchada, sino también hacia una
Coordinación mundial de la propuesta por un mundo más justo.

Hoy, desde México, nos unimos a los movimientos sociales del Sur y del Norte,
y a las miles de personas que convergen hacia Génova, Italia, donde se
celebra la reunión anual de los ocho países más poderosos del mundo, el G-8.
Nuestra intención es derrotar sus pretensiones de imponerse como actores
principales para gobernar al mundo. Denunciamos que ocho hombres, al servicio
de las grandes corporaciones y del capital financiero, pretendan decidir del
destino de todas las naciones y pueblos del planeta.

Las decisiones que ahí se toman a puerta cerrada son totalmente anti-
democráticas como ha venido sucediendo en los demás espacios de poder mundial
tales como el Banco Mundial, el FMI, las bancas regionales, la OMC, entre
otros, carecen de transparencia y de legitimidad. Rechazamos esta forma de
hacer política y exigimos democracia participativa.

Mientras el G-8 y sus semejantes hablan de desarrollo en términos de comercio
libre y de crecimiento económico, nosotros y nosotras hablamos de comercio
justo, y defendemos que el crecimiento económico no garantiza el derecho de
todas y todos a una vida digna si no lo acompañan medidas contundentes de
repartición de la riqueza al interior y entre los países.

Reiteramos el rol central que debe asumir cada Estado para asegurar la justa
repartición de los beneficios del crecimiento económico, y denunciamos el
forzoso desmantelamiento de los aparatos estatales que el G-8 entre otros han
estado y siguen impulsando.

Tras sufrir los programas de ajuste estructural ahora la Organización Mundial
del Comercio dirigida en función de los intereses de las élites políticas y
económicas mundiales, ha conducido a un nuevo tipo de colonialismo económico.

La reestructuración de la economía preconizada por el modelo de desarrollo
neoliberal ha transformado el necesario equilibrio entre capital y trabajo a
favor del primero. La flexibilización de la mano de obra, la creciente
precariedad laboral, el deterioro de las condiciones de trabajo, la ofensiva
orquestada en contra de las organizaciones de trabajadores, sume a franjas
enteras de las poblaciones en una espiral de subsistencia.

Para las mujeres, el libre mercado conduce al aumento de la pobreza y las
desigualdades, entre los géneros tanto en el Norte como en el Sur. El valor
social que producen con su trabajo doméstico y comunitario, crea y mantiene
una infraestructura social que aprovechan las empresas para sur actividad y
enriquecimiento. Las estructuras de empleo dependen en muchos casos del
trabajo de las mujeres, que a la vez subsidia a la empresa y sus ganancias,
sin obtener beneficio alguno.

La profundización del liberalismo económico en el campo y la mayor
concentración de la propiedad de la tierra en manos de las agro-industrias
han conducido a la agudización de la pobreza del campesinado a la migración
de estos hacia otros lugares. El modelo actual cuestiona la soberanía y
seguridad alimentaría tanto de las familias como de nuestros países.

La presión del mercado internacional ha supuesto un uso insostenible de los
recursos naturales, desgastando las bases ecológicas del planeta. Desde los
acuerdos de Kyoto los Estados Unidos siguen sin ser un modelo de referencia.
Rechazamos la colonización de la vida misma, mediante la apropiación y
manipulación de nuestro patrimonio ambiental y genético. Es necesario
construir un proceso de desarrollo sustentable que incluya la dimensión
humana.

No contentos de que la lógica del dinero, haya conquistado aspectos enteros
de nuestras vidas, en la OMC y en otros recintos excluyentes se pretende
convertir en negocio aquellos servicios públicos esenciales a una vida digna.
La iniciativa de la creación de un Fondo Mundial de la Salud debe abandonar
la tendencia actual asistencialista y satisfacer el acceso de todos y todas a
las necesidades básicas, pasando por políticas públicas y programas sociales
de corte universal.

Seguimos exigiendo una suspensión sobre las negociaciones de la OMC hasta que
se realice un balance exhaustivo e imparcial de los resultados de la última
ronda.

La deuda externa de los países se ha convertido en un lastre que impide su
desarrollo. Consideramos que la deuda ya ha sido pagada más de una vez.. No
queremos de un alivio, sino su condonación.

Así mismo, exigimos la implementación de mecanismos concretos para revertir
el dominio del capital especulativo sobre el capital productivo, para tal
efecto, demandamos la aplicación de un impuesto sobre las transacciones
financieras internacionales y exigimos una reglamentación sobre las
inversiones directas con el fin de garantizar que la mayor parte de la
riqueza generada se quede en las manos de las comunidades anfitrionas.

Confirmamos nuevamente el descontento social y reivindicamos nuestro derecho
a la protesta, a la propuesta y a la participación ciudadana. Repudiamos los
múltiples dispositivos policíacos y militares que el gobierno de Italia ha
establecido para aislar los jefes de estado del G-8, e impedir que la voz de
los excluidos sea escuchada. Condenamos toda la represión en la cual puedan
incurrir las fuerzas del "orden" ante las actividades y manifestaciones
populares del Foro Social de Génova.

Nos levantamos unidos contra la globalización de la miseria y la exclusión
que las políticas del G-8 generan. Exigimos la supremacía de los derechos
económicos, sociales y culturales sobre la ley del dinero y la lógica del
mercado.

Demandamos:

- Democracia y transparencia

- Prioridad a la salud y la educación frente a otros gastos de prestigio;

- Mayor énfasis en el mantenimiento de la soberanía alimentaria;

- Reconocimiento de las mujeres como productoras de bienes y servicios -
Equilibrio entre lo social y lo económico, con fines a erradicar las
desigualdades, en particular las de género, que amenazan la participación
económica, política y social

- Reafirmación del papel central del Estado en la defensa y promoción de los
derechos humanos frente el capricho del mercado;

- Creación de empleos de calidad, y reconocimiento del trabajo no remunerado;

- Ratificación del protocolo de Kyoto y voluntad política para aplicar los
acuerdos;

- Suspensión de las negociaciones de la OMC;

- Un impuesto global sobre las transacciones financieras internacionales; -
Condonación completa de las deudas externas

México, D.F. 20 de julio del 2001.

¡Otro Mundo es Posible!

Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio, Desobediencia Civil,
Solidarite 401, GEM, CIOAC, UNORCA, Ce Acatl, Convergencia Socialista-PRT,
Espacio de la Sociedad Civil, Movimiento Ciudadano por la Democracia, CAI,
Equipo Pueblo, ANIT, Frente Auténtico del Trabajo, Secretaría de Movimientos
Sociales del PRD, Unión de Juristas de México, RIZOMA, El grito de los
excluidos, SEPAC Morelos, Estudiantes de Ciencias Políticas de la UNAM,
Estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología, Colectivo Brujas
Libertarias, SITUAM, Sindicato de Costureras 19 de septiembre, Red de la
Sociedad Civil.